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viernes, 3 de junio de 2022

El ruido de los coches afecta al desarrollo cognitivo de los niños ElHuffPost

El estudio concluye que el ruido del tráfico en los colegios afecta al desarrollo de la memoria de trabajo y la capacidad de atención del alumnado de primaria.

Tráfico en Barcelona.
DAVID ZORRAKINO/EUROPA
 PRESS VIA GETTY IMAGES

Los niños y niñas que van a escuelas con mayor ruido de tráfico muestran un desarrollo cognitivo más lento, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) que publica este jueves la revista PloS Medicine.

El estudio, que constató que los niveles de ruido en el domicilio, sin embargo, no influyen en los resultados de los test de memoria de trabajo y capacidad de atención, se hizo en 38 centros escolares de Barcelona (noreste de España).

La principal conclusión del estudio es que el ruido del tráfico en los colegios tiene un efecto perjudicial sobre el desarrollo de la memoria de trabajo y la capacidad de atención del alumnado de primaria.

El estudio está liderado por Maria Foraster y Jordi Sunyer, investigadores del ISGlobal y ha contado con la participación de 2.680 niños y niñas de entre siete y diez años de edad.

La capacidad de atención y la memoria de trabajo

Para evaluar el posible impacto del ruido del tráfico sobre el desarrollo cognitivo, los científicos se centraron en dos habilidades que se desarrollan con rapidez en la preadolescencia y que son esenciales para aprender y para el rendimiento escolar: la capacidad de atención y la memoria de trabajo.

Según los investigadores, la capacidad de atención hace posible atender a estímulos específicos de forma selectiva o centrarse en una tarea concreta durante periodos de tiempo prolongado, mientras que la memoria de trabajo o memoria operativa es el sistema que permite mantener y manipular información en periodos cortos de tiempo.

Cuando, además, es necesario procesar de manera continua y eficaz la información almacenada en la memoria de trabajo se habla de memoria de trabajo compleja.

El trabajo de campo se extendió durante 12 meses entre los años 2012 y 2013, a lo largo de los cuales los alumnos hicieron cuatro veces los tests cognitivos mientras los científicos, en paralelo, medían el ruido tanto en el exterior de las 38 escuelas, como en los patios y en el interior de las aulas.

Transcurrido un año de estudio, la progresión de la memoria de trabajo, de la memoria de trabajo compleja y de la capacidad de atención fue más lenta en aquellos alumnos que asistían a escuelas con mayor ruido de tráfico.

Por ejemplo, un incremento de 5 decibelios en los niveles de ruido exterior se tradujo en un desarrollo de la memoria de trabajo un 11,4% más lento que la media y en un desarrollo de la memoria de trabajo compleja un 23,5% inferior a la media. Así mismo, una exposición a 5 decibelios adicionales de ruido del tráfico exterior se tradujo en un desarrollo de la capacidad de atención un 4,8% más lento que la media.

“Nuestro estudio refuerza la hipótesis de que la infancia es un periodo vulnerable en el que estímulos externos como el ruido pueden afectar al rápido proceso de desarrollo cognitivo que tiene lugar antes de la adolescencia”, ha destacado Jordi Sunyer.

Partiendo del mapa de ruido de tráfico rodado de la ciudad de Barcelona del año 2012, los investigadores también estimaron los niveles medios de ruido en el domicilio de cada participante. Sin embargo, en este caso no observaron relación alguna entre el ruido en el lugar de residencia y el desarrollo cognitivo.

“Esto podría deberse a que la exposición al ruido en la escuela es más perjudicial porque afecta a ventanas vulnerables de concentración y a procesos de aprendizaje. Por otra parte, mientras que en los centros escolares se efectuaron mediciones de ruido, en los domicilios se hicieron estimaciones a partir de un mapa de ruido que podría ser menos preciso y que únicamente reflejaba el ruido en el exterior”, ha puntualizado Maria Foraster.

Este estudio amplía la evidencia de los efectos del transporte sobre el desarrollo cognitivo infantil, que hasta ahora se había observado para escuelas expuestas a ruido de aviones y para escuelas expuestas a contaminación atmosférica procedente del tráfico rodado.

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