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sábado, 10 de febrero de 2018

Tierra de estrellasLa contaminación lumínima aumenta un 2% granadahoy.com

La empresa granadina Azimuth Spain diseña un proyecto para vender a la comunidad académica internacional la ciencia de Calar Alto, operado por el IAA del Zaidín y Instituto Max-Planck de Astronomía alemán

1. . Visita escolares que han participado en una ruta guiada por el interior de las instalaciones del Observatorio de Calar Alto . 2. Instalación del Observatorio de Sierra Nevada, dependiente del IAA. 4. Marcos Villaverde explica cómo es el centro de Calar Alto a un grupo de personas con discapacidad
Esto va de matrimonios de conveniencia. Granada tiene una excepcional planta hotelera, goza de un patrimonio histórico y cultural que hace que la provincia sea un referente turístico dentro de un país que es superpotencia mundial en turismo. Por otro lado, España es la séptima potencia mundial en astrofísica y astronomía. Cuenta con infraestructuras científicas punteras y, en ese panorama, Andalucía oriental goza de uno de los cielos más limpios y aptos para la observación del mundo. La alineación de estos elementos han dado a luz al astroturismo, nicho de mercado turístico en el que Granada parte como alumno aventajado.
"Cuando te pones debajo de un cielo cuajado de estrellas, hay que tener el corazón de piedra para que no te llegue la inmensidad. Es una experiencia muy profunda". Marcos Villaverde, responsable de comunicación de la empresa granadina Azimuth, proveedora de servicios y actividades astroturísticos y educativos, señala uno de los puntos fuertes de esta opción turística. Ver las estrellas. "El 90% de la población de Europa vive en zonas donde hay contaminación lumínica", indica Villaverde. Esta carencia -sobre todo ligada al desarrollo de grandes núcleos urbanos- beneficia precisamente a zonas despobladas, en las que apenas hay contaminación lumínica. Si a esto se le une la altitud -y Granada la tiene- y condiciones meteorológicas propicias -con poco vapor de agua-, da como resultado la posibilidad de ofrecer el espectáculo de las estrellas como atractivo turístico. Además, permite ir en la línea de la apuesta que desde la Administración se ha marcado. Granada quiere turistas, y quiere que se queden una noche más. Las pernoctaciones suponen una mayor rentabilidad.
Tierra de estrellasLa contaminación lumínima aumenta un 2%

