Ministerio prende el debate al afirmar que hay poca evidencia científica sobre los resultados.
Por considerar que son servicios más ligados a la educación que al componente de salud, y que carecen de evidencia científica sobre su eficacia, el Ministerio de Salud comenzó a cuestionar el volumen de recobros que las denominadas terapias de comportamiento aplicado (terapias ABA, por sus siglas en inglés) le están significando al sistema.
Entre el 2006 y febrero de este año, el sistema de salud ha pagado 109.000 millones de pesos por ellas.
Las terapias ABA o de análisis aplicado del comportamiento, cuya prestación está amparada en su mayoría por fallos de tutela, son técnicas que buscan integrar, de manera personalizada, conductas adaptativas que, en teoría, facilitan la inclusión social y escolar de niños con autismo y problemas de aprendizaje. Incluyen, en algunos casos, apoyo de animales y terapias expresivas como la musicoterapia.
De acuerdo con el viceministro de Protección Social, Norman Julio Muñoz, "lo grave de esto es que a partir de un muestreo que hicimos sobre el tema encontramos 1.430 fallos de tutela reportados, de los cuales 320 se direccionan de forma explícita a una IPS en particular, lo cual creemos que es un comportamiento inadecuado".
Según el funcionario, esto muestra que no existe un criterio razonable frente a dichas terapias. "Nos encontramos frente a un abuso. No pretendemos satanizar a las instituciones que las ofrecen, pero sí pusimos en conocimiento del Consejo Superior de la Judicatura este tema para que haga una revisión de lo que está pasando en esas tutelas y en esos juzgados", dijo Muñoz.
Para el Viceministro es claro, de hecho, que estas terapias deben ser ofrecidas por el sector educativo y no por el sistema de salud.
Un análisis hecho por el Minsalud sobre los recobros de este tipo de terapias demuestra que el 92 por ciento de los mismos son amparados por fallos de tutela y corresponden a 45.920 recobros, hechos en su mayoría en el 2012. Varios de estos servicios son prestados en entidades que, por sus características, no han sido habilitadas por el sistema de garantía de la calidad de los servicios de salud. Buena parte de las terapias se concentran en la región Caribe.
Según este mismo informe, el creciente número de recobros amparados por fallos de tutela es un factor de inestabilidad financiera para el sistema de salud, pues muchas veces las EPS deben pagarles tales servicios a los prestadores sin la posibilidad clara de que el Fosyga se los reconozca.
Frente al tema han surgido algunas voces como las de la presidenta de la Asociación Colombiana de Neurología Infantil, Martha Cecilia Piñeros, que cuestionan su eficacia. En una carta dirigida al Viceministro, la especialista afirma que "hay ausencia de evidencia de buena calidad sobre la efectividad y seguridad de las terapias ABA en pacientes con autismo. No ofrecen ningún beneficio en el tratamiento integral de estos pacientes con trastorno del espectro autista".
En el mismo sentido se pronunció Belkys Angulo de Perea, presidenta de la Asociación Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación, quien manifestó que los diferentes comités de rehabilitación pediátrica de esta asociación y análisis hechos en varias escuelas de rehabilitación médica "no han encontrado evidencia científica ni resultados empíricos que justifiquen su prescripción dentro de los procesos médicos o terapéuticos para las que se recomiendan".
Sin embargo, otra cosa piensan las familias y las instituciones dedicadas a realizar estas terapias. "Llevamos 10 años realizando estas terapias y son claros los avances. El trabajo no es empírico y hay evidencias de que las terapia ABA sí funcionan. Los pacientes son los que puedan dar fe de esto. Sin embargo, somos respetuosos de la opinión del Ministerio", afirma Margarita Martínez, directora operativa del Centro de Estimulación, Rehabilitación y Aprendizaje Sonrisa de Esperanza, ubicado en Barranquilla, que reúne a la mayor parte de pacientes atendidos en esa ciudad.
Por su parte, Eliana Vargas, madre de un niño de 10 años con autismo, asegura que estas terapias han impactado positivamente en el comportamiento social de su pequeño hijo. "Comenzamos con estas terapias desde los 5 años y sus avances son enormes. Al comienzo era muy agresivo y aislado. Hoy está escolarizado gracias a que socializa mejor con sus pares y con sus docentes. Como padres hemos aprendido a relacionarnos mejor con él", afirma.
Jeannette Rosas, presidenta de Corpoalegría (entidad sin ánimo de lucro especializada en equinoterapia) y miembro de la Federation of Horses in Education and Therapy International, sostiene que las terapias complementarias como las ABA y la equinoterapia brindan calidad de vida a los usuarios en condición de discapacidad.
"Mientras las primeras son especialmente dirigidas a niños con autismo, dado que desarrollan en ellos habilidades para el seguimiento de instrucciones en las distintas terapias que requieren para su rehabilitación y habilitación, la equinoterapia brinda el fortalecimiento muscular para la marcha y favorece el desarrollo de la coordinación y lateralidad de los niños con discapacidad cognitiva".
La prestación de estas terapias ABA se ha empezado a concentrar en EPS como Coomeva, Saludcoop, Sánitas y Salud Total, a las cuales los jueces les han ordenado brindar estos tratamientos. Eso ha sucedido, particularmente, en ciudades como Valledupar, Barranