Antes de que comenzaran las obras de reorganización del campus se hizo un trabajo preventivo para proteger el patrimonio
A. Asensio
Granada
Ya se han iniciado los trabajos en el campus de Cartuja.
"Mantener
una actitud de permanente vigilancia ante la posible localización de
restos arqueológicos u otros como canalizaciones antiguas de acequias
y/o túneles". Así reza uno de los objetivos que se pueden leer en la web
(www.campuscartuja.es) puesta en marcha para ofrecer información
sobre las obras de reorganización del campus de Cartuja, una zona en la
que se tiene constancia de restos de la época romana, musulmana,
medieval y moderna. Parte de esos hallazgos se han realizado,
precisamente, a partir de los trabajos, que comenzaron la pasada semana y
que, está previsto, finalicen antes de que acabe este 2014.
Los últimos restos localizados salieron a la luz el pasado verano en las excavaciones preventivas que acotaron los puntos en los que había más posibilidad de nuevos descubrimientos. Así, en dos solares sin urbanizar junto a Farmacia y Filosofía y Letras se hallaron, respectivamente, restos romanos y de viviendas moriscas. Además, junto a Filosofía y Letras se localizó un basurero con restos de animales que son ahora objeto de estudio y que permitirán conocer las pautas de consumo de la época, cómo era la cesta de la compra de un granadino antes de la llegada de los Reyes Católicos.
Los arqueólogos Guillermo García Contreras y Santiago Moreno Pérez son los encargados ahora de hacer un seguimiento de los trabajos con el fin de actuar en el mismo momento en el que se detecte la posibilidad de más restos. ¿Y qué se espera encontrar? "Con seguridad encontraremos restos de la transición entre la época musulmana y la cristiana", explica García Contreras. Los cartujos compraron las tierras donde ahora se ubican las facultades y cambiaron sustancialmente la fisonomía del terreno "hacia un sistema productivo de secano". Son los restos de ese cambio los que ahora deben aflorar. También habrá restos medievales y del, precisamente, siglo XVI. "Sabemos que hay restos neolíticos entre Farmacia y el edificio de Mente y Cerebro", añade el arqueólogo, que participó el verano pasado en los trabajos previos.
La iniciativa de realizar esa tarea preventiva partió de algunos profesores de la Universidad, como Antonio Malpica, que encontraron el apoyo del Rectorado. "Durante años esta zona ha sido masacrada", destaca Malpica, que alega que se podía haber conservado la estructura y configuración del terreno a la hora de urbanizar las facultades y centros, sensibilidad que sí se ha tenido en cuenta en los últimos años.
La importancia de esa área en para los arqueólogos radica en su ubicación, justo entre la ciudad y el campo. Durante la época islámica se creó una red de acequias con agua que se recogía desde Aydanamar, se dirigía a un albercón y desde allí se distribuía por todo el campus, que albergaba construcciones agrícolas, canalizaciones y zonas de cultivo, explica Malpica. La singularidad de tener restos en la zona hace que los alumnos de Arqueología realicen el prácticum allí mismo.
Los últimos restos localizados salieron a la luz el pasado verano en las excavaciones preventivas que acotaron los puntos en los que había más posibilidad de nuevos descubrimientos. Así, en dos solares sin urbanizar junto a Farmacia y Filosofía y Letras se hallaron, respectivamente, restos romanos y de viviendas moriscas. Además, junto a Filosofía y Letras se localizó un basurero con restos de animales que son ahora objeto de estudio y que permitirán conocer las pautas de consumo de la época, cómo era la cesta de la compra de un granadino antes de la llegada de los Reyes Católicos.
Los arqueólogos Guillermo García Contreras y Santiago Moreno Pérez son los encargados ahora de hacer un seguimiento de los trabajos con el fin de actuar en el mismo momento en el que se detecte la posibilidad de más restos. ¿Y qué se espera encontrar? "Con seguridad encontraremos restos de la transición entre la época musulmana y la cristiana", explica García Contreras. Los cartujos compraron las tierras donde ahora se ubican las facultades y cambiaron sustancialmente la fisonomía del terreno "hacia un sistema productivo de secano". Son los restos de ese cambio los que ahora deben aflorar. También habrá restos medievales y del, precisamente, siglo XVI. "Sabemos que hay restos neolíticos entre Farmacia y el edificio de Mente y Cerebro", añade el arqueólogo, que participó el verano pasado en los trabajos previos.
La iniciativa de realizar esa tarea preventiva partió de algunos profesores de la Universidad, como Antonio Malpica, que encontraron el apoyo del Rectorado. "Durante años esta zona ha sido masacrada", destaca Malpica, que alega que se podía haber conservado la estructura y configuración del terreno a la hora de urbanizar las facultades y centros, sensibilidad que sí se ha tenido en cuenta en los últimos años.
La importancia de esa área en para los arqueólogos radica en su ubicación, justo entre la ciudad y el campo. Durante la época islámica se creó una red de acequias con agua que se recogía desde Aydanamar, se dirigía a un albercón y desde allí se distribuía por todo el campus, que albergaba construcciones agrícolas, canalizaciones y zonas de cultivo, explica Malpica. La singularidad de tener restos en la zona hace que los alumnos de Arqueología realicen el prácticum allí mismo.
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