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viernes, 24 de noviembre de 2017

Como contrarrestar tu negatividad elhuffingtonpost

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La predisposición del cerebro hacia la negatividad es sobradamente conocida. Ahora bien, si empezamos por tenerla presente y somos conscientes de ello, posiblemente mejoraremos nuestra vida de manera más eficaz. Debemos hacer un esfuerzo deliberado y continuado para contrarrestar esa tendencia innata a la catástrofe, a lo peor, y la única forma es elegir deliberadamente lo contrario: focalizar hacia lo positivo.
El neuropsicólogo Rich Hanson señala que lo importante es talking in the good, algo así como "hablar de lo bueno". Claro está que no se trata de evitar todas las experiencias negativas (algo imposible además de poco realista), sino cambiar el "chip" y tomar otra filosofía frente a lo que nos acontece.
El cerebro está constantemente cambiando su estructura basándose en lo que piensas y sientes; los científicos lo denominan "neuroplasticidad dependiente de la experiencia". De modo que cuando nos centramos en lo bueno, nos hacemos cargo de ese proceso de creación estructural.
Estanislao Bachrach, doctor en Biología Molecular e investigador en la Universidad de Harvard, defiende la neuroplasticidad cerebral a cualquier edad, y señala que el primer paso para embarcarse a cambiar lo que no nos gusta es conocerse a uno mismo.
"No podemos controlar nuestro cerebro, pero sí gobernarlo un poco másCuesta tanto cambiar, primero, porque uno cree que no puede. Y después cuesta porque tiene que ver con un aprendizaje que comportará fracaso en el camino. Y fundamentalmente porque en el proceso de cambio hay dolor, y no nos gusta el dolor".
Lo que favorece el "no-cambio" es no querer fracasar, resistirse a pasarlo mal, a hacer el ridículo... Todo proceso de cambio es un trabajo muy personal, y si estamos pendientes de la opinión ajena, no nos atreveremos a hacerlo. Lo que pasa es que esta sociedad vende el cambio como algo divertido y fantástico: "¡Cambia de vida! ¡Reinvéntate! ¡Empieza de cero!" Pero no es así. En absoluto. Y al chocarse con la realidad, con el esfuerzo y las resistencias, el cerebro dice: "¡Esto no me gusta, no me entretiene! ¡Es muy complicado! ¡Lo estoy pasando mal!". Bien. Como ya sabemos que era la reacción esperada, es el momento de dirigir nuestro comportamiento: llevar nosotros las riendas, en lugar de que lo haga él.
Cuando el cambio es realmente deseado por uno mismo, y no por el jefe o por la pareja, el cerebro funciona mucho mejor
Pero podemos echarle una mano allanándole el terreno. Por ejemplo, cuando el cambio es realmente deseado por uno mismo, y no por el jefe o por la pareja, el cerebro funciona mucho mejor, porque en el fondo es muy "egocéntrico". Trabaja más rápido y más eficazmente con todo lo que tenga que ver con su propio beneficio. Detesta que le den órdenes o sentirse presionado.
El cerebro es el órgano físico, la materia gris dentro de tu cabeza, con sus neuronas y sus "cables"; y la mente son tus pensamientos y tus emociones. La mente depende del cerebro. Pero el cerebro también es influenciado por la mente. Así que la calidad de lo que piensas modifica, o "moldea", físicamente tu cerebro.
Si das valor a los pensamientos negativos, al cabo de los años tu cerebro habrá creado "autopistas de pensamiento" cada vez más pesimistas. Y esto se va retroalimentando. Es una ecuación clara: si ahora eres pesimista, en diez años lo serás mucho más. Recuerda: tu cerebro se transforma en lo que le das de comer: si lo alimentas con ideas positivas, eso hará; si le das ideas negativas, eso brotará de él. Es más sencillo de lo que podamos imaginar.
Desde luego, no es magia, ni sucede de golpe. Tampoco te despertarás un día sin rastro de esa negatividad que te acompañó a lo largo de mucho tiempo. Nada funciona fácilmente. En todo lo que merece la pena, hay que poner bastante esfuerzo, voluntad y constancia.
Dar más valor a tus pensamientos negativos en algún momento se hizo un hábito en tu vida y ahora lo tienes incorporado; por eso es automático y fácil.
Tus pensamientos negativos pueden llegar a tomar el control desviando tu atención hacia ellos, y dándoles demasiado protagonismo. Te apartan de tus planes, de tu ruta e incluso te bloque. Como consecuencia, te paralizan. Por eso debes aceptar que tus preocupaciones, agobios, anticipaciones negativas y los fracasos del pasado van a estar ahí, que forman parte de ti. Cuando lo asumas sin angustia, se convertirán en una musiquilla de fondo, pero lo importante es que no te haga bailar a su ritmo.
¿Te atreves a contrarrestar tu negatividad?

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