PABLO ALCÁZAR
Si hay un delito que castiga las ofensas al sentimiento religioso, debe de haber otro que pene los daños al sentimiento lógico
Dios es mucho más inteligente de lo que yo creía. Lo ha demostrado renunciando a defenderse a sí mismo de los ataque de un particular, Willy Toledo, y dejando que lo haga un bufete madrileño de abogados cristianos. Ni siquiera ha recurrido a sus defensores naturales, los juristas vaticanos, que le hubieran salido más baratos. De hecho, dios es muy de mensajeros, muy de matones, de verdugos, de cruzados, de mártires, de sicarios. De legisladores, de jueces, de fiscales que le hacen el trabajo sucio, pero él no se persona a la hora de encender la hoguera, de tajar un pescuezo, de poner una multa. No busquen ustedes a dios, cuando los hinchas de un equipo blasfeman tras perder sus colores un partido. Ni entre los heridos o moribundos que maldicen en el campo de batalla, frustrados -vencedores y vencidos- porque sus misas y sus ofrendas no los han protegido del dolor o de la muerte. Es más, las blasfemias muy elaboradas dios casi nunca las castiga, porque los chivatos que le suelen ir con el cuento o no se enteran de lo que quiere decir el blasfemo o son ellos mismos los que, disfrazados de poetas o de teólogos, perpetraron las ofensas. A parte de que dios es una persona bastante lógica y no tiene muy claro (que lo tengo yo hablado con él) si después de la Ilustración -que consagra la relación causa y efecto para explicar muchas de las cosas que nos pasan-, lo de ofender los sentimientos religiosos de los creyentes no debería de ir acompañado de un ilícito penal simétrico que se ocupara de sancionar las ofensas a los sentimientos lógicos de los ciudadanos: 14 ¤ de multa por sostener que la Tierra es plana; 32 ¤ de multa por seguir sustentando que nos fabricó un dios alfarero con barro en lugar de ser el producto de un trabajoso y dilatado proceso evolutivo. ¿Y por qué no se multa a cualquier penitente que fuera de temporada le dé por pasear a sus titulares y manchar el pavimento de cera? ¿Qué menos que 2,50 ¤ por batacazo de paseante? Es muy fácil castigar las blasfemias de arriero de Willy Toledo, pero a ver quién se atreve con los munícipes que condecoran a las múltiples advocaciones que la madre de dios recibe en toda la cristiandad, siendo ella, como es, una única persona. Porque si hay algo cierto e incontrovertible es que madres, y en esto el altísimo no es una excepción, no tenemos más que una.
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