Cuenta con 494 alumnos con certificado, aunque la idea es cubrir otras necesidades, como las de superdotados o TDAH
LOLA QUERO GRANADA
La Universidad de Granada ya cuenta con grupos de investigación que trabajan en nuevos medios de ayuda y accesibilidad para las personas discapacitadas, lo que representa un potencial que la aspirante a rectora Pilar Aranda pretende aprovechar e incentivar para poner en marcha un programa que ponga a la UGR en una posición de liderazgo en esta materia de integración.
Esta institución académica cuenta actualmente con 494 alumnos matriculados que tienen certificado que acredita su discapacidad. En una época en la que la UGR pierde alumnos cada año, este colectivo ha aumentado en los últimos cursos, con medio centenar de matriculaciones más. Los avances en una formación más adecuada para estas personas podrían dar lugar a que la Universidad de Granada se convirtiera en una institución "de referencia" y esto llevara a la captación pregresiva de alumnos, según explicó ayer Antonio Tejada, alumno de doctorado de la UGR y una de las personas que han creado UGR Inclusiva, un programa para atender las necesidades especiales de los miembros de la comunidad universitaria.
Han participado en esta idea alumnos, profesores y personal de administración y servicios y el proyecto se ha recogido como una de las propuestas estrella de la candidata al Rectorado Pilar Aranda.
Una de las primeras promotoras del proyecto, la profesora Esperanza Alcaín explicó ayer, durante la presentación, que la idea es ir mucho más allá de la eliminación de barreras arquitectónicas u otras actuaciones centradas exclusivamente en la movilidad. "También hay otras barreras", dijo Pilar Aranda, en relación a las necesidades de formación del personal, la creación de programas específicos e incluso normativas dentro de la UGR que favorezcan el aprovechamiento del potencial de estas personas.
Carmen Ramírez, profesora de la UGR, que intervino en el acto desde su casa mediante el sistema de vídeo, explicó que la falta de medios, normativa, formación o incluso concienciación, están ocasionando que en la UGR se produzcan jubilaciones anticipadas de personas que, "con 32 años por ejemplo, tienen aún muchas cosas que aportar". El número de profesores y resto del personal con discapacidad o cualquier necesidad especial no es público actualmente, por lo que una de las medidas propuestas de inicio es la creación de un censo para tener una idea más clara de la población afectada dentro de la UGR y de qué tipo de necesidades tienen.
Una de las ideas fuerza de este programa es la diversidad, es decir, que se articulen y organicen las cosas teniendo en cuenta las diferentes necesidades de cada personal o colectivo, pues hay muchos tipos de discapacidad.
Es más, la iniciativa pretende abarcar también a personas que tienen circunstancias especiales no relacionadas directamente con la discapacidad y que inciden en la formación. Se trata de personas con altas capacidades o con déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
En este sentido, Aranda lanzó una crítica al sistema actual, pues considera que los esfuerzos que se hacen en las enseñanzas medias no continúan en la Universidad. "Muchos alumnos se aburren o no son comprendidos y los perdemos", agregó la candidata al Rectorado, que aboga por "conectar" con el tratamiento especial que estas personas reciben en colegios e institutos. La ONCE también se ha ofrecido para impartar cursos de formación al personal de la UGR para la integración de discapacitados.
Esta institución académica cuenta actualmente con 494 alumnos matriculados que tienen certificado que acredita su discapacidad. En una época en la que la UGR pierde alumnos cada año, este colectivo ha aumentado en los últimos cursos, con medio centenar de matriculaciones más. Los avances en una formación más adecuada para estas personas podrían dar lugar a que la Universidad de Granada se convirtiera en una institución "de referencia" y esto llevara a la captación pregresiva de alumnos, según explicó ayer Antonio Tejada, alumno de doctorado de la UGR y una de las personas que han creado UGR Inclusiva, un programa para atender las necesidades especiales de los miembros de la comunidad universitaria.
Han participado en esta idea alumnos, profesores y personal de administración y servicios y el proyecto se ha recogido como una de las propuestas estrella de la candidata al Rectorado Pilar Aranda.
Una de las primeras promotoras del proyecto, la profesora Esperanza Alcaín explicó ayer, durante la presentación, que la idea es ir mucho más allá de la eliminación de barreras arquitectónicas u otras actuaciones centradas exclusivamente en la movilidad. "También hay otras barreras", dijo Pilar Aranda, en relación a las necesidades de formación del personal, la creación de programas específicos e incluso normativas dentro de la UGR que favorezcan el aprovechamiento del potencial de estas personas.
Carmen Ramírez, profesora de la UGR, que intervino en el acto desde su casa mediante el sistema de vídeo, explicó que la falta de medios, normativa, formación o incluso concienciación, están ocasionando que en la UGR se produzcan jubilaciones anticipadas de personas que, "con 32 años por ejemplo, tienen aún muchas cosas que aportar". El número de profesores y resto del personal con discapacidad o cualquier necesidad especial no es público actualmente, por lo que una de las medidas propuestas de inicio es la creación de un censo para tener una idea más clara de la población afectada dentro de la UGR y de qué tipo de necesidades tienen.
Una de las ideas fuerza de este programa es la diversidad, es decir, que se articulen y organicen las cosas teniendo en cuenta las diferentes necesidades de cada personal o colectivo, pues hay muchos tipos de discapacidad.
Es más, la iniciativa pretende abarcar también a personas que tienen circunstancias especiales no relacionadas directamente con la discapacidad y que inciden en la formación. Se trata de personas con altas capacidades o con déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
En este sentido, Aranda lanzó una crítica al sistema actual, pues considera que los esfuerzos que se hacen en las enseñanzas medias no continúan en la Universidad. "Muchos alumnos se aburren o no son comprendidos y los perdemos", agregó la candidata al Rectorado, que aboga por "conectar" con el tratamiento especial que estas personas reciben en colegios e institutos. La ONCE también se ha ofrecido para impartar cursos de formación al personal de la UGR para la integración de discapacitados.
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