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viernes, 16 de junio de 2017

El mito granadahoy.com

PILAR CERNUDA

Woodward se interesó por la corrupción, pero aseguró que lo más importante para un país es la economía y el paro

Para la mayoría de los periodistas, Bob Woodward es un mito, al igual que su compañero y amigo Carl Bernstein. Pero Woodward, además de formar parte del dúo que investigó el Watergate y provocó la caída del presidente de EEUU, ha escrito después una docena de libros de investigación de imprescindible lectura para quien pretenda conocer la trastienda de los asuntos importantes que ocurrieron en América en los últimos cuarenta años.
Invitado por el grupo Atresmedia para participar en un foro de notables, visitó el Congreso de los Diputados en un día de mucho movimiento: cuando se celebraba la moción de censura presentada por Pablo Iglesias. Antes de irse, Woodward, un hombre fácil de trato en la distancia corta y de curiosidad incansable, dejó sentencias para la reflexión.
La importancia de las fuentes, por ejemplo, hay contrastar los datos en varias de esas fuentes antes de publicarlas; preocupación por el hecho de que se considere cierto todo lo que se difunde a través de las redes sociales, admiración por los jefes que defienden a los suyos y les dejan trabajar en libertad - su importante aventura periodística no habría sido posible sin el apoyo y el empuje de Katharine Graham y Ben Bradlee- y sobre todo y por encima de todo, la necesidad de buscar la verdad y no dejarse engañar por las medias verdades. Por ejemplo, no simpatiza con Trump, pero se niega a aceptar como un hecho incuestionable que haya complotado con los rusos para interferir en las elecciones, porque no hay pruebas de que sea así.
Es gratificante que, a estas alturas, un veterano periodista sea tan estricto en la necesidad de profundizar una y mil veces en la investigación de una noticia antes de convertirla en titular, que desgraciadamente hoy es práctica generalizada. Se interesó por la corrupción en España, que evidentemente conocía, pero dijo sin complejo que para un país, cualquier país, lo más importante eran los datos económicos y las cifras de paro. Si no fuera porque se trataba de Woodward, nombre que provoca admiración y respeto por igual, podrían haberle acusado de hacer el juego a Rajoy. Sin embargo, conociendo su trayectoria profesional, y tras una conversación de apenas quince minutos, se puede deducir que le trae al fresco que le puedan etiquetar, acusar de amiguismo o dejarse llevar por filias o fobias.
No todos los mitos se mantienen cuando se tiene la oportunidad de conocerlos. Torres importantes han caído al tratarlos de cerca. Woodward en cambio … es mucho Woodward.

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