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lunes, 4 de diciembre de 2017

"El mundo no está hecho de cosas, sino de relaciones" granadahoy.com

El mundo no está hecho de cosas, sino de relaciones" JAVIER ALBIÑANA

-Un amigo mío, que es cura, afirma que hace falta la misma fe para creer en la mecánica cuántica y en la Inmaculada Concepción.
-Los métodos son muy distintos. El de las religiones, al menos las reveladas, es precisamente la revelación. Lo que hacemos en la ciencia es analizar cosas a través de procedimientos objetivos. La mecánica cuántica viene de los griegos, que ya se preguntaban de qué está hecho el mundo. Demócrito habló de los átomos, y luego supimos que si mirábamos dentro de ellos encontraríamos electrones y otras partículas. Pero si vemos más abajo aún lo que hallamos una compleja red de relaciones que nos lleva a situaciones paradójicas, tan increíbles como pueda ser una representación espiritual.
-Entonces, ¿le damos la razón a mi amigo?
ALBERT EINSTEIN YA AFIRMÓ QUE LA IDEA DE QUE SOMOS INDIVIDUOS SEPARADOS ES UNA ILUSIÓN DE LA MENTE"
-Richard Feynman decía que si crees que entiendes la física cuántica, entonces es que no la has entendido. Y hay que admitir que en esto la física cuántica se parece a la Santísima Trinidad.
-¿Y qué cabe entender?
-Para mí, la conclusión principal de los últimos diez años de física cuántica es que el mundo no está hecho de cosas, sino de relaciones. Lo que nos dice hoy la física seria es que el electrón que siempre nos hemos imaginado es una ficción. Cada electrón depende de todos los demás electrones, y esto implica que cada partícula del universo está en resonancia con el resto de la realidad. Esto tiene una implicación social decisiva. Va siendo hora de prestar más atención a las relaciones y a las personas que a las cosas.
-Pero, ¿no se encarga ya la ética de eso?
-Así es, pero lo importante es preguntarse de qué está hecho el fondo de la realidad. Y resulta qué está hecho de relaciones, de modo que no somos entidades separadas, todos resonamos con algo común, con lo más próximo y con la humanidad en su totalidad. De todo esto emana una sugerencia muy interesante. Ya Albert Einstein afirmó que la idea de que somos individuos separados es una ilusión que construye nuestra mente.
-Si históricamente los hallazgos científicos han promovido cambios sociales positivos, ¿qué está fallando ahora que tenemos hasta el CERN en Ginebra?
-Hay una paradoja terrible en el hecho de que hoy tenemos más información que nunca mientras tenemos menos conocimiento genuino y menos sabiduría. Tenemos mentes inteligentísimas trabajando en áreas muy arduas pero el resultado queda condicionado por los intereses económicos. Esa explosión de talento no contribuye a una vida mejor. Ocurre como con la riqueza: hoy hay más riqueza material que nunca, aunque esté pésimamente distribuida. Pero no se deduce de esto una vida más plena ni con más sentido. Predomina una sensación de vacío, de aburrimiento existencial.
-¿Es la tecnología el virus o la vacuna del hastío?
-El éxito de los móviles se debe a esa necesidad constante de entretenimiento que acarrea el aburrimiento. Pero recordemos que Pascal afirmaba que todos los problemas de la humanidad se resolverían si cada uno pudiera estar quince minutos a solas en una habitación, sin hacer nada. La sociedad líquida de Bauman está degenerando en una hiperaceleración en la que el pensamiento se reduce a tuits. Ya no nos interesa la sabiduría, ni siquiera la información, sólo los datos.
-¿Al final salía cara la desconfianza hacia cualquier idea no demostrable?
-Descartes y Galileo decían que sólo es real lo que se puede medir. Todo lo demás son fantasías. Pero si atendemos a lo más importante en nuestras vidas, resulta que no se puede medir. La ciencia ha impuesto un modelo basado en lo tangible y, por tanto, en lo cuantificable, y este modelo ha terminado lastrando a las humanidades. Todo consiste en hablar del PIB. Nada más.
-Aunque se sustente en una formulación matemática, ¿necesita la ciencia un desarrollo mayor del lenguaje para nombrar la realidad? Que conste que pienso en Wittgenstein.
-No es tanto un problema de lenguaje como de percepción. La física cuántica establece que los únicos elementos con los que podemos contar son los observados. Lo que no ves, no existe. De ahí la importancia del principio de indeterminación de Heisenberg: no puedes saber dónde está una partícula cuando no la ves, ni puedes interpretar cuando ya la has visto dónde ha estado antes. Schrödinger afirmó el siglo pasado que la realidad no está hecha tanto de materia y energía como de conciencia y percepción. La realidad existe únicamente en la medida en que la observamos.
-Eso suena a más munición para mi amigo, el cura.
-En 2005, el físico Richard Conn Henry publicó en Nature un artículo titulado El universo mental que concluía así: "El universo es inmaterial, mental y espiritual. Vive y disfruta". Después de siglos de medir sin cesar el universo, lo que aparece es la conciencia y lo intangible.
-¿Se siente un filósofo de la ciencia en corral ajeno?
-Esto es una anomalía, dado que la ciencia emana de la filosofía. Newton llamaba a su materia filosofía natural, no ciencia. Y Faraday se consideraba a sí mismo filósofo. Hoy, en una facultad, los de un departamento no entienden a los del departamento de al lado. Qué triste.

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