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sábado, 4 de enero de 2020

"Cuando una aplicación es gratis, nuestros datos son el precio" granadahoy.com

JUAN MANUEL LÓPEZ ZAFRA | DOCTOR
 EN ECONOMÍA Y PROFESOR DE
ESTADÍSTICA EN CUNEF


Juan Manuel López Zafra (Madrid, 1968) es doctor en Economía y actuario, además de profesor de Estadística en Cunef, donde codirige el Master en Data Science para Finanzas. Está especializado en el tratamiento de datos y su posterior análisis en los sectores financiero, asegurador, turístico y del automóvi, así como en la aplicación de técnicas de ciencias de datos a las ciencias sociales. Es autor de Retorno al oro (Deusto, 2014) y acaba de publicar junto al economista Ricardo A. Queralt Alquimia. Cómo los datos se están transformando en oro (Deusto, 2019).
-¿El dato es el nuevo oro de las empresas?
-Es la tesis que mantenemos Ricardo Queralt y yo en nuestro libro (Alquimia, Deusto 2019). Las empresas luchan por el control de los datos por la posibilidad de monetizarlos y transformarlos en valor.
"SI EL USUARIO DESEA PRIVACIDAD, TENDRÁ QUE PAGAR POR ELLA O RENUNCIAR A CIERTO TIPO DE APLICACIONES"
-¿Las empresas españolas están llegando tarde a esta revolución?
-No tenemos aquí un Amazon, pero hay empresas muy avanzadas en este terreno. Aunque a nivel general, sí llegamos un poco más tarde que los americanos, chinos, japoneses o coreanos. Pero podemos decir que nuestro ritmo de adaptación es consistente con nuestro entorno europeo.
-¿Qué es un data translator?
-Es la persona que dentro de una empresa pone en comunicación a los directivos con los científicos de datos. Es una figura importante porque suele haber una brecha cultural entre la dirección general, que suelen ser personas por encima de los 55 años, y las personas que transforman el dato en valor y suelen ser mucho más jóvenes. El data translator es capaz de trasladar los deseos de la dirección general aguas abajo y al mismo tiempo, conoce el lenguaje que usan los científicos de datos para traducirlos y llevarlos aguas arriba.
-¿Qué perfil tienen? Es una figura que no se encuentra en los planes de estudio universitarios.
-Tiene que conocer perfectamente el negocio de la empresa y también el lenguaje del científico de datos. Su formación es multidisciplinar, con una experiencia previa de gestión y conocimientos de machine learning. No es un programador, aunque muchos lo han sido previamente, pero es imprecindible que conozca las herramientas de los científicos de datos para saberlos trasladar.
-Es evidente que una aplicación puede no tener costes para el usuario, pero nunca es gratis.
-Cuando algo es gratis, el precio somos nosotros. En España todos usamos Whatsapp y lo que ocurre es que Facebook está usando nuestros datos de cara a monetizarlos. Cuando nos bajamos una app gratuita, si vemos las condiciones, estamos haciendo una cesión interesante, por decirlo de alguna forma, para que la empresa que está detrás acceda a nuestros datos y los transforme en valor para ella o para un tercero.
-¿No choca con la privacidad?
-Si el usuario desea privacidad, tendrá que ir a aplicaciones donde pague por ellas o renunciar a ese tipo de aplicaciones. Se puede vivir sin Whatsapp. Existen los sms, aunque no tengan las mismas posibilidades. Es cuestión de que cada uno ponga encima de la mesa qué está dispuesto a ceder y a cambio de qué. En un mundo en que el dato es tan valioso, tenemos que ser conscientes de a quién se lo entregamos. Cada vez que entramos en un sistema gratuito, entregamos a cambio nuestra privacidad.
-¿Las nuevas generaciones son más conscientes del uso de sus datos?
-En absoluto. Han renunciado conscientemente a su privacidad a cambio de la obtención de unos servicios.
-Cambridge Analytica nos abrió los ojos sobre la manipulación política a través del Big Data. ¿Estamos vacunado contra ella?
-Hay que distinguir entre la obtención de los datos, donde hay una ruptura de la ética en el caso de Cambridge Analytica, y la parte de análisis de datos que hacen todos los partidos, y que yo no diría que es manipulación, sino la posibilidad de identificar mucho mejor a potenciales votantes, sobre todo a los indecisos. Ahí no hay posibilidad de vacunación. Otra cosa es la ética en la obtención del dato, donde hay que ser restrictivo.
-¿En España es evidente el uso del Big Data en las campañas electorales?
-Vamos despacio. Hasta ahora se han usado las redes sociales para influir con mensajes que en algunos casos rozan las fake news. Sólo hay un partido que ha desarrollado, al menos públicamente, un área de ciencia de datos, que es el PP, aunque eso no quiere decir que no lo haga el resto de partidos. Pero no tengo la menor duda de que estará muy desarrollada en la próxima campaña electoral.
-La ciencia de datos también ha revolucionado la industria del entretenimiento.
-Así es. House of cards es el primer uso del Big Data en la historia de la televisión y fue una revolución. Eso no significa que no vaya a fracasar.
-El Big Data no predijo la caída en desgracia de Kevin Spacey.
-Efectivamente. Pero no es una bola de cristal, sino que permite aproximarnos a la realidad de una forma más fiable que a través de un panel de expertos.
-¿La ciencia de datos supondrá una nueva revolución tecnológica?
-Ya estamos inmersos en ella. Cedemos poder de decisión a algoritmos para que nos hagan la vida más fácil. Por ejemplo, el machine learning podría identificar mutaciones genéticas en una fase inicial. Al mismo tiempo, es cierto que hay complicaciones que ya veremos cómo se resuelven en el futuro.

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