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jueves, 13 de abril de 2017

El mercurio: una intoxicación silenciosa ElTiempo.com

Análisis sobre los efectos de este metal en el cuerpo.

Según el Instituto Nacional de Salud, entre el 2013 y el 2015 se reportaron 1.126 casos de intoxicación.
Foto: 
Angelika Warmuth / EFE
Asesor médico de EL TIEMPO
 
Aunque no existen estadísticas completas sobre los efectos del mercurio en la población colombiana expuesta a este tóxico, según el Instituto Nacional de Salud (INS), entre el 2013 y el 2015, se reportaron 1.126 casos de intoxicación. Estos registros, tomados del sistema de salud, de entrada evidencian un significativo subregistro. No obstante, Planeación Nacional logró establecer que provenían de 18 departamentos: el 56 por ciento del país. Antioquia, con 312 casos, encabezaba la lista con más víctimas, seguido por Chocó con 218 afectados; Córdoba, con 206; Bolívar, con 167 y Sucre con 143 enfermos.
Una mirada a los municipios ubica a Ayapel (Córdoba) con el mayor número de intoxicados en ese periodo, con 139 registros que equivalen al 12,3 por ciento del total, seguido por Caucasia y El Bagre, en Antioquia con 125 y 78 casos que equivalen, respectivamente, al 11 y 7 por ciento.

En contraste con la falta de estadísticas sobre este veneno silencioso, los daños que ocasionan en el ser humano sí están definidos. Según el toxicólogo Javier Rodríguez, del Hospital San Ignacio, el periodo de vida media de este metal en el organismo es de 30 a 60 días. Sin embargo, a nivel cerebral, se pueden encontrar trazas hasta 20 años después. Tal vez por eso, el daño sobre el sistema nervioso es el más significativo, especialmente en mujeres embarazadas y niños en desarrollo. Se manifiesta con cambios de comportamiento, temblores, pérdida de la sensibilidad y cambios dramáticos en la visión y la audición. También, con la alteración en la coordinación y los cambios emocionales de quienes están expuestos por largos periodos a este veneno plateado. Lo grave aquí –dice Rodríguez– es que muchos de estos síntomas se confunden con otras enfermedades, lo que torna difícil los diagnósticos.

Pero el mercurio también compromete otros órganos, como el corazón y el riñón y se han descubierto graves afectaciones en el sistema de defensas, al punto que la exposición a este metal se ha relacionado con enfermedades autoinmunes como el lupus.

Por supuesto que síntomas menores como la pérdida del apetito, el dolor muscular y la fatiga, que igualmente presentan estas personas, usualmente son interpretados como consecuencia de la dureza del trabajo en la mina. El número de población afectada es tal que para el experto, ya es hora de que las intoxicaciones por mercurio tengan un espacio específico en el sistema de salud. 

Para Hernando Nieto, presidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública, la información disponible es apenas una pequeña muestra de la verdadera dimensión de este problema en términos sanitarios, dada la carencia absoluta de sistemas de información, de reporte y de unas rutas específicas de atención y seguimiento focalizados en todas las zonas afectadas por la minería ilegal. 

Jesús Olivero Verbel en su documento ‘Efectos de la minería en Colombia sobre la salud humana’ explica que este proceso es realizado utilizando mercurio elemental que se evapora y es inhalado directamente por los mineros, por lo que los ‘amalgamadores’ son los más afectados en esta cadena productiva. Cerca del 80 por ciento se absorbe a través de los pulmones y desde allí es distribuido a todos los órganos del cuerpo, asegura Verbel. Según dice, de manera silenciosa el veneno llega directamente al cerebro que, junto al riñón, son los órganos más afectados.

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