Presidenta de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo
Estamos lejos del objetivo que marca la Estrategia 2020 de alcanzar una tasa de empleo para las mujeres del 75% en la UE (actualmente es del 63,5%), un porcentaje que en el caso de los hombres ya se ha alcanzado.
Uno de los principales desincentivos para la incorporación de las mujeres en el mercado laboral son las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral, lo que explica que en tiempos de crisis sean las embarazadas o las recientes madres las más vulnerables del mercado laboral.
Sin embargo, las mujeres están llamadas a jugar un papel importante en la recuperación económica y social, algo que no será posible sin políticas proactivas que fomenten su participación en el mercado laboral y que favorezcan un mejor equilibrio entre vida privada y laboral.
Unos de los grandes escollos que encuentran las mujeres europeas en este camino son las actuales legislaciones sobre los permisos familiares: la relativa al permiso de maternidad, que data de 1992, y la que regula el permiso parental -aquel que pueden intercambiar el padre y la madre-, de 1996. Dos directivas que no se corresponden con el contexto económico y social que vive hoy la Unión Europea y que tampoco han logrado alcanzar sus objetivos en cuanto a la conciliación de la vida laboral y familiar.
Desde el Parlamento Europeo hemos hecho una propuesta para revisar ambas legislaciones, para evitar que solo el 10% de los padres se tomen al menos 1 día de permiso parental, frente al 97% de las madres, que es lo que está sucediendo hoy en día en la UE.
Hemos pedido que el permiso parental se amplíe como mínimo de 4 a 6 meses y que sea un derecho individual. Además, hemos instado a la Comisión y a los Estados miembros a que remuneren al mismo nivel los permisos de maternidad, paternidad y parentales, y que estos últimos sean totalmente intransferibles y de la misma duración, porque está demostrado que solo así se hace un uso más equilibrado por parte de los dos progenitores.
Foto: ISTOCK
Se está refor-zando una ten-den-cia contraria a los principios y valores de la UE en relación con la igualdad entre hombres y mujeres.
Cuando los derechos relacionados con las familias no son individuales, sino que pueden acogerse el padre o la madre, y la prestación no equivale al nivel de ingresos, implicando además períodos de inactividad en el mercado, son las mujeres en una inmensa mayoría las que se acogen a ellos.
Según los datos de Eurostat de 2010, de los 3.500.000 millones de personas de la UE que tomaron un permiso parental, 3.423.700 fueron mujeres y 76.300 hombres.
A pesar del trabajo e insistencia del Parlamento Europeo para desbloquear la revisión de la Directiva, el Consejo no ha sido capaz de llegar a un acuerdo, y la Comisión ha decidido retirarla.
Con esta decisión, en lugar de avanzar en la reducción de los efectos discriminatorios que suponen los largos periodos de inactividad en el mercado laboral para las mujeres y fomentar la participación de los padres en la vida familiar, se refuerza una tendencia contraria a los principios y valores de la UE en relación con la igualdad entre hombres y mujeres.
Con esta decisión, en lugar de avanzar en la reducción de los efectos discriminatorios que suponen los largos periodos de inactividad en el mercado laboral para las mujeres y fomentar la participación de los padres en la vida familiar, se refuerza una tendencia contraria a los principios y valores de la UE en relación con la igualdad entre hombres y mujeres.
Los desafíos de la conciliación del trabajo y la vida privada a los que se enfrentan las mujeres se convertirán en muros cada vez más altos si no se aplican leyes dirigidas a fomentar la participación igualitaria de hombres y mujeres en el cuidado de sus hijas e hija.
Sabemos cómo hacerlo, conocemos qué medidas funcionan, por eso pedimos a la Comisión y al Consejo que asuman su obligación de avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria; una sociedad realmente europea.
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