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domingo, 22 de diciembre de 2013

La pobreza energética alcanza a uno de cada diez hogares granadinos granadahoy.com

Las sucesivas subidas de las tarifas obligan a más de 35.000 familias a prescindir de los sistemas de calefacción para mantener su vivienda con el nivel mínimo de confort
ARANTXA ASENSIO GRANADA 
La factura de la luz, con toda probabilidad, volverá a encarecerse.
Unos 35.000 hogares de la provincia de Granada ya sufren de pobreza energética, un fenómeno que se ha nutrido de la crisis económica y que, por las previsiones que manejan los expertos, echa raíces a la misma velocidad a la que se encarece la factura de la luz, el agua o el gas. 

Según un informe publicado por la Asociación de Ciencias Ambientales, el problema de la pobreza energética -o lo que es lo mismo, no disponer de los medios económicos suficientes para mantener la vivienda a una temperatura que garantice el confort de quienes viven allí- afecta a uno de cada diez hogares. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2011 se contabilizaban en la provincia 350.186 hogares, lo que permite calcular que este problema ya alcanza a unas 35.000 familias granadinas. 

Para determinar que una familia, efectivamente, sufre esta situación, el informe cruza los ingresos familiares, el coste de la energía y la calidad de la vivienda en cuanto a la eficiencia en el consumo. Con estas mimbres, todo indica que el próximo año -en el que es seguro que el coste de los suministros se encarecerá de nuevo, aunque se haya paralizado, de momento, la subida del 11%- la situación será peor y el porcentaje de afectados crecerá. Así lo cree uno de los codirectores del proyecto de la Asociación de Ambientólogos, José Luis López, que vaticina que quienes sí "llegaban, con la subida lo van a pasar peor". 

A esto se suma que, evidentemente, indica López, quien carece de medios para hacer frente a las facturas difícilmente puede iniciar reformas para adecuar su hogar y mejorar su eficiencia energética. Se trata de un problema de difícil solución, para el que el codirector del proyecto pide "una estrategia" para poder invertir en rehabilitación, una solución a "largo plazo" que paliaría en parte las carencias que sufren esas, por ahora, 35.000 familias. 

En informe señala, además, que curiosamente una provincia como Granada puede tener mayores problemas para garantizar el confort en el hogar cuando llega el invierno que un domicilio de Huesca. En las provincias más frías los hogares están mejor acondicionados, lo que permite que las condiciones a la hora de afrontar los meses de frío sean mejores. Sin embargo, en zonas como Andalucía o incluso Canarias el parque de viviendas no está en las mismas condiciones cuando llega el invierno. Brasero y ropa de abrigo son, en este caso, los únicos recursos para hacer frente al descenso de temperaturas, con lo que difícilmente se puede mantener un rango de temperaturas entre los 18 grados en las habitaciones y los 21 en la sala de estar. Esta horquilla es la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Las dificultades para mantener el confort en el hogar están directamente relacionadas con la crisis, indica el informe. También la situación económica está detrás de las dificultades con las que las familias afrontan el pago del resto de facturas, no sólo la eléctrica o la del gas. Así, desde Cruz Roja Granada, la técnica del programa de llamamiento Ahora + que nunca, Bitia Bonel, indica que también se han encontrado con casos de familias que no pueden pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o que, directamente, cortan la línea de teléfono o de internet por suponer un gasto que no pueden asumir. 

En lo que va de año y hasta finales de noviembre, han sido 15.000 los granadinos que, acuciados por su precaria situación económica, han pedido ayuda mediante este programa. En casos puntuales, se les ofrece una aportación económica como medio para salir del bache -y que en ocasiones se destina al pago, precisamente, de las facturas adeudadas a las distribuidoras para evitar el corte de la luz, el agua o el gas- aunque el programa de Cruz Roja va más allá de buscar una solución coyuntural. "Se hace un plan de trabajo para intentar ayudar", explica Bonel, que señala que la base del problema suele estar en la pérdida de ingresos. Si los padres se quedan sin trabajo, difícilmente podrán hacer frente a los gastos que tiene que asumir su hogar. Por ello, este programa se articula con los planes de empleo, de formación y de intervención para buscar salidas. "Nos sentamos con las familias para buscar una solución". En ocasiones, y cuando uno de los problemas tiene que ver precisamente con las facturas, uno de los pasos que se dan con la ayuda de Cruz Roja es que la familia llame a las empresas suministradoras que "unas más, otras menos" suelen ofrecer un plazo extra para facilitar el abono de la deuda antes de proceder al corte del servicio. 

Sobre si los 15.000 granadinos que han pedido ayuda a través de este programa -en marcha desde enero de 2013 y con visos de prolongarse hasta 2015- se encuentran en situación de pobreza energética, el cálculo no es fácil. Bonel señala que la mayoría de las peticiones de ayuda tienen que ver con la vivienda, pero también indica que son muchos los que, ante la imposibilidad de pagar, deciden, directamente, prescindir de la calefacción y optan por abrigarse para estar en casa. "Saben que la luz les hace falta para cocinar o para asearse, y prefieren pasar frío". 

¿Cuáles son las facturas que más cuesta pagar? Según la técnica de Cruz Roja, normalmente la luz y el gas son tarifas más elevadas, lo que conlleva mayores dificultades a la hora de abonar los recibos, mientras que el agua tiene un coste más moderado. 

Sobre el perfil de los granadinos que piden ayuda para evitar el corte, Bonel señala que "muchas" son familias normalizadas, que saben qué hacer cuando se enfrentan a una situación como esta y que, por lo tanto, recurren a instituciones como Cruz Roja para salir del bache. 

El número de peticiones de ayuda "va creciendo de forma continua", mientras se definen los perfiles de los solicitantes. Según Bonel, siguen necesitándola quienes ya antes de la crisis estaban en una situación de precariedad que "arrastran" desde hace años, por un lado, mientras que por el otro, a raíz de las consecuencias de la situación económica y de la destrucción de empleo en los últimos años, hay familias que han entrado en esta situación hace apenas un par de años. También se encuentran con personas mayores que con una pensión tienen que hacer frente a los gastos propios y también a los de los hijos, que se han quedado sin trabajo.

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