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miércoles, 24 de febrero de 2021

“Los estados engañan a los ciudadanos exagerando el valor del gasto público” GRANADAHOY.COM

         ALEJANDRO MARTÍN


Carlos Rodríguez Braun, economista. M. G.
Carlos Rodríguez Braun (Buenos Aires, Argentina, 1948) es economista, periodista y profesor. Es catedrático retirado de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Argentina. Además, ha escrito una veintena de libros, entre ellos El liberalismo no es pecado (Deusto, 2011), junto con Juan Ramón Rallo, y las series Tonterías económicas, Diez ensayos liberales y Panfletos liberales (LID Editorial). Su última obra es Hacienda somos todos, cariño (Deusto, 2021), coescrito con María Blanco y Luis Daniel Dávila.

–¿Cree que el sistema fiscal español es confiscatorio?

–La expresión confiscatorio, que viene de la palabra fisco, es muy difícil de definir.La Constitución prohíbe los impuestos confiscatorios. Y sin embargo, es posible que para muchas personas el que le quiten la mitad de lo que gana resulte confiscatorio.

–Aunque eso ocurre sólo en los tramos más altos del impuesto de la renta.

–Eso es interesante. ¿Si se violan los derechos de una parte de la población estaría justificado? ¿Es que si eres rico te puedo robar porque soy pobre?

–¿En comparación con otros países no es similar la fiscalidad sobre la renta?

–Ese es un argumento apasionante. Como los impuestos son más altos en otros países, tenemos que subirlos aquí. Como comprenderá no tiene mucha lógica.

–Pero en España se toma como referencia a países como Alemania o Francia, donde la presión fiscal es bastante más alta que en España. Por eso lo pregunto.

–No. No es bastante más alta que en España. Hay que medirla mejor. ¿Pero por qué hay que imitar a los países que tienen los impuestos más altos y no los que tienen los impuestos más bajos?

–¿A quién debemos imitar?

–No hay que imitar a nadie. Hay que mirar a los países con menos impuestos y más libertad y no al revés. Siempre les pregunto a los que defienden el modelo nórdico si quieren el despido libre como en Dinamarca. Pero eso ya no les gusta.

–¿La crisis del Covid no ha demostrado el papel necesario del Estado en la economía?

–La crisis del Covid ha demostrado que todos los antiliberales recurren a cualquier cosa para justificar al Estado. Si de verdad fuera cierto que el Estado ha de intervenir cuando las cosas van mal, no debería intervenir cuando las cosas van bien. Y en realidad, como bien sabe, interviene siempre y los impuestos no han hecho más que subir en los buenos y tiempos malos.

–¿Qué le parece la frase de la vicepresidenta Carmen Calvo que dijo que el dinero público no es de nadie?

–Es una monstruosidad antiliberal pero al mismo tiempo, resultó útil por el descaro tan clamoroso que representa. Por supuesto que el dinero público es de alguien. En primer lugar, es de las personas a las que el Estado se lo quita. Y después, de los que mandan.

–¿Qué es la ilusión fiscal?

–Es una expresión acuñada hace un siglo por un gran economista italiano llamado Puviani. Es cuando el Estado procura engañar a los ciudadanos diciéndoles que les quita poco dinero y que les beneficia mucho con el gasto público.

–¿Cree que eso está vigente en España?

–No sólo en España, sino en todo el mundo. Todos los estados engañan a los ciudadanos con los impuestos y les exageran el valor del gasto público. Si no fuera así, los estados no podrían crecer. Imagine que no hubiera engaño en los impuestos. Que no hubiera retenciones y cobrara su sueldo bruto o pagara en la gasolinera sólo el valor de la gasolina y después fuera a Hacienda pagar el impuesto. ¿Cree que el Estado aguantaría?

–¿Y qué pasaría con servicios públicos como la educación o la sanidad?

–Es la falacia de creer que si el estado no existiera, nadie haría lo que él hace. El estado no tiene dinero. Todo lo que gasta se lo quita a los ciudadanos. Si no estuviera, todo lo que el estado hace lo podríamos hacer los ciudadanos.

–¿No habría acceso universal a esos servicios?

–Esa es la falacia de la madre Teresa de Calcuta, que es creer que los estados se ocupan de los marginados. Los estados no son la madre Teresa.Mire el presupuesto y vea qué fracción del gasto público se dedica a los marginados. La inmensa mayoría del gasto se dedica a personas que a su vez han pagado ese gasto. El gasto público no es financiado por los ricos, sino por la masa de la población.

–¿El acceso universal no sirve para la equidad?

–¿Cree que sin estado nos enfrentaríamos en una lucha mortal como diría Hobbes? Mire el último siglo y verá que las mayores matanzas han sido guerras del estado. Me resulta dudoa la idea de que no habría sociedad sin estado.

–Pero la socialdemocracia ha servido de colchón social desde 1945.

–Esa es una gran falacia, no sólo de la izquierda sino también de la derecha. Los pobres prácticamente nunca hacen la revolución. Todos los revolucionarios son señoritos, desde Lenin hasta el Che Guevara, Hugo Chávez o Pablo Iglesias.

–¿Ser defraudador es delito desde su punto de vista?

–Por supuesto. Por favor, que a la gente no se le ocurra no pagar impuestos.Lo que hacemos en el libro es demostrar por qué hay que pagar. Y hay que pagarlos porque si no, vas a la cárcel.

–Pero si uno se va a Andorra la puede evitar.

–Ahora resulta que los malvados son los que se van a Andorra. Por cierto, irse a Andorra no es delito. Los propios youtubers tienen consciencia de que son unos privilegiados porque pueden irse a Andorra. El 99% de la población no podemos.

–Cuando llegó a España a finales de los 70, usted era izquierdista. ¿Cómo ha sido la transición a las posiciones que ahora defiende?

–Por los hechos, ya que miré lo que pasaba en los países socialistas, y me di cuenta de que son terribles dictaduras. Y por la suerte. Me encontré con el profesor Pedro Schwartz, que me convenció de que la izquierda y la derecha, en su antiliberalismo, están equivocadas. Y que el liberalismo tiene teorías más sólidas y mejores.


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