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miércoles, 31 de enero de 2018

Por qué los alimentos fermentados son buenos para tu salud intestinal La Vanguardia

El kéfir, el chucrut o la kombucha son alimentos naturales que ayudan a nuestros intestinos


Ciertos productos pueden mejorar nuestra salud intestinal (g-stockstudio / Getty Images/iStockphoto)

A pesar de su mala fama, no seríamos nada sin las bacterias. Más allá del significado generalizado que han adoptado como causantes de enfermedades son imprescindibles para la vida humana. Son los organismos más abundantes del planeta y solo en nuestro cuerpo hay aproximadamente un 90% más de células bacterianas que humanas, lo que hace un total de dos kilos que habitan en nuestro organismo: si todas ellas fueran destructoras, nuestra derrota estaría asegurada.
En la industria alimentaria las bacterias son muy importantes en el proceso de creación de algunos alimentos. Es el caso de los fermentados, conocidos comúnmente por producir un aumento de nutrientes en los alimentos y de las bacterias beneficiosas para la salud intestinal. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿Por qué ocurre de esta manera y cuáles son todos los beneficios que podemos obtener por tomar estos alimentos? ¿Son la “solución” definitiva para mejorar nuestra salud intestinal?

Los fermentados son beneficiosos para nuestra salud, pero no son un remedio milagroso

A todas estas preguntas contestan Lucía Redondo Jesús Sanchis, dietistas-nutricionistas, docentes e investigadores, cuyo estudio se centra en probióticosprebióticos microbiota intestinal. Sus respuestas nos ofrecen un análisis sensato que se aleja del marketing probiótico, dejando claro desde el principio que no deberíamos ni vender ni comprar un producto fermentado esperando efectos milagrosos sobre el intestino.
La única solución real, aseguran, para mejorar la salud intestinal, “es dejar de consumir los productos que la alteran (alcohol, procesados cargados de azúcares, grasas de mala calidad y aditivos sintéticos; pan, galletas, bollería…), antibióticos y otros fármacos cuando no son estrictamente necesarios, mantener una vida activa, tener contacto con el sol y la naturaleza, y conseguir una buena salud emocional y, todo ello, debe empezar desde que habitamos en el vientre materno. Y después de todo esto (solo entonces), algunos alimentos pueden ayudarnos a mejorar la composición y función de la microbiota intestinal. Hablamos de alimentos con alto contenido en fibra fermentable y en polifenoles, así como los alimentos fermentados”.

Facilitan la digestión y absorción de nutrientes

Pero, ¿cuál es, entonces, el misterio de los fermentados? “Los alimentos fermentados facilitan la digestión y absorción de nutrientes, ya que durante ese proceso se eliminan o reducen antinutrientes (como el ácido fítico o inhibidores de amilasas y proteasas), y se fabrican enzimas digestivas que nos ayudan a la digestión. Además, debido al crecimiento de microorganismos, se producen subproductos como los ácidos orgánicos (ácido láctico, cítrico o glucónico, entre otros), que ayudan a crear un ambiente en el intestino ideal para la microbiota beneficiosa. Los alimentos fermentados también tienen los propios microorganismos que han crecido, pero en la mayoría de casos, no son capaces de atravesar el ácido de nuestro estómago”, explican.

Los fermentados ideales para nuestro cuerpo

El primero de los alimentos fermentados que nos viene a la cabeza es el archiconocido yogur. ¿Es tan potente su efecto como el de otros fermentados o quizá su éxito se debe a otros motivos como su promoción? “Curiosamente, no es el más interesante para nuestra microbiota, ya que se trata de una fermentación iniciada por, solamente, dos microorganismos. Además, si es de vaca, la fracción proteica podría agravar algunos trastornos digestivos. Mejores opciones que los yogures habituales son los kéfires e incluso los yogures de cabra u oveja, y mejor ecológicos”, recomiendan los especialistas.
Si queremos elegir alimentos más apropiados para ayudar a nuestra microbiota intestinal podemos comprar o preparar en casa otros productos elaborados a través de una fermentación más diversa y completa. Es el caso del chucrut (col fermentada), el kéfir de agua o el kombucha. Nos detenemos un poco en cada uno de ellos.
El chucrut contribuyen a una mejor flora intestinal (Rimma_Bondarenko / Getty Images/iStockphoto)
 Chucrut: Se produce de la fermentación del repollo o col blanca. Al fermentar, las bacterias lácticas presentes en la superficie de las hojas de col aumentan los microorganismos beneficiosos que mejoran la flora intestinal, restablecen el pH del intestino, mejoran el proceso digestivo y la absorción de nutrientes. Además de estas bacterias sanas, el chucrut es una excelente fuente de vitamina C y vitamina K. El kimchi es un alimento similar, pero basado en el repollo chino. Son ideales para agregar un condimento agrio y crujiente a una ensalada.
El kéfir de agua es más beneficioso que el de leche, aunque menos conocido (dulezidar / Getty Images/iStockphoto)
- Kéfir de agua: Aunque el kéfir de leche es más popular por su parecido al yogur, el de agua ofrece elementos más interesantes. Ayuda al control de nuestra salud intestinal y, con ello, al sistema inmunológico, colabora en la lucha contra el cáncer, alergias, y enfermedades de la piel. Es casi imposible de encontrar en el mercado, por lo que lo normal es prepararlo en casa.
La kombucha previene el cáncer (sveta_zarzamora / Getty Images/iStockphoto)
- Kombucha: Es una bebida de ligero sabor ácido obtenida a base de té endulzado. A el kombucha se le conoce como el “hongo de la inmortalidad”, puesto que si lo preparamos adecuadamente nos dará bebida indefinidamente. Ayuda a la actividad digestiva y en la prevención del cáncer. Tomado frío, es un sustituto ideal de las bebidas refrescantes.
Los yoguresde cabra u oveja ecológicos son los más sanos para nuestro organismo (Lilechka75 / Getty Images/iStockphoto)
Un consejo básico para fermentar un producto sin caer en los errores típicos que cometemos habitualmente los novatos en la materia es que, para mantener todas las propiedades de estos fermentos, no se deben someter a altas temperaturas. Por ello, lo ideal es hacerlos en casa, aunque, en casos muy excepcionales, podemos encontrar en el mercado algunos fermentados sin pasteurizar que también son buenas opciones.

Las cápsulas probióticas ni son la panacea ni un sustituto real de los alimentos fermentados

Como en ya demasiados casos, el contrapunto a los productos probióticos se da en la comercialización de suplementos en forma de cápsulas que algunas marcas nos venden como la solución para equilibrar nuestra salud digestiva y muchas otras cosas.
Los probióticos de farmaciaespecializados a medida de nuestras necesidades, pueden resultar un buen complemento siempre y cuando un especialista -ya sea un nutricionista o el propio farmacéutico- nos asesore con el producto y la marca adecuados para nuestra salud. Pero al igual que con los probióticos naturales, no debemos pensar en ellos como productos milagrosos y su consumo debe ser responsable y provocado por situaciones concretas que alteran nuestro organismo.

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