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sábado, 13 de marzo de 2021

La política como esperpento granadahoy.com

 

JUAN JOSÉ RUIZ MOLINERO


En un escenario de muerte y ruina es obsceno que los políticos antepongan sus intereses personales


He venido calificando a la política española de los últimos años como abominable esperpento que no merecería más comentario si no fuera porque, en estos momentos de muerte y ruina, causada por la cruel pandemia y la nefasta respuesta gobernante ante ella, los ciudadanos no comprenden que en ese escenario los políticos antepongan sus intereses personales a la mínima unidad exigida para hacer frente a la terrible situación sanitaria y económica. Es decir, a los problemas reales de la ciudadanía.

El último esperpento ha sido la patada al tablero de Arrimadas a los pactos que mantenía con el PP en distintas autonomías -Murcia, Madrid, Castilla León y veremos en qué queda Andalucía-, en un giro desesperado de acercamiento a Sánchez, el gran beneficiado -junto con Vox- de una operación que, por un lado, debilita a la oposición y, por otro, haría posible el apoyo de la dama al presidente del Gobierno si le fallan los socios independentistas, especialmente ERC que le ha amenazado ya, en boca de Rufián, de mandarlo a casa si no satisface sus exigencias -amnistía, referéndum, etc-. Tampoco parece muy contento con los aprietos en los que le pone su vicepresidente Iglesias. Pero, en el fondo, no olvidemos que tras el fracaso de Ciudadanos y el PP en las elecciones catalanas, se ha desatado el sálvese quien pueda. Casado intenta absorber, no ya al poco electorado que le queda a la formación naranja, sino a parte de sus dirigentes, en una auténtica Opa hostil. Mientras, la temblorosa Arrimadas intenta cobijarse políticamente en los brazos de Sánchez, aunque no ignore los peligros del abrazo del oso, con cómodas mociones de censura, tan queridas por Don Pedro.

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