Hace aproximadamente un siglo, el premio Nobel Ramón y Cajal afirmaba que al carro de la cultura le sigue faltando la rueda de la ciencia. En el día de hoy, la creación de una sólida base de cultura científica en España sigue siendo un difícil reto que debe afrontarse desde la comunicación social de la ciencia por diversas razones. Por una parte, los científicos tenemos la obligación moral, sobre todo si trabajamos en un organismo público, de difundir nuestros descubrimientos a la sociedad con la mayor visibilidad posible, de igual modo que los políticos deben rendir cuentas ante la ciudadanía con la mayor transparencia. Además, una sociedad informada sobre el uso y los beneficios de los fondos públicos será más proclive a apoyar la inversión en ciencia y tecnología. Por otra parte, la ciudadanía merece ser informada sobre los avances científicos para entender y decidir sobre aspectos que le afectan de manera directa en la vida cotidiana. Es por ello por lo que la comunicación científica, el nexo entre la comunidad científica y la sociedad, resulta clave en la creación de una opinión pública acerca de la ciencia. Según la última Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología de FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología), el interés por la ciencia va en aumento y la profesión científica se encuentra entre las más valoradas. En este artículo se pretenden revisar las múltiples fuentes que existen actualmente para mantenernos informados (o contribuir divulgando) sobre los avances científicos en los diferentes medios de comunicación.
Este post ha sido escrito conjuntamente con Dolores Bueno, doctoranda en Ciencia de Materiales
Internet es hoy la primera fuente de información científica para la mayoría de los españoles. La citada encuesta pone de manifiesto que el número de los que se informan mediante medios generalistas disminuye, mientras que aumenta significativamente el de quienes buscan información en blogs y redes sociales. Entre las webs que publican noticias sobre ciencia destacan Materia (que empezó siendo una web independiente y se ha convertido en la sección de ciencia de El País), la agencia de noticias SINC o el portal web de FECYT. En cuanto a los numerosísimos blogs especializados en divulgación científica, hay que resaltar Naukas (el más leído en España), Hablando de Ciencia y el blog del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) Ciencia para llevar.
En televisión, pese a tratarse de la fuente más consultada, no deja de ser preocupante el escaso contenido científico: según un análisis de la revista Consumer, las noticias sobre ciencia ocupan únicamente el 2,1 % del tiempo de los informativos frente al 45 % del espacio de los telediarios dedicado a la política y el deporte. De ahí que siga siendo tan necesaria la aparición de nuevos programas especializados en ciencia, como el late night Órbita Laika (actualmente cancelado), Redes y tres14 (cancelados ambos desde 2014), El escarabajo verde o La aventura del saber, todos ellos emitidos en la televisión pública aunque relegados a un segundo plano en La 2. Dentro de poco, se espera el estreno del programa El ladrón de cerebros, con el divulgador Pere Estupinyà, también en TVE. En cuanto a las televisiones autonómicas, cabe mencionar el programa Quèquicom, emitido en TV3. La ciencia tiene aún menos protagonismo en la televisión privada, en la que únicamente destacan los experimentos de El Hormiguero y la tímida apuesta de Atresmedia con la emisión del documental Cosmos en Mega. Por último, hay que resaltar el canalIndagando TV (emitido en Internet), la primera televisión dedicada a la ciencia y la innovación en España. Otro formato novedoso es el de las tertulias Media2ciencia, organizadas por el científico y periodista Luis Quevedo, en las que se invita a especialistas científicos en temas de actualidad mediante hangouts de Google y se interactúa con los oyentes en directo usando la red social Twitter.
Existen tantas vías de comunicación entre científicos y sociedad como razones para implicarse en ambas direcciones
Las revistas de divulgación continúan siendo la tercera fuente más consultada. Títulos como QUO, Muy Interesante o National Geographic se encuentran entre los de las cinco revistas mensuales más leídas en España. También merecen mención las nuevas revistas Principia y Ballena Blanca, que publican regularmente artículos sobre divulgación científica y medio ambiente. La radio aparece a continuación como el medio preferido para acceder a la información científica; destaca la radio pública, especialmente Radio 5 Todo Noticias (RNE). Algunos programas científicos en la radiodifusión española son A hombros de gigantes, A su salud, Entre probetas,Respuestas de la ciencia o Ciencia al cubo (fuera de emisión). Entre los podcasts, o programas de radio en Internet distribuidos a través de sistemas de redifusión (RSS), surgen nuevos programas dedicados a la ciencia como el exitoso La buhardilla 2.0.
Por último, entre las formas más originales de divulgar ciencia destacan los divertidos monólogos científicos de Famelab y The Big Van Theory, así como las charlas científicas en los bares de Pint of Science. También Naukas organiza anualmente un evento de divulgación de la ciencia en Bilbao, Hablando de Ciencia dispone del suyo en Granada y la revista Jot Down, en Sevilla.
En resumen, existen tantas vías de comunicación entre científicos y sociedad como razones para implicarse en ambas direcciones. Como afirma el periodista científicoVladimir de Semir, «la comunicación científica es de suma importancia: informa al gran público sobre cuestiones relacionadas con la ciencia y tecnología e informa a la ciencia acerca de las percepciones y expectativas sociales». Para aquellos científicos interesados en comunicación científica, es muy recomendable la realización del cursoEl científico ante los medios de comunicación, organizado por la Fundación Esteve y el Instituto RTVE, para conocer los vericuetos del oficio periodístico. Esperemos que en el futuro cada vez sea menos cierta aquella frase del gran divulgador Carl Sagan: «Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y tecnología en la que casi nadie sabe de estos temas».