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domingo, 25 de junio de 2017

¿Cómo caracterizarías a los españoles? elhuffingtonpost

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Respuesta de Gabriel Landaeta K:
Es obvio:
Vagos de cojones, con extraños horarios para comer, siestas constantes, fiestas, flamenco y toros.
¡No, en realidad no! Esta es mi versión, fuera de bromas:
Es muy difícil caracterizar a los españoles como tal vez se podría hacer con otras nacionalidades. La verdad es que España parece más bien varios países pequeños en uno. Prácticamente cada comunidad autónoma tiene su propia lengua, celebraciones, tradiciones y culturas propias.
Voy a arriesgarme a decir alguna cosa desde mi experiencia como alguien local y extranjero (soy un inmigrante bien integrado, he vivido aquí varios años, tengo amigos españoles y me siento como uno más), de modo que pido disculpas por adelantado si incurro en exageraciones o análisis poco elaborados. Las generalizaciones siempre terminan ofendiendo a alguien.
Estar de acuerdo en no estar de acuerdo
En casi todo, en España se pueden adoptar posiciones similares a las que se toman en una competencia deportiva. A veces ni siquiera sabes por qué estás de acuerdo o no en algo, por qué te gusta o no te gusta, pero lo apoyas hasta el extremo.
Hasta no hace mucho tiempo, había básicamente sólo dos partidos políticos (había más, pero eran enanos en comparación con PP y PSOE). Si mi padre era del PP / PSOE toda su vida y mi abuelo también, pues yo también votaba ciegamente a favor de uno de esos partidos.
Esto es sólo un ejemplo polémico y, afortunadamente ha cambiado bastante, sobre todo desde que Ciudadanos y Podemos aparecieron.
Lo dicho también se aplica a las diferencias y las rivalidades. Por ejemplo, los típicos "españoles" vs "separatistas". Probablemente mucha gente en Madrid tiene amigos catalanes cercanos o viceversa, pero como rivales se odian.
Quejicas profesionales
Nos encanta quejarnos de las cosas. Nos quejamos de los lunes, del trabajo, de la política, de los deportes, de los anuncios de la tele de y lo que venga. Nada está exento de crítica y vemos pocas cosas con buenos ojos. Esto, desde luego, no tiene por qué ser algo malo de por sí. A veces es lo que hace que las cosas mejoren.
Provengo de América Latina y aún a veces me resulta difícil entender cómo alguien puede decir que el metro no funciona bien, o que la salud pública es mala, o que la gente encuentre algunas calles sucias, o que la compañía nacional de correos es lenta e ineficiente.
Cuando llegué este país, todo me parecía impecable, los temas que preocupaban a los nacidos aquí sonaban en mis oídos a banalidades. Más tarde entendí que, si estás acostumbrado a que algo funcione correctamente y deja de funcionar a la perfección, entonces debes elevar tu protesta para lograr que funcione otra vez como debe ser.
El problema viene luego, si te quejas en exceso pero no realizas un esfuerzo para contribuir a que mejore la situación (yo mismo incluido).
Sinceramente, pienso que si las quejas que escucho a diario se convirtieran en resultados, este país sería perfecto.
Calidad sobre cantidad
En general, el modo de vivir de los españoles demuestra que la gente prefiere vivir bien y relajada a trabajar sin parar y vivir estresado por el beneficio económico.
Me refiero a que, puestos a escoger, muchos se conformarían con un trabajo de 8 horas al día y ganar un sueldo medio con tal de que el tiempo pudiera dedicarse a disfrutar de la vida, ir a una terraza y beberte una caña con los amigos, en lugar de entregarse 12 horas al día o más a una faena excelentemente remunerada sin el esparcimiento necesario.
Sin importar los parecidos, jamás será igual un canario a un aragonés, y mucho menos comparable un andaluz con un gallego.
Es conveniente aclarar que de ningún modo quiero que piensen que a la mayoría de la gente le gusta la holgazanería o tiene poca motivación para el trabajo. Mi convicción es que tal afirmación no pasaría de ser un tópico y, como casi todos los tópicos, estaría marcado por el error.
Mi visión particular es que, en España, la clase media goza de una buena calidad de vida. Muchos pueden viajar de vez en cuando, aspiran a comprarse una casa, tienen un coche si lo desean, tienen cierto nivel de comodidad personal, comer fuera con relativa frecuencia, descansar en el tiempo libre o disfrutar de sus actividades favoritas.
