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lunes, 19 de marzo de 2018

Lo que los camareros quieren que sepan sus clientes elhuffingtonpost

Todos podríamos esforzarnos un poquito más por hacerles el trabajo más agradable.


MATT DUTILE VIA GETTY IMAGES
Tres camareros nos dan consejos para ser mejores clientes.

En un restaurante, el camarero se convierte en nuestra conexión, en nuestro mensajero para poder disfrutar del plato y la bebida que deseemos y de cualquier detalle que necesitemos. Y, sinceramente, podríamos esforzarnos más en hacerles ver que agradecemos su ayuda.
La edición estadounidense del HuffPost ha preguntado a tres camareros qué es lo que más les molesta de su trabajo y qué consejos darían a sus clientes para que tanto el consumidor como el empleado que presta su servicio salgan ganando.

No te estamos ignorando, estamos ocupados

Puede resultar aburrido tener que esperar mucho tiempo a que llegue la comida o la bebida, pero no es motivo para ser antipático con los camareros o tratar de llamar su atención cuando claramente hay mucho ajetreo en el restaurante.
"Si estoy ateniendo a otra mesa, no tienen por qué gritarme", apunta Olivia Sehl, camarera con más de cinco años de experiencia.
Ser camarero es como participar en una obra de teatro. Cada día y cada noche hay un escenario distinto.
Sehl, directora de marketing de The Chef and the Dish, una empresa que ofrece clases de cocina a través de Skype, cuenta que su principal manía es que los clientes llamen su atención con chasquidos. "No soy un perro", se queja.
Hamdy Elamrousy ha sido camarero durante 35 años. Él coincide con Sehl y reitera que los camareros suelen estar muy ocupados. "Es como una obra de teatro. Cada día y cada noche hay un escenario distinto", explica.
Con esto en mente, debemos tener paciencia y recordar que el camarero, en principio, está de nuestro lado y dispuesto a ayudarnos a disfrutar de la comida.

No tengas miedo a decir lo que quieres

La camarera D'Andrea Garner cuenta al HuffPost que, pese a que no todo el mundo es sociable por naturaleza, es esencial comunicarse con el camarero.
"Si te sirvo un filete y está demasiado hecho, por favor, dímelo para que podamos solucionarlo. Entiendo que hay personas a las que no les gusta hablar para no molestar (yo misma soy así), pero queremos que nuestros clientes disfruten la experiencia. A veces no dicen nada y luego se van a casa y escriben una horrible crítica sobre nuestro restaurante diciendo que es lo peor. Esto no sirve para nada, solo daña nuestra reputación", señala.
Garner también sugiere que, en caso de querer cenar rápido, es importante que el cliente sepa de antemano lo que quiere pedir: desde la comida hasta los cubiertos, las servilletas, etc.
Si quieres hacerle el día más fácil a un camarero (algo que seguro te beneficiará a ti también), normalmente no tienen nada en contra de que les ayudes a recoger.
"Personalmente, algo que me encanta es que los clientes nos ayuden a recoger la mesa. No estoy esperando que hagas mi trabajo, en serio, pero si estoy tratando de alcanzar un vaso que está en la otra punta de la mesa y me lo acercas, me estás ayudando mucho", afirma.
¿Y la propina? Por cada historia de un camarero que un buen día recibió una generosa propina, existen muchas otras de camareros que fueron completamente ignorados. No está mal ser generoso de vez en cuando.

Recuerda: los camareros somos humanos, podemos cometer errores

No siempre van a cumplirse nuestras expectativas respecto a la comida, y no pasa nada. Los camareros también tienen derecho a cometer errores.
"Al fin y al cabo, es una persona que está haciendo su trabajo y es correcto tener algo de empatía con ella. No estoy diciendo que todos los camareros del mundo sean buenos, pero hay algunos que realmente queremos hacer bien nuestro trabajo y se agradece que los clientes lo aprecien", señala Sehl.
Todo el mundo debería trabajar en este sector al menos una vez en la vida para comprender mejor el comportamiento humano y practicar la empatía.
El camarero Elamrousy también tiene algunos consejos para otros compañeros de profesión: "Trata a las personas como te gustaría que te trataran a ti. Incluso aunque se comporten de mala manera, no te enfades con ellos".
Para Garner, ser camarera le ha permitido observar algunos rasgos de la personalidad de sus clientes menos apetecibles. Pero, en general, asegura haber aprendido mucho.
"No es la vida más lujosa que puedas pedir, pero tampoco está mal. Conoces a gente de muchas culturas y con trasfondos muy distintos y es agradable. Pienso que todo el mundo debería trabajar en este sector al menos una vez en la vida para comprender mejor el comportamiento humano y practicar la empatía", apunta.

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