En la provincia, la patología tiene un sobrecoste económico y sanitario de 2,8 millones por su deficiente control
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Á.P. | GRANADA
Las personas que se protegen con máscarilla aumentan estos días. :: R.I.
En Granada se estima que hay unas 46.000 personas asmáticas, entre adultos y niños, pero su vida no tiene que ser un suplicio por esa patología que empeora en primavera. «Casi el 50% de los pacientes de la provincia con asma sufre innecesariamente a pesar de estar en tratamiento porque no tiene un buen control de su enfermedad, lo que provoca un empeoramiento de los síntomas y un aumento de las crisis repentinas. En muchos casos hay hospitalizaciones y raras veces hasta la muerte. En general, les impide llevar la vida de una persona normal», manifiestan los doctores Luis Manuel Entrenas y Antonio Pereira, miembros de Neumosur, asociación de Neumología y Cirugía Torácica.
Los dos médicos agregan que cerca del 90% de los individuos asmáticos asumen sus síntomas como parte normal de su situación cuando con el tratamiento y seguimiento correctos es posible llevar una vida idéntica a la de las personas sanas, al menos en la gran mayoría de los casos.
Los especialistas subrayan el impacto sanitario y económico que provoca el mal control de esta patología, cuyos costes para el sistema público de salud español se estiman en la actualidad en más de 1.400 millones anuales. En la provincia tiene un sobrecoste económico y sanitario de alrededor de 2,8 millones.
Ante eso, Neumosur ha hecho un llamamiento a los pacientes asmáticos de Granada. «Muy poca gente sabe que el 10% de los atletas que ganaron medallas en las Olimpiadas de Barcelona en el 92 eran asmáticos y sin embargo es un dato muy elocuente que muestra hasta qué punto puede llevarse una vida normal, a todos los niveles, padeciendo asma», afirma el doctor Pereira.
Sin crisis
Para el galeno, tener el asma controlada significa no sufrir molestias, no despertarse por la noche, no tener necesidad de usar el inhalador que alivia los síntomas, mantener una actividad física normal incluso cuando se hace ejercicio, no padecer ataques y obtener resultados normales en la espirometría o prueba que mide la obstrucción bronquial.
«En pleno debate sobre la sostenibilidad de las prestaciones públicas, parece por tanto inevitable que se estudie cómo aminorar el impacto económico y sanitario de las enfermedades crónicas, máxime en un caso como el del asma, donde todos debemos ser conscientes que ese objetivo es posible, sobre todo cuando se constata que aproximadamente el 70% de los costes asociados a esta patología preceden de un deficiente control de la enfermedad», afirman los coordinadores del grupo de Asma de Neumosur.
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