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viernes, 20 de diciembre de 2019

Por qué tus hijos no pueden ser tus mejores amigos elhuffingtonpost

Los padres que intentan ser muy amigos de sus hijos tienen más problemas para que sus normas se cumplan.

Por
Victoria Richards

“Mami, eres mi mejor amiga y siempre lo serás”, me dice mi hijo de tres años cuando lo arropo en la cama.

Se me derrite el corazón, pero, al igual que sucede con el secreto de la Navidad y con el ratoncito Pérez, no le digo la verdad. No puedo ser su mejor amiga. Y nunca podré serlo. El motivo es que soy su madre.

También está su hermana mayor. Tiene siete años y ya tiene secretos. Hace poco me dijo que “no podía” decirme algo que le había pasado con una amiga. Por muchas ganas que tenía de saber qué era, no la presioné para que me lo contara.

Es un ejercicio de equilibrio muy delicado mantener la cercanía con los hijos. Los padres quieren compartir su vida con sus hijos y les gustaría que estos compartieran su vida con ellos, además de sus sueños y sus esperanzas, y quieren tranquilizarlos cuando tienen miedo o están tristes, pero ¿cuánta cercanía es demasiada?

Si les cuentas todo, tal vez los expongas a cosas para las que no están preparados física o emocionalmente. Si no les cuentas nada, te arriesgas a sobreprotegerlos ahora y volverlos vulnerables en el futuro. Pregúntales muy pocas cosas y quizás no te enteres de un asunto crucial. Interrógales y arriésgate a perder su confianza para siempre.
Hay estudios que demuestran que los padres que intentan ser muy amigos de sus hijos tienen más problemas a la hora de hacer que sus normas se cumplan.

A fin de evitar estos conflictos, la edición británica del HuffPost se ha puesto en contacto con la psicóloga Emma Citron para descubrir cuál es el enfoque más adecuado. ¿Conviene que tus hijos y tú seáis amigos?

Intenta no contarles más de lo que deberías

“Los padres a veces dependen emocionalmente de sus hijos más de lo que deberían, sobre todo cuando llegan a la adolescencia, pero también ocurre cuando son más pequeños”, advierte Citron. “Si un padre está triste, sufre ansiedad u otra enfermedad mental, a veces se apoya demasiado en sus hijos, y eso no ayuda. Eso no es ser amigos”.

Ser una carga emocional para una persona tan joven es inadecuado, ya que es el adulto quien debería cuidar del pequeño, no a la inversa. “Claro que los adultos pueden contarles cosas sobre su vida a sus hijos, pero no deberían ser asuntos muy complejos emocionalmente, como los problemas de pareja o su agotamiento laboral, ya que estarían usando al hijo como terapeutas o sucedáneos de su pareja”.

No es que haya que evitar todo tema complicado, pero hay que adecuarlos a su nivel.

“Si estás sufriendo por la pérdida de alguien o has perdido tu trabajo, claro que puedes estar triste y decirles que es normal llorar. Asegúrales que no hay ningún tema prohibido, pero utiliza un lenguaje adecuado (‘Estoy un poco triste’) e intenta no alarmarlos, porque no te interesa que sufran por ello”.
Habla con tus amigos, con tu pareja o con tu médico sobre cualquier preocupación importante. “Es genial compartir experiencias positivas y priorizar las necesidades de los hijos, pero ten mucho cuidado cuando les digas que lo estás pasando mal”, aconseja Citron, y pregunta: ”¿Qué deberías tener en cuenta cuando tus hijos sufren?”.

Tus hijos pequeños también necesitan privacidad

A los padres les importa saber si a sus hijos les pasa algo, de modo que es normal querer hablar de ello. ¿Que qué era eso que mi hija no había querido contarme? Había visto porno en casa de una amiga. Lo solucionamos hablando. Recuerdo que cuando tenía su edad, mi mayor temor era que mi madre leyera mi diario.

“Los niños y los adolescentes también necesitan privacidad”, sostiene Citron. “Diles: ‘Siempre estoy dispuesta a saber lo que te pasa en la vida, pero también respeto tu privacidad con tus amigos. Es decisión tuya si quieres contarme algo, pero no tienes por qué hacerlo si no quieres’”. Algunas personas son más introvertidas y necesitan más privacidad y espacio que otras, y esta afirmación también vale para niños.

Si los pequeños no tienen la sensación de privacidad que necesitan, tal vez no aprendan a controlar sus emociones, advierte Citron. “Es importante que todo el mundo sepa controlar y regular sus estados emocionales. Forma parte del desarrollo de una persona. Si dependes mucho de tus padres y siempre necesitas que vengan a salvarte, no vas a aprender a lidiar con los golpes que te dé la vida”.

Citron también recomienda que no implicarse demasiado en la toma de decisiones de tus hijos, como hacen los padres helicóptero. A veces son adolescentes o adultos y sus padres aún siguen controlando sus vidas: “Algunos padres inscriben a sus hijos en aplicaciones para ligar o eligen la universidad y la carrera que van a estudiar”.

Lo más importante es pasar tiempo con tus hijos sea cual sea su edad. “Permanece a su lado, dales la oportunidad de expresarse si lo desean y escúchalos, pero no los presiones”, concluye Citron.

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