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domingo, 17 de diciembre de 2017

Cómo rechazar una invitación sin sentirse mal elhuffingtonpost

¡Atención, bienquedas!


Cuando tu agenda social está a rebosar con planes de cenas, fiestas u otro tipo de quedadas, puede que acabes sintiendo un nudo en el estómago y que te preguntes: ¿cómo voy a conseguir corresponder a todo el mundo y además sacar tiempo para mí mismo?
Recuerda: no tienes la obligación de aceptar todas las invitaciones.
Esto resulta especialmente difícil en algunas épocas del año, como es el caso de las Navidades, cuando tienes una lista infinita de reuniones con colegas de trabajo, familiares y amigos en un periodo de unas pocas semanas.
La edición estadounidense del HuffPost ha hablado con varios expertos, que aseguran que no hay nada malo en rechazar una invitación y además ofrecen varios consejos para hacerlo con elegancia.

En primer lugar, ¿por qué nos cuesta rechazar una invitación aunque no queramos ir?

Esto está estrechamente relacionado con nuestra educación, según la psicóloga Susan Newman, tendemos a pensar que decir que "sí" es equivalente a ser educado. Por tanto, pensamos que decir que "no" es una falta de respeto y puede ofender al anfitrión.
"Para las personas que siguen a rajatabla el protocolo social parece que no existe la opción de rechazar una invitación sin levantar ampollas", cuenta al HuffPost Newman, autora del libro The Book of No: 365 Ways to Say it and Mean it ― and Stop People-Pleasing Forever (El Libro del No: 365 formas de decir que no y dejar de complacer a todo el mundo).
"Para muchos, la palabra 'no' tiene un significado negativo, de modo que asumimos que rechazar una invitación tendrá automáticamente un efecto negativo: la persona que nos invita se ofenderá y dañaremos sus sentimientos. También pensamos que rechazar una invitación nos hará parecer insensibles y egoístas dentro de nuestro círculo social o familiar", explica Newman.
Sin embargo, decir siempre que "sí" a cosas que no quieres hacer puede resultar contraproducente.
Decir que "sí" a todo el mundo e ignorar tus propias necesidades puede hacer que te sientas sobrepasado e infeliz.
"Cuando se van amontonado las invitaciones, es fácil sentir impotencia, resentimiento hacia a los anfitriones o enfado con nosotros mismos por ser incapaces de decir que 'no'. Estás dejando de lado tus propias necesidades y esta sobredosis de estrés puede conllevar insomnio, dolor de cabeza, agotamiento e incluso hacer que seas más propenso a pillar un resfriado", sostiene Newman.
Decir siempre que "sí" te afecta más profundamente a ti que al anfitrión el hecho de que rechaces su invitación, pues probablemente ni se fije en tu ausencia. "Los huéspedes están a mil cosas a la vez. Siempre y cuando tu respuesta refleje amabilidad y cordialidad, es muy posible que no se lo tomen como algo personal", apunta la experta.

Entonces, ¿cómo puedo decir 'no' de manera contundente pero amable?

Diane Gottsman, experta en protocolo, explica que las personas tienden a dar demasiadas explicaciones a la hora de rechazar una invitación. En lugar de eso, el objetivo es conseguir que tu respuesta sea simple y directa.
"Si te sientes incómodo, se nota", asegura Gottsman, autora del libro Modern Etiquette for a Better Life (Protocolo moderno para una vida mejor). "Debes estar preparado de antemano para tener un plan de acción cuando te inviten a un evento. Prueba a decir simplemente: 'Muchísimas gracias, voy a echar un vistazo a mi agenda y te confirmo'. O algo así como: 'Seguro que es una fiesta estupenda, pero ya me había comprometido a otros planes'. No hay necesidad de ir más allá", asegura.
No importa si esos "otros planes" son ir a otra fiesta o quedarse en casa para envolver regalos de Navidad y ver una película en pijama.
"Un plan es un plan independientemente de la formalidad", sostiene Gottsman.
Newman también ofrece algunas respuestas que puedes usar:
- "Gracias por pensar en mí. Me encantaría ir, pero no puedo".
- "Ojalá pudiera, pero me es imposible ir".
- "Ya tengo planes ese día/tarde/fin de semana".
- "¡Jo, qué pena que me lo vaya a perder!".
No es buena idea inventarte un motivo por el que no ir.
"Si mientes corres un gran riesgo de sentirte culpable, que es justo lo que estás tratando de evitar cuando rechazas una invitación. Saber decir que 'no' consiste en anteponer tus propias necesidades y romper con el hábito de sacrificarte por los demás".
Y, en último lugar, no olvides que solo tú decides con qué emplear tu tiempo.
"Es cierto que durante las Navidades existe una mayor presión para reunirse con la gente y celebrar las fiestas, pero eres tú quién decide cómo distribuir tu tiempo. No olvides que puedes quedar con tus familiares o amigos en cualquier otro momento del año", remata Newman.

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