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martes, 27 de junio de 2017

Los niños en el mapa de la pobreza granadahoy.com

                                                              TRIBUNA ECONÓMICA


GUMERSINDO RUIZ

En este mundo de informaciones efímeras la publicación por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de los indicadores urbanos de 126 ciudades españolas seguirá manteniendo interés a medida que se vaya analizando la valiosa información que contiene. Hasta ahora se ha usado para destacar aquellas poblaciones o barrios cuya renta media por hogar, calculada a partir del impuesto sobre la renta, son relativamente pobres. No es una sorpresa que algunos municipios turísticos con cierto "glamour" se clasifiquen como pobres, ya que las personas que les dan vida no viven en ellos y declaran el impuesto en otro sitio. Hay otros casos, como Málaga, que pese a su pujanza reciente es la que menos renta por hogar tiene de las diez principales ciudades españolas. Estos datos no tienen en cuenta cuestiones como las prestaciones sociales o el coste medio de vida en relación a la renta media, y deben utilizarse con prevención para extraer conclusiones.
Siempre he visto con interés los trabajos que profundizan en los datos, y sacan conclusiones prácticas para una política. La semana pasada asistí a la lectura de la tesis doctoral de Carmen Blanco Arana sobre la pobreza infantil. Es un trabajo muy formalizado matemáticamente, y con una gran sensibilidad social, en la línea que imprimen en Andalucía los profesores Salvador Pérez Moreno y Elena Bárcena Martín, codirectores de esta tesis. La primera parte aborda la mortalidad infantil en el mundo y la conclusión principal es que el producto bruto por habitante es la variable más significativa, de manera que las situaciones peores se dan cuando se cae en las crisis; sin embargo, no se observa una mejora rápida y simétrica cuando la economía crece. Junto a ello, las políticas concretas dirigidas a paliar este drama son las que surten más efecto. Esta última idea es muy interesante porque en la segunda y tercera parte de la tesis, dedicada a la pobreza infantil en la Unión Europea, y la persistencia de esa pobreza, se llega a la conclusión de que las medidas generosas y muy concretas son precisamente las más eficaces, más que las generales -como puede ser una renta básica-. La educación, edad, hogares monoparentales, enfermedad, situación laboral, dan lugar a situaciones peculiares en contextos geográficos específicos; así como la cobertura de necesidades básicas: vivienda, educación, sanidad, alimentación... marcan situaciones de pobreza absoluta y relativa.
Este trabajo, de valor científico y de compromiso social, ilumina también las posiciones políticas actuales en España y en Andalucía sobre la pobreza infantil; una orientación liberal compasiva tiende a dar soluciones generales que se apoyan en el crecimiento del producto de la economía y el empleo, en la confianza de que así mejorarán las situaciones de pobreza. Otra orientación radical enfoca la política hacia acciones igualitarias, que también son genéricas: renta básica, gratuidad y libre acceso a prestaciones sociales. Sin embargo, para mí la verdad está en socorrer sin excusas a los más vulnerables, al tiempo que se fijan objetivos y se ponen exigencias a todos para construir una sociedad próspera donde haya igualdad real de oportunidades.

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