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domingo, 25 de junio de 2017

Una reflexión sobre el impuesto a los robots granadahoy.com

                                                                             TRIBUNA


MIGUEL GUIJARRO HERNÁNDEZ
Economista

Una reflexión sobre el impuesto a los robots
Reflexionar sobre un impuesto a los robots puede parecer una osadía, pero considero que se debe proponer eliminando encuadres ideológicos, con un análisis racional y evitando la demagogia.
Parece que hay algunos hechos innegables. En las cadenas de montaje, y no sólo en ellas, se sustituye mano de obra humana por robots para mejorar la productividad, la eficiencia y la calidad. El proceso lleva aparejada una inversión inicial debida al coste del despido de los actuales trabajadores que se encontraban en esa cadena y la propia inversión directa en los robots de sustitución.
Los trabajadores despedidos tendrán, en función de su edad, dificultades para incorporarse a nuevos trabajos y entrarán en las listas del paro de larga duración o bien en las listas de las jubilaciones anticipadas. Se irá recogiendo una bolsa de mano de obra de difícil reciclaje con demandas a fondos de la Seguridad Social sustituidos por quien hace su anterior trabajo pero sin coste de cotización para la empresa.
Hay quien predice que esta sustitución no sólo incrementa la productividad sino que crea nuevos puestos de trabajo, pero el hecho es que, a diferencia de las anteriores revoluciones económicas, ésta da lugar a cambios traumáticos de una velocidad de transición impresionante y con un periodo de adaptación casi nulo. Hay datos que parecen augurar que el 45% de las actuales tareas pueden ser realizadas por robots, sobre todo las de carácter repetitivo. Pero lo fundamental es definir lo que es un robot, algo tremendamente complejo. Porque muchos procesos están siendo robotizados. Por ejemplo, ¿el algoritmo de búsqueda de Google es un robot? Parece que es un proceso de robotización y, en principio, no cumpliría las razones de la sustitución del trabajo humano.
Evidentemente, si las empresas obtienen mas beneficios tributarán por más cantidad, pudiendo compensar por esta vía la bajada de ingresos de la Seguridad Social producida por la falta de cotizantes. Parece, a simple vista, que ese incremento de tributación vía beneficios no compensa nunca la bajada de cotizaciones, ya que si fuese así la operación de sustitución de mano de obra por robots sería neutra. Las empresas sólo hacen estas operaciones si obtienen un beneficio extra, superior al coste del mantenimiento de los puestos de trabajo.
De todas formas, en las cuentas del Estado se produciría un incremento de la recaudación contra un déficit de la misma en las cuentas de la Seguridad Social que, al estar separadas, obligaría a incrementar las transferencias entre las cuentas del estado y de la Seguridad Social. Parece claro, pues, al menos en principio, que la sustitución de personas por robots podría significar una reducción de la recaudación global que obligaría al Estado a hacerse cargo de ex trabajadores de empresas para mejorar los resultados de éstas.
Pero se debe especificar, igualmente, el destino de ese impuesto, ya que no es igual que se dirija a financiar la Seguridad Social, es decir las pensiones, a que, mediante una renta básica, se dirija a evitar la ruptura social que podría provocar una masa de trabajadores de difícil adaptación por los rápidos cambios producidos.
Recordemos que el Impuesto sobre la Renta vino a establecer un criterio de reparto producido en la época de la Revolución Industrial debido a que el incremento de la productividad produjo desviación de riqueza hacia una parte de la sociedad. Ello puede inducir a estudiar de forma detenida la propuesta de un impuesto al uso de los robots, que, según mi criterio, debe de tener en consideración, además de otros, algunos condicionantes:
1.- Debe de quedar muy bien definido qué es un robot y qué no lo es.
2.- Debería ser un impuesto que tenga en consideración el esfuerzo de la empresa debido al coste de la inversión en la sustitución, por lo que no podría ser un impuesto inmediato sino que, en principio, debería de aplazarse durante un tiempo prudencial tras la sustitución.
3.- El citado impuesto no podría impedir que la empresa genere mayor productividad, desincentivando la inversión en nuevas tecnologías.
4.- Debería tener en cuenta la retroactividad del impuesto, ya que generaría beneficios extras de las antiguas sobre las modernas.
Como dijo Bill Gates en su momento, un tipo de impuesto como este "contribuiría a frenar la velocidad del transito a la automatización dando tiempo a gestionar una pauta ordenada en ese cambio".

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