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martes, 9 de julio de 2019

El derecho a una sanidad de calidad granadahoy.com

TRIBUNA


RAFAEL OJEDA
Presidente del Sindicato Médico de Sevilla y Vocal de Hospitales del Sindicato Médico Andaluz

Andalucía está por debajo de la media en número de quirófanos y de camas de hospitalización, pero se sitúa por encima de la media en mortalidad por cardiopatía isquémica

El derecho a una sanidad de calidad
En los últimos años numerosas instituciones coinciden en señalar la falta de médicos como uno de los principales problemas de nuestro sistema sanitario. Sin embargo, muchas carencias asistenciales que atribuimos a la falta de médicos tienen otras causas, por lo que persistirán o se agravarán en el futuro, aunque contemos con más facultativos.
En los medios solemos encontrar información sobre la falta de especialistas en Medicina de Familia, Pediatría o Anestesiología, entre otros. En Medicina de Familia el problema se verá agravado en unos años por la jubilación de un porcentaje elevado de la plantilla. Éste es un problema real que requiere soluciones urgentes. Sin embargo, es menos conocido que la escasez de médicos afecta de forma diferente a cada comunidad autónoma y que se concentra en la sanidad pública.
Cada vez son más los pacientes que buscan asistencia y los médicos que buscan trabajo en la medicina privada. Esta tendencia se debe en gran medida a las carencias del sistema público. Los médicos no buscan en el sector privado tanto sueldos mayores como más respeto y control sobre sus carreras profesionales. Los pacientes no buscan tanto la excelencia de sus profesionales, equiparable a la del sector público, como ser atendidos en plazos razonables. Aunque la actividad privada desempeña en el ámbito de la salud un importante papel, es inaceptable que nos veamos obligados a paliar por esta vía los defectos del sistema público, entre otras cosas porque se trata de una opción vedada a las rentas más bajas.
El declive de la sanidad pública es el resultado de un modelo de gestión que somete las decisiones médicas a criterios políticos. Durante décadas, la relativa abundancia de médicos ponía a disposición de la Administración numerosos profesionales dispuestos a aceptar condiciones de trabajo precarias. La sanidad pública constituía de facto un monopolio del que no podían escapar ni médicos ni pacientes. El precio que la sociedad ha pagado por una asistencia sanitaria universal y gratuita es la pérdida del control sobre su calidad, que ha quedado en manos de la Administración. El resultado ha sido un sistema sanitario público burocratizado, fuertemente politizado, que consigue la eficiencia pagando sueldos bajos y que coacciona a sus profesionales en lugar de incentivarlos. Es inevitable que, tan pronto surja la oportunidad, estos busquen una alternativa a la precariedad en sector privado o incluso en el extranjero. Esta tendencia no cambiará formando más médicos, sino contando con un sistema público mejor financiado, gestionado con criterios técnicos y no políticos, centrado en ofrecer una asistencia médica de calidad y no en servir a los intereses de los partidos.
Por lo que respecta a la financiación, España es uno de los países desarrollados con menor gasto sanitario, tanto en términos absolutos como en porcentaje del PIB. Dentro de España, Andalucía es la comunidad que menos fondos dedica a sanidad. Así, en 2017 el País Vasco destinaba a la sanidad pública 1.710 euros/hab., mientras que Andalucía sólo 1.153. De ahí que Navarra cuente con 611 médicos por 100.000 hab. y Andalucía sólo con 420, muy por debajo de la media nacional, de 485. El bajo presupuesto sanitario andaluz explica que los médicos de nuestra comunidad seamos los peor pagados de España y que los andaluces recibamos una asistencia de peor calidad. Según datos del Ministerio de Sanidad, Andalucía está por debajo de la media en número de quirófanos y de camas de hospitalización, pero se sitúa por encima de la media en mortalidad por cardiopatía isquémica o enfermedad cerebrovascular.
En definitiva, aunque es necesario formar más médicos en determinadas especialidades, también debemos adoptar otro tipo de medidas. Es imprescindible despolitizar el sistema sanitario público y profesionalizar su gestión. El gasto sanitario debe ser igual en todas las comunidades. Ello permitirá equiparar las retribuciones de sus profesionales en todo el país y, lo que es más importante, garantizar una asistencia de la misma calidad para todos los españoles.
La invocación reiterada y simplista a la escasez de médicos como causa de todos los males del sistema sanitario contribuye a ocultar sus defectos estructurales y la profunda injusticia que los andaluces sufrimos en esta materia. España necesita más médicos, pero sobre todo necesita garantizar que el derecho de las personas a una sanidad pública de calidad sea efectivo en condiciones de igualdad en todo su territorio.

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