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jueves, 24 de mayo de 2018

Davide Morana y la salud como Derecho Humano elhuffingtonpost

www.davidemorana.com
Hay veces que la realidad supera con creces la ficción. Tal es el caso del joven de 24 años Davide Morana, italiano residente en Murcia. Una sepsis meningocócica terminó por dejarlo sin las cuatro extremidades; y hoy día, con una sonrisa, lucha por tener unas prótesis que le permitan hacer una vida normal. Es para ello que desde su página web ha lanzado una campaña para recaudar fondos para tal fin.
El caso de Davide me hace preguntarme hasta qué punto el Estado está haciendo dejación de funciones e incumpliendo varios tratados internacionales. Los Derechos Humanos son de obligado cumplimiento, y deben ser considerados de un modo exhaustivo; no son interpretables, ni están sujetos a negociación: son Derechos inherentes al ser humano desde el momento del nacimiento y que le acompañan hasta el final de la vida, en cualquier circunstancia, contexto, nación o cultura.
El artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos nos dice que "toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad". Es claro que Davide debería tener esas prótesis de un modo casi inmediato, y debería estar plenamente atendido a este respecto, si somos consecuentes con los Derechos Humanos. No debería estar preocupado de conseguir dinero para algo que le pertenece por derecho, algo para lo que, de un modo incontestable, debería tener acceso sin cortapisas.
Abundando en esta idea que nos ofrece la Declaración Universal acerca del acceso a la salud, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en su artículo 12.1 también apunta en esta dirección de un modo claro, cuando enuncia que "los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental". Así, debería ser el Estado español el que debería cumplir y hacer cumplir este pacto, del que forma parte, y financiar las prótesis de Davide Morana, sin más dilación.
Tenemos la suerte de que Davide tiene fortaleza, capacidad de superación y juventud; hechos que sin duda lo ayudarán mucho en esta ardua tarea que se le presenta; pero no podemos confiar la buena suerte solo a las capacidades personales de Davide, no podemos hacer del carácter y la fortaleza de Davide una excusa para dejar de garantizar los Derechos Humanos.
El Estado español, con carácter de urgencia, debe resolver este caso conforme a los Tratados y Pactos Internacionales en materia de Salud y Derechos Humanos. Las violaciones o la inobservancia de los derechos humanos pueden conllevar graves consecuencias sanitarias. La discriminación manifiesta o implícita en la prestación de servicios de salud viola derechos humanos fundamentales, según asevera la Organización Mundial de la Salud. El Estado Español debe cumplir con el principio de rendición de cuentas, ya que es el estado el que deber garantizar el cumplimiento de estos Derechos Fundamentales.
Es sin duda preocupante que convivamos con casos tan flagrantes de violaciones de Derechos Fundamentales bajo suelo europeo y nadie haga nada más allá de la queja o la pena. Davide debe tener esas prótesis por derecho, urgentemente y sin más demora.
Solo me queda decirte Davide que no desistas, ni decaigas. Sigue la digna lucha que emprendiste por ejercer hasta la extenuación tus Derechos Humanos, por no resignarte. Desde el campo de los Derechos Fundamentales estaremos atentos a tu caso, vigilantes, para que los organismos y entidades competentes en esta materia intervengan; para que tus prótesis lleguen cuanto antes, para que el Estado español cumpla con sus obligaciones, y para que puedas estar corriendo dentro de muy poco. Mientras tanto, gracias por tu ejemplo, y por tu determinación.

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