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lunes, 26 de junio de 2017

Las Reservas Naturales Fluviales, una figura eficaz de conservación para nuestros ríos elhuffingtonpost


EFE
Imagen del río Estena, una Reserva Fluvial Natural del centro peninsular

Los ríos son probablemente los ecosistemas más afectados y transformados por la acción humana en nuestro país. Las distintas actividades desarrolladas en el medio y el uso que se hace de los recursos hídricos, han supuesto presiones y amenazas que han transformado y deteriorado los ecosistemas fluviales. Regulaciones de caudales mediante la construcción de presas, la degradación o desaparición de los bosques de ribera, los vertidos de aguas contaminadas, las transformaciones y ocupaciones del suelo ribereño o los procesos de urbanización, encauzamientos y canalizaciones son algunas de las agresiones que soportan la mayor parte de los ríos en nuestro país.
La Directiva Marco de Aguas obliga a los Estados a la consecución del buen estado de todas las masas de agua naturales mediante su protección, mejora o regeneración (artículo 4), por lo que la conservación ambiental de nuestra red fluvial estaría garantizada. Sin embargo, la realidad es bien distinta, no solo en lo referente a los ríos, sino a la conservación del medio ambiente en general, al menos en España. Además sobre nuestros ríos se ciernen para los próximos años varias amenazas, algunas especialmente graves. En primer lugar está el crecimiento de las demandas. Según los planes hidrológicos recientemente aprobados, en España hay actualmente 4.073.654 hectáreas de regadíos. Según los mismos planes, está previsto para los próximos años la creación de 687.686 nuevas hectáreas de regadío. Ello va a suponer un incremento neto de aproximadamente el 10% del consumo total actual de agua.
En segundo lugar está el incremento de la temperatura global. Estudios realizados por diferentes entidades confirman una importante reducción de los caudales de nuestros ríos en los últimos años. La actual tendencia apunta a que para 2021 habrá una media de un 20% menos de recursos hídricos de los que había a mediados de los noventa como consecuencia del cambio climático. Además, al tratarse de un valor medio, es previsible que esta reducción sea bastante mayor en determinadas regiones, con lo que ello conlleva.
En definitiva, para los próximos años se prevé una reducción de los recursos hídricos disponibles de un 20%, a la vez que se incrementan las demandas en un 10%, lo cual nos lleva necesariamente a una situación de insostenibilidad hídrica en una buena parte del país, lo que va a producir en los próximos años una mayor presión sobre los ríos y los ecosistemas fluviales.
Son pocos los tramos fluviales que actualmente no sufren algún tipo de alteración humana.
Por todo ello, el proceso de deterioro ambiental generalizado que están sufriendo los ecosistemas fluviales es previsible que se agudice en los próximos años, lo que hace necesario el establecimiento y aplicación de medidas y figuras de protección adicionales, que puedan asegurar el mantenimiento de la calidad ambiental y de las características hídricas y morfológicas de los cursos fluviales escasamente alterados. En este sentido, la figura de Reserva Natural Fluvial, establecida en el artículo 42 de la Ley de Aguas, es la figura adecuada para ejercer eficazmente esa labor de blindaje normativo adicional a lo establecido por la Directiva Marco del Agua, para garantizar el mantenimiento del estado ecológico de nuestros mejores ríos.
Son pocos los tramos fluviales que actualmente no sufren algún tipo de alteración humana. La creación de la figura de Reserva Natural Fluvial supone una oportunidad para la conservación en los próximos años, de los últimos tramos de ríos con un alto grado de naturalidad que todavía subsisten en nuestro país y, en último término, una esperanza para su preservación en el futuro. Efectivamente, pues aunque se trata de tramos fluviales ahora bien conservados y en la mayoría de los casos libres de amenazas palpables e inminentes, es muy posible que, con el escenario hacia el que caminamos, en pocos años se puedan ver gravemente amenazados. Para entonces, estamos convencidos de que la figura de reserva natural fluvial resultará una herramienta esencial y eficaz para frenar esas actuaciones y garantizar la preservación de estos ríos para las generaciones venideras. En este sentido, es urgente la creación del Catálogo Nacional de Reservas Naturales Fluviales, así como que se incorpore al mismo todos los cursos fluviales que todavía están bien conservados, pues, al paso que van las cosas, todo apunta a que puede convertirse en los próximos años en el Arca de Noé de nuestros ríos naturales.

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