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sábado, 3 de junio de 2017

Jóvenes, la edad milagrosa granadahoy.com

MARILÓ MONTERO

Hay que evitar, dicen los jóvenes, que vuelvan a producirse los cultivos ilegales

Los bebés protegidos por los brazos de sus madres rompieron a llorar por culpa de los desgarradores gritos que los adultos proferían al ver cómo ardía su hermoso valle del Cauca. Esa tierra colombiana está bendecida por un suelo en el que abunda una rica agricultura regada por una de las más importantes cuencas hidrográficas del mundo. Con esa agua dulce, que se potabiliza para el consumo humano, se riegan miles de hectáreas de verdes montañas en las que crecen plantas, animales, pájaros, hongos, diferentes variedades de microorganismos, ecosistemas encargados de que formen diferentes especies y los paisajes en múltiples regiones. Toda esa cuenca hidrográfica que influye en el proceso de la naturaleza y en la socioeconomía de la población de más de 300 localidades quedó carbonizada en 2015 por uno de los incendios más devastadores de su historia.
Fueron, los jóvenes Óscar Fernández Hoyos, Yecid Alcíbar Córdoba, Martha Timana Imbachi junto con Aymer Giménez, docente del Programa Conjunto del Fondo ODS (Colombia), quienes tuvieron la valentía al tomar la iniciativa de recuperar las fuentes de agua, las cuencas de agua, de reforestar sus montañas, de enseñar a los hombres y mujeres a dosificar la tala de árboles y controlar el exceso de fertilizantes. El objetivo para ese bendito Valle, el del Cauca, era hacerlo revivir a base de viveros. Si los pudieran ver son como grandes incubadoras donde hay diminutas macetas de tierra fértil. De cada una emerge una pequeña planta verde, que es cuidada bajo plásticos junto con otros cientos de minúsculos árboles y demás especies que con los meses serán trasladadas a diferentes regiones que sufrieron la devastación. Se retiran las cenizas. Se barren los residuos donde estuvieron las antiguas riquezas. Y se escava hasta volver a encontrar el suelo fértil para empezar a sembrar en orden. Hay que evitar, dicen los jóvenes, que vuelvan a producirse los cultivos ilegales, que éstos estén regulados dentro de las comunidades indígenas y campesinas. El gran pacto territorial por el agua, el Programa Conjunto en Colombia de Fondo de Naciones Unidas, reunió a 300 representantes de administraciones locales, juntas comunales, juntas de acueductos comunitarios, comunidades campesinas e indígenas y del sector educativo en torno al taller Gestión Integral del Agua en el Macizo Colombia. Reflexiones e Imaginario ha logrado que tanto bebés como adultos pueden estar tranquilos porque sus jóvenes velan por su seguridad.

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