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jueves, 20 de febrero de 2014

Buñuel, un fetichista de la imagen granadahoy.com

El Festival de Cine Clásico Retroback organiza en el Palacio de Congresos una exposición que recorre las fotografías que el director aragonés tomó durante su periplo mexicano
G. CAPPA GRANADA 
1 y 2. La exposición arranca con su trabajo en 'Los olvidados' 3. El Palacio de Congresos retorna a la programación de Retocbak tras acoger las dos primeras galas de clasura. 4. El concejal Juan García Montero.
Las fotografías de Luis Buñuel eran una suerte de cortometrajes de los que luego salieron muchas de sus películas. El Palacio de Congresos inauguró ayer una exposición con imágenes cedidas por el Centro Buñuel de Calanda que ponen de manifiesto el escrupuloso trabajo, previo al rodaje, hecho por el cineasta aragonés durante su periplo mexicano. Hombre de profundas contradicciones, el recorrido por la muestra tiene múltiples paradas en fotografías de templos y de retablos, aunque él era "ateo gracias a Dios". "Necesita a la iglesia para armarse de razones y machacarla por todos lados", explicó ayer en la presentación Emilio Egea, director de Retroback. Por su parte, el concejal de Cultura, Juan García Montero, resaltó que el Festival de Cine Clásico, aunque se apoya en las grandes estrellas de Hollywood, "todos los años hace un guiño al cine español, porque es fundamental en la historia de la cultura de este país". 

La etapa mexicana de Buñuel ofreció películas con un sello personal y un marcado surrealismo, pero también otras de calado "alimenticio" que se rodaron con fines puramente lucrativos. México fotografiado por Buñueldesvela esa búsqueda de localizaciones y combina la imagen original de Buñuel, el fotograma de esa misma escena y las referencias escritas al dorso por el cineasta. Y aunque la diferencia entre un genio y una persona normal es que la primera se inspira en otras obras y el segundo copia directamente, Buñuel se jacta de "plagiar" sin tapujos en su filme Los ambiciosos: "Son plagios muy decentes, aclaro", explicó el cineasta en una frase que sirve de cabecera al reportaje de fotos sobre este rodaje y en el que, a continuación, detalla que copió el final de Tosca

La exposición se compone de 64 fotografías realizadas para encontrar las localizaciones en que filmar los exteriores de sus películas, que complementan el minucioso trabajo llevado a cabo en la escritura de los guiones, y dan cuenta del preciso método con el que filmaba, método que le permitía rodar con rapidez , contribuyendo al bajo coste de las producciones que dirigió, y que constituyó el requisito fundamental para poder realizar una obra personal, un cine de autor que logró salvar las limitaciones impuestas por la industria cinematográfica, capaz de trabajar con una relativa libertad para filmar unas películas que se han convertido en clásicas. 

Así, el recorrido comienza con su primer trabajo mexicano, Los olvidados, una cinta relacionada directamente con Las Hurdes y "esa visión de los inframundos sociales, de esa población al margen de los núcleos urbanos y esa mirada de Buñuel, un gran crítico de las diferencias sociales, aunque luego tenía su parte burguesa", comenta Egea sobre todas las contradicciones de un cineasta aficionado a imaginar y contar orgías y perversiones, fetichista de los pies femeninos, pero que en su casa pasaba por ser un puritano, según desveló su esposa en su libro de memorias. 

Así que, al llegar a México, lo primer que le llama la atención son los paralelismos con la pobreza de su país, con esos paisajes tan descarnados y tan pobres que pululan por Los olvidados. 

Luego va centrando su mirada en los exótico del paisaje y comienza a rodar películas alimenticias, aunque todas tenían su sello. "Cuando se mete en el drama mexicano y su folklore lo mezcla muy bien en Ensayo de un crimen, con el elemento surrealista y fetichista de Buñuel, que luego toma Berlanga como referencia para filmar Tamaño natural y esa extraña relación con el maniquí protagonista", comenta Egea antes de pararse en las imágenes de El,que rodó en 1952. "Es una película dura y oscura, con un macho dominante que se cruza con ese personaje tan latino y violento, pero con un punto retorcido, no era el arquetipo de machista, porque los personajes de Buñuel siempre tenían un doblez", comenta el director de Retroback. 

Y entre las 64 imágenes destacan las de Simón del desierto, que encierran la tortura que vivió el cineasta con el racord, ya que al filmar en contrapicado al eremita en su torre no había manera de que los cielos guardaran la continuidad, "pero al final le quedó bastante bien". 

La siguiente parada es en El ángel exterminador, donde se muestra la casa en la que encierra todas sus fobias, una mansión que estaba entre las calles Homero y Calderón, casi como el propio cineasta. 

La muestra ofrece además ciertas confesiones del director convertidas en imágenes, como su acercamiento al cementerio de Taxco (México DF) que ilustró la trama de Abismos de pasión, una cinta que dirigió porque, Buñuel dijo: "como todos los surrealistas me sentía muy atraído por Cumbres Borrascosas y quería hacer una película con ella, y en México la encontré". 

Las fotografías concentran la imagen que captó Buñuel de un México alejado de las playas y los paisajes impactantes y que se centran en la gente, en los detalles, en escenarios quietos que más tarde cobraron vida con sus tramas. 

Las imágenes recuperan así su etapa mexicana con fotografías en blanco y negro que mezclaron la picaresca y el realismo, la ausencia de los escenarios inmóviles alejados del romanticismo y la perfección y a las que más tarde el mismo Buñuel dotó de movimiento.

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