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sábado, 23 de septiembre de 2017

Nueve trucos para guardar las sobras de alimentos en perfecto estado elhuffingtonpost

Puede suponer la diferencia entre volver a disfrutar de una comida sabrosa o pasar un par de días mirando de cerca la taza del váter.


BRAVISSIMOS VIA GETTY IMAGES
Almacenar las sobras del plato de forma adecuada puede suponer la diferencia entre volver a disfrutar de una comida sabrosa o pasar un par de días mirando de cerca la taza del váter.
Si no tienes ni idea de cuánto tiempo tarda el arroz que ha sobrado en pasar a ser incomible o no estás seguro de si es conveniente meter la comida caliente directamente al frigorífico, los expertos de la cadena comercial de alimentos Musclefood.com tienen unos cuantos consejos que darte para guardar las sobras y servirlas sin poner en riesgo tu salud (y la de quienes están a la mesa contigo).

1. Los plazos de tiempo

Como norma general, las sobras tienen que guardarse en el congelador o en el frigorífico en un plazo de dos horas después de haber sido cocinadas para evitar la proliferación de bacterias peligrosas.

2. Los utensilios adecuados

Conviene almacenar siempre las sobras en envases herméticos. Si son poco profundos, mejor, pues así se enfriarán antes.

3. La temperatura

La mayoría de la gente cree que hay que esperar a que la comida se enfríe un poco antes de meterla al frigorífico, pero, de hecho, es mejor al contrario. Aunque esté caliente, normalmente es mejor meter lo que haya sobrado al frigorífico lo antes posible para prevenir la proliferación de bacterias.
Las sobras deberían guardarse por debajo de 5 grados y ser recalentadas a más de 60 cuando se vayan a comer. Cualquier temperatura que no cumpla esas condiciones es una zona de peligro, ya que es la temperatura perfecta para que se desarrollen bacterias peligrosas.

4. El arroz

El arroz puede ser una sobra peligrosa, ya que es capaz de provocar intoxicaciones alimentarias graves si no se recalientan a la temperatura adecuada.
A diferencia de otros alimentos, el arroz debería guardarse en el frigorífico o en el congelador en un plazo de una hora y puede aguantar entre 4 y 6 días. Cuando lo recalientes, asegúrate de deshacer los trozos apelmazados grandes para que se caliente de forma uniforme y, sobre todo, que esté a más de 60 grados cuando lo sirvas.

5. El pan

Hay poco que puedas hacer para mantener en buenas condiciones el pan que te haya sobrado si lo guardas en el frigorífico, pero si lo metes en una bolsa reutilizable en el congelador, puede mantenerse comestible durante varios meses.
Si tienes una barra de pan duro, salpícala con agua y métela al horno a baja temperatura. Volverá a estar como nueva.

6. La pasta

Las sobras de pasta pueden aguantar entre tres y cinco días en el frigorífico y hasta ocho meses en el congelador. Un consejo es echar algo de aceite de oliva en la pasta antes de almacenarla al vacío para prevenir que se apelmace.
Trata de no pasarte en la cocción si vas a congelar las sobras, o estarán demasiado pastosas cuando las recalientes. Una vez fuera del congelador, déjala reposar un poco antes de empezar a recalentar la pasta.

7. La carne

Independientemente de si es blanca o roja, la carne puede aguantar en el frigorífico un máximo de dos días. Asegúrate de recalentarla bien, a más de 75 grados, antes de servirla.
La carne que mejor soporta el congelado es la que se ha cocinado en alguna salsa, como las albóndigas o los guisos. Los trozos de carne sin salsa se secarán al congelarlos y descongelarlos, mientras que la que esté en salsa mantendrá su textura.

8. La verdura

El truco con las sobras de verdura es dejar que se enfríen a temperatura ambiente antes de envasarlas y guardarlas en el frigorífico. Una vez refrigeradas, hay que consumirlas en un plazo de dos días. Si las vas a congelar, lo más conveniente es escaldarlas primero. Una vez hechas, pásalas por agua helada brevemente para detener el proceso de cocinado antes de escurrirlas y guardarlas en una bolsa para congelador.

9. El queso

Nunca guardes el queso que te sobre en un envoltorio de plástico, ya que se adherirá a sus aceites y eso afectará a su sabor. La mejor solución es rallarlo y guardarlo en una bolsa para congelador. De este modo, le costará menos tiempo descongelarse y se mantendrá durante dos o tres meses en buen estado para que lo puedas aprovechar en tus platos.

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