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martes, 28 de septiembre de 2010

Albuñol 'is different' ideal. es

Albuñol 'is different'

El grupo de investigadores de una universidad norteamericana que ha visitado Albuñol para estudiarlo. :: JAVIER MARTÍN

Albuñol 'is different'

Observando la 'belleza' de los invernaderos. :: J. MARTÍN

No por habitual o cotidiano lo cercano es, necesariamente, menos valioso o atractivo. Acostumbrados, como están, los vecinos del municipio de Albuñol a encajar comentarios no demasiado benevolentes sobre la imagen 'plástica' de sus cerros, barrancos o línea litoral cobijados bajo miles de metros cuadrados de invernadero, un grupo de investigadores trata de hacerles ver, ahora, que el medio de vida de este municipio, centrado al cien por cien en la agricultura intensiva, no debe ser ni mucho menos un motivo para sentir sonrojo.
Ante esta evidente transformación paisajística del territorio, los investigadores quieren hacerles ver que los invernaderos también pueden decir -y mucho- y ser un atractivo añadido para un modo de hacer turismo que podría suponer un giro de ciento ochenta grado.
«De hecho, me sorprendió que en lo más alto de la zona de El Pingano, se pusiera a mirar y dijese que aquella visión era bellísima», decía el concejal José Andrés Rodríguez, refiriéndose a Valerio Morabito, profesor del Departamento de Arquitectura Paisajista de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos), quien encabeza un grupo de investigadores formado por expertos de EE. UU., Puerto Rico, Corea, China, Canadá, Irán, Israel, Estados Unidos y Japón.
Este grupo realizará un estudio académico que proporcione ideas arquitectónicas para atraer el turismo y del que, a priori, los responsables municipales de este enclave del sur oriental de la costa de Granada pretenden tomar buena nota.
Su llegada aquí se produjo a través del arquitecto Ugo Sgambeterra y, ayer, no se hablaba de otra cosa. «Nos preocupa saber qué están viendo con sus ojos y lo más asombroso es que lo que nosotros damos por feo, no es un paisaje más, es un paisaje diferente».
La expedición multilingüe, de hecho, ayer, estaba agotada de subir y bajar desde las elevadísimas cotas del municipio hasta la playa de La Rábita, sus calles, el castillo medieval, la rambla de Huarea, los invernaderos y sus cherrys, la zona de las Lomas. «Hoy la expedición se detendrá en la castigada línea litoral, siempre he peleado porque se transforme esta zona, mejorar el lamentable paisaje por el que somos famosos y, de hecho, vimos una posibilidad buena de cambiar algo para bien y potenciar el turismo al unísono», comenta el concejal de Urbanismo.
«El principal objetivo de este estudio es analizar e intervenir en un contexto complejo para lograr la unión armoniosa de las características culturales y naturales del municipio», afirma Valerio Morabito.
Invernaderos con alma
El barranco que conecta el municipio de Albuñol con la costa es uno de los rasgos que definen el paisaje y junto a las ramblas, estructuran y diseñan espacialmente el territorio. El equipo investigador valora además de forma muy positiva la presencia de invernaderos: «por su cualidad estética, su inserción en el territorio y la creación de un paisaje único, ya que también nos importa el alma de los invernaderos».
Morabito lleva años desarrollando estos estudios. Ha intervenido en lugares como Barcelona, la Toscana italiana o Túnez. Su actual equipo de investigación está formado por estudiantes de diferentes países, como Puerto Rico, Corea, China, Canadá, Irán, Israel, Estados Unidos o Japón.
Para el mes de diciembre se podrá tener constancia de lo visto, lo aprendido y lo propuesto por este grupo. «Por lo que sabemos sus trabajos son espectaculares y van a la vanguardia en diseño de arquitectura del paisaje», insiste José Andrés. En cualquier caso, en Albuñol, donde hay bastante expectación ante la llegada de esta embajada internacional, son conscientes de que las ideas cuestan dinero al llevarlas a la práctica, pero lo importante es que «habrá algo ya hecho, se intentará un cambio de mentalidad y eso es un primer paso», cuenta el edil.
Y, para apurar el día, el grupo continúa visitando lugares. No han parado de tomar notas ni durante un prolongado almuerzo. Anabel, de Puerto Rico, tiene que hacer las veces de traductora y hay momentos en que habla inglés a los españoles y español al resto. Pero en algo sí están todos de acuerdo: Aquí hay mucho por hacer y se puede hacer mucho. Albuñol es precioso a sus ojos de extranjeros.

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