El problema básico reside en que todavía existen comunidades que tienen menos de lo requerido para vivir con dignidad. Sus salarios promedio son bajos y trabajan mucho por un menguado beneficio. Estoy convencido, sin embargo, de que este es un tema distinto de lo que representa en esencia la mentalidad y el carácter típico del español.
Orgulloso de no estar orgulloso
Este es un rasgo particularmente curioso, pero supongo que ocurre en otros países también.
Un gran porcentaje de los nacidos en esta tierra parecen avergonzarse de España y de su cultura. Las frases "This is Spain", "Spain is different" y "país de pandereta" son muy comunes. Cuando se habla de problemas comunes o de largo recorrido, como la corrupción o la impunidad de algún delincuente, la gente suele usar estas frases para culpar a la cultura general del país.
Pero, ¡ojo! Si eres extranjero, ¡no te metas con España! Por supuesto, si el tono es de buen rollo y con humor, no suele haber problemas, pero si dices algo en serio, puedes toparte con algún patriota que te lo reclamará agriamente.
Esta forma de actuar la he observado especialmente en lo que se concibe como una "España" abstracta y universal. Tal vez en las regiones o en provincias donde existen tendencias separatistas, el tema sea menos álgido.
Para resumir mi opinión extendida sobre los españoles, diría lo siguiente:
Por lo común, son gente amable, honesta, solidaria y de buen corazón. Ciertamente -como sucede en cualquier lugar del mundo- hay sus excepciones; pero mi experiencia y el análisis, siempre limitado, que uno acostumbra hacer como extranjero es bastante positivo. Una anécdota quizá pueda servir como ilustración de la buena disposición que he encontrado en mi ya larga estancia: en cierta ocasión, me extravié en la ciudad de San Sebastián (Guipúzcoa). Un chico al que pedí ayuda, sin pensárselo demasiado, optó por llevarme en su coche hasta el lugar donde necesitaba ir. Me sorprendió muchísimo aquel gesto espontáneo y confiado, que no pude más que agradecer y guardar en mi memoria por el grato recuerdo de su amabilidad.
Dado el temperamento emotivo que les caracteriza, de pronto pueden parecer antipáticos, pero si tienes paciencia y tolerancia, descubres el lado positivo que se encubre tras la fachada.
Algunos amigos de otros países, no familiarizados con los arranques de un camarero, un conductor de autobús o cualquier funcionario, quedan con la impresión de que son groseros y agresivos. Lo que ignoran es que el interlocutor no sólo estaría hablando con absoluta normalidad, sino que incluso podría estar tratando de gastarte una broma o ser simpático contigo para hacerte sentir cómodo.
El acento tosco, una voz fuerte o determinadas frases coloquiales que se usan como parte del comportamiento natural pueden generar incomodidad u ofuscación.
Mi consejo para quien quiera ahorrarse malestares artificiales es que analice la situación dentro del contexto y vea hasta qué punto su estimación es correcta. Cabe la posibilidad de que estén bromeando o siendo sarcásticos.
Una nota sobre el humor: los españoles tienen un sentido del humor muy agudo, aun cuando pueda parecer que carecen de él.
En confianza se bromea mucho y, por lo general, son hábiles en el juego de palabras, fabrican rápidas analogías y hacen conexiones inmediatas entre los hechos.
No obstante, el humor formal, ese que se ve por ejemplo en la televisión, puede parecer aburrido o "cutre". En contraposición, los monólogos o los guiones del stand-up comedy, por ejemplo, son divertidos, y más si conoces algo sobre la cultura española.
Nota adicional: sin duda, mi opinión es subjetiva y expuesta a crítica o reformulación.
Aun cuando prácticamente he viajado por todo el país e interactuado con muchos individuos de todas clases, sin embargo, he fijado mi residencia únicamente en Madrid.
No he pasado más de un mes en ninguna otra comunidad, lo cual significa que no estoy capacitado para hablar con propiedad sobre los aspectos que mejor identifican a cada región.
Quien quiera una regla de oro para establecer el formato de lo que es realmente el carácter español, aquí le dejo la mía: no aferrarse a prejuicios o estereotipos rígidos y creer que con eso basta para ser un experto.
Sin importar los parecidos, jamás será igual un canario a un aragonés, y mucho menos comparable un andaluz con un gallego.
Es preciso evaluar a cada cual en su estilo y... ¡que viva la diferencia!

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