Uno de los logros más importantes de las sociedades de nuestro tiempo ha venido siendo el aumento de la longevidad, así como la mejora de las condiciones de vida y del cuidado de la salud de la gente.
Se trata de un fenómeno de alcance universal, aunque desigualmente manifestado en la geografía mundial. Parafraseando a Karl Popper, podríamos decir que, al menos desde la perspectiva de la salud, vivimos el mejor mundo posible.
En tan crucial ámbito, España destaca como un país líder en cuestiones tan relevantes como:
- Esperanza de vida
- Extensión del cuidado de la salud
- Nivel de prestaciones médicas y farmacéuticas
- Eficiencia económica
- Trasplantes de órganos
Abuela japonesa
La esperanza de vida de los españoles se encuentra entre las mayores del mundo; sólo nos aventaja Japón. Nuestro sistema público de salud es uno de los más abiertos del mundo; su universalidad y gratuidad no tienen parangón. Mientras tanto, España se encuentra situada entre los cinco primeros países de la OCDE en: mortalidad por cardiopatía isquémica, enfermedades cerebrovasculares, cáncer de mama y de próstata, así como en indicadores complejos como los años de vida perdidos por errores médicos.
El nivel y calidad de las prestaciones médicas se corresponden con los mejores y contamos con un sistema logístico de distribución de medicamentos que garantiza su entrega en todo tiempo y lugar con una eficiencia ejemplar.
El coste de las prestaciones sanitarias, incluidos los precios de los medicamentos, son relativamente bajos. Incluso contando con innumerables ineficiencias de gestión de los recursos, los costes de la medicina en España son más reducidos ―en términos comparativos― que en la mayoría de países avanzados del mundo.
Tarjeta donante de órganos
Pocos países del mundo, y puede que ninguno de la dimensión de España, han alcanzado los logros descritos con las salvedades señaladas, lo que resulta cada vez más reconocido por los organismos internacionales especializados. Y si añadimos las experiencias españolas en materia de trasplantes, nos quedamos solos encabezando la vanguardia del cuidado de la salud a nivel mundial.
El liderazgo español reúne atributos que, si por separado son admirables, en su conjunto representan una hazaña sin par:
- Salvamos y alargamos la vida, justo lo más valioso que tiene todo ser humano.
- El acceso al trasplante no es un privilegio asociado al nivel de renta o a la notoriedad social; está regulado por exquisitas normas éticas y médicas y se lleva a cabo con criterios estrictamente rigurosos y profesionales.
- Siendo gratuitos los trasplantes, la donación de órganos es voluntaria, duplicando España la tasa media de la UE.
- La relativa abundancia de donaciones pone de manifiesto una virtud de extraordinario valor social: la generosidad y la solidaridad de los españoles.
Recientemente España ―unánimemente reconocida como “gold standard”― batió su propio récord de trasplantes con 94 intervenciones en tres días a través de 42 hospitales: todo un prodigio de coordinación logística, gestión sanitaria y cirugía altamente especializada. Habiendo comenzado en 1989, tres años después ya era líder mundial y desde siempre el mejor ejemplo de coordinación y eficiencia. De la ligereza de recursos, la correcta dimensión organizativa y la descentralización, España ha hecho virtud. Las buenas prácticas españolas también han contribuido a atajar el tráfico de órganos.
En tiempos de serias restricciones presupuestarias, el próximo desafío es gastar menos en salud sin menoscabo de la calidad. Siendo un difícil empeño, el camino recorrido invita al optimismo.
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