ADEMÁS DE PARA LOS TURISTAS, SE OFRECEN VISITAS DIDÁCTICAS PARA ESTUDIANTESES POSIBLE SU COMBINACIÓN CON OTRAS ACTIVIDADES, COMO LAS DEPORTIVAS
"El astroturismo es un motor de desarrollo para zonas rurales", redondea Villaverde desde su despacho en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA). Este centro, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es uno de los operadores del observatorio almeriense de Calar Alto, el más importante de Europa y en el que también opera el Instituto Max-Planck de Astronomía en Heidelberg, Alemania.
Hasta ahora, muy pocas personas han tenido el privilegio de poder disfrutar del mejor cielo del continente, el que ilumina cada noche con más de 3.000 estrellas. El que ha enamorado a lo largo de su historia a aficionados y científicos astronómicos de todo el mundo. Su majestuosidad, la calidad constatada estadísticamente y las posibilidades que ofrece, lo han convertido en un lugar incomparable "en el mundo", como aseguran científicos del lugar como David Galadí.
Estas cualidades han despertado, gracias a la apuesta de la empresa granadina Azimuth, un gran potencial turístico que hasta hace tres años estaba sin explotar y que sólo en los últimos dos años ha reportado la visita de más de 7.000 personas llegadas desde todos los rincones de la geografía española a las instalaciones de Calar Alto. Actividades grupales, observaciones, rutas guiadas por las cúpulas que albergan los telescopios o incluso jornadas astroturísticas son algunas de las posibilidades a las que los interesados pueden optar para complementar su estancia en la provincia y disfrutar de un destino singular y único. Turismo de sol y luna. Desde Azimuth aseguran que uno de cada tres días alguien sube a las cúpulas de Calar Alto para realizar alguna de las más de 200 actividades que se han programado en el último año para todo tipo de públicos. Tanto es así que el Observatorio Astronómico Hispano-Alemán ha sido el primero en llevar a cabo una visita guiada adaptada con un grupo de personas con discapacidad visual de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE).
Tierra de estrellasLa contaminación lumínima aumenta un 2%
"No se va a visitar un edificio histórico donde hace tiempo se hacía ciencia, en estos sitios se toman datos y se hacen observaciones todos los días", señala Marcos Villaverde, que recalca que el astroturismo no supone dar una "segunda vida" a estas instalaciones, sino que detrás hay también un interés divulgativo. "La ciencia también es cultura. Para comprender el mundo es básico tener unos conocimientos básicos de ciencia y tecnología".
Estas infraestructuras -como Calar Alto, el observatorio de Sierra Nevada o el radiotelescopio de 30 metros del Instituto de Radioastronomía Milimétrica- "son comparables a las catedrales", ya que, arguye Villaverde, son parte del patrimonio cultural, tanto como las iglesias u otros monumentos. Las visitas -que se hacen en verano por cuestiones meteorológicas- pueden completarse con observaciones nocturnas, que dan más valor a la experiencia.
Pero el cielo es un recurso que, para su disfrute, no requiere de instalaciones punteras. Desde Azimuth se trabaja con ayuntamientos del Altiplano para llevar el astroturismo hasta allí. Así, en Castril ya hay un mirador astronómico y se trabaja por incluir el astroturismo en el programa del geoparque del Cuaternario. "Es ciencia. Tener en el suelo hitos geológicos nos permite hablar de lo que ocurre en otros planetas", explica Villaverde. En Píñar ya se ha ofertado el cielo como complemento de la visita a la cueva de Las Ventanas.
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También se trabaja en amalgamar la observación astronómica con deporte, como el piragüismo, o visitas a almazaras... también con actividades educativas para escolares, como ya se ha hecho en la Alhambra -lo que permite enlazar astros con patrimonio histórico- o con visitas al IAA. "Es muy apta para mezclarse".
Se ha comenzado a tomar conciencia del potencial que aporta la oferta de actividades de astroturismo de cara al desarrollo de modelos turísticos sostenibles, no lesivos con el medio, de calidad y accesibles al público general y su primera experiencia ha sido muy positiva. Precisamente este año la empresa granadina Azimuth ha sido una de las que ha participado en el expositor de Almería en la Feria del Turismo (FITUR), donde ha presentado su atractivo e interesante proyecto de divulgación de la ciencia para lograr que la provincia en general, y la Sierra de Los Filabres con Calar Alto en particular, sea referente del turismo astronómico. Todo enfocado no solo a turistas nacionales, sino también a extranjeros e incluso a cruceristas, cuyas actividades ya se han programado para este año, gracias a un acuerdo de colaboración con Turismo de Almería, que comenzará en el mes de septiembre. Es una decidida apuesta por un turismo de incentivos y además, un ambicioso proyecto de turismo académico internacional con universidades de Europa y Oriente próximo.
En la última década han proliferado estudios que relacionan el exceso de iluminación nocturna con problemas en la salud y con perjuicios en los ecosistemas que, sumados al derroche energético, muestran la importancia de regular la iluminación artificial. Recientemente se publica en Science Advances un estudio a largo plazo que revela un claro aumento de las superficies iluminadas a nivel mundial. Este aumento, de un 2,2% anual tanto en extensión como en intensidad, tiene lugar en un momento de transición a sistemas de iluminación LED, más capaces de reducir la emisión al espacio y su intensidad a demanda. "Los LED aún no están ayudando a reducir de manera global la contaminación lumínica y puede que estén ayudando a incrementarla", indicó Alejandro Sánchez de Miguel, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en la investigación.
Este efecto rebote tiene antecedentes históricos, indican desde el IAA, en los que el aumento de la eficiencia en la iluminación y la reducción de su coste generan un aumento del consumo en lugar de un descenso (comienzan a iluminarse regiones oscuras o se programa el alumbrado desde el atardecer). El constante aumento de la iluminación nocturna ha ocasionado que la mitad de Europa y un cuarto de Norteamérica sufran una "pérdida de la noche" generalizada, con la consiguiente modificación de los ciclos día y noche.
"En el caso de España, hemos visto que desde 2012 se ha estabilizado pero no ha decrecido la contaminación lumínica. Vemos que en algunas grandes ciudades como Madrid el satélite recibe menos señal, pero eso se debe a una limitación del mismo para detectar la luz azul, que es intrínsecamente más contaminante. Los datos actuales son suficientes para ver que globalmente estamos empeorando", explicó Alejandro Sánchez de Miguel .
La contaminación lumínica amenaza al 30% de los vertebrados y al 60% de los invertebrados nocturnos, tiene efectos sobre la fauna, flora y los microorganismos y cada vez más estudios señalan su impacto en la salud humana. "Está probado que una mayor eficiencia energética no produce menores consumos energéticos globales: para lograr lo segundo necesitamos realizar un control de emisiones como se hace con las emisiones de dióxido de carbono", apuntó Sánchez de Miguel.

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