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viernes, 10 de diciembre de 2021

Ser o no ser granadahoy.com

 TRIBUNA

EZEQUIEL MARTÍNEZ

Periodista y escritor

Ser o no ser ROSELL

Ser o no ser: he aquí el problema! - exclama Hamlet, el personaje de Shakespeare-. ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas?... ¡Morir,... dormir! ¡Dormir!...¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! Porque es forzoso que nos detenga el considerar que sueños nos pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida.

"Si Dios no existe, reflexionaba Camus ante Sartre, si nuestra existencia miserable se anega en un valle de lágrimas, ¿para qué vivir, porqué no suicidarse?" Camus puso en boca de Marta en Le malentendu: "No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio

Nietzsche filósofo existencialista alemán señala que "el suicidio no constituye un acto de negación de la vida, sino un acto de libertad humana. Nietzsche fue uno de los primeros filósofos que defendió la eutanasia, y planteó un diálogo con el médico para no alargar la vida y evitar el encarnizamiento terapéutico, a fin de dignificar la propia existencia.

El suicidio es un tema delicado y considerado tabú, por una parte de la sociedad. En el siglo XIX y principios del XX, el sociólogo francés Émile Durkeim , fue el primero en plantear el suicidio desde una perspectiva sociológica, y no como fenómeno psicológico, espiritual, o moral. Durkeim distingue el suicidio anómico que se da en sociedades cuyas instituciones y cuyos lazos de convivencia se hallan en situación de desintegración o de anomia, y pierden su legitimidad como poder moral.

En mi entorno familiar hubo un suicidio, un primo que no pudo soportar la separación con la madre de sus dos hijos; soledad, falta de autoestima, alcohol, hasta el fatal desenlace. Imagino el tormento en la persona que padece una enfermedad mental. Y en quienes padecen depresiones, estados de melancolía, enajenación, la pérdida de un ser querido; o quienes sufren desahucio, precarización, desengaños amorosos, acoso cibernético, pérdida de trabajo. Pensemos en los efectos que producen en muchas personas, la Covid-19, la emergencia climática; la factura de la luz; la erupción del volcán en la Palma. Causas que pueden generar desánimo, depresión y ausencia de ilusión por la vida. Pienso también en el estigma que puede quedar en el entorno familiar y de amistades, al enterarse del fatal desenlace, sin haber percibido señales o comportamientos que condujeron al suicidio del familiar o amigo. A los pocos años de llegar a Sevilla, y tras conocerla, una amiga sevillana, joven, encantadora se vio atrapada por las drogas, y otros problemas. Un día aciago, los amigos recibimos la terrible noticia. M se había tirado desde la Giralda.

La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señala que el 41,9% de la población ha sufrido problemas de sueño desde el inicio de la pandemia, y se ha duplicado el consumo de antidepresivos y ansiolíticos. Las personas con menos recursos sufren más. España dedica menos del 4% del presupuesto sanitario a salud mental, la media europea es del 5,5%. La Sanidad Pública dispone de 11 psiquiatras por cien mil habitantes, la mitad que en Francia o Alemania. La proposición de Ley de Salud Mental presentada en el Congreso, contempla 18 psiquiatras. Recuerdan la intervención de Íñigo Errejón de Más País en el Congreso, y la respuesta de un diputado el PP con aquel "vete al médico" para ridiculizarle. El Ministerio de Sanidad ha presentado la Estrategia de Salud Mental avalada por las CCAA, aunque no por varias sociedades científicas, que la ven insuficiente. Está dotada con más de 675 millones de euros y se aplicará entre 2022 y 2026. Este Plan sustituye al de 2009, e introduce como novedad la atención al suicidio, que dispondrá de un teléfono de ayuda.

Según el INE y la Fundación Española para la prevención del suicidio, en 2020, se registraron 3.941 suicidios en España, 2.930 hombres y 1.011 mujeres. Eso supone una media de 10,7 suicidas por día, y muchos más lo intentan. En el confinamiento, en chicas de entre 14 y 17 años, se ha duplicado el número de tentativas de suicidio. Entre un 80 y un 90% de los suicidios se asocian a trastornos mentales.

En Italia se ha autorizado por primera vez el suicidio asistido, a una persona tetrapléjica de 43 años, que lleva diez años en una cama. Italia se mira en el espejo de España, donde desde marzo de 2021, disponemos de una Ley Orgánica de regulación de la eutanasia. No hay que confundir el suicidio, con la eutanasia. El suicida decide quitarse la vida. En la eutanasia, el enfermo pide que le asistan, que le ayuden a morir, para evitar su sufrimiento y el de quienes le cuidan. La pandemia nos ha mostrado los problemas y las carencias para hacer frente a las enfermedades mentales, pues como señalan los expertos, en algunos casos pueden abocar al suicidio a quienes las padecen. Con la Estrategia de Salud Mental presentada y con la Proposición de Ley en curso, se pretende actualizar y corregir las deficiencias que tenemos en España, en un tema tan importante como la salud mental.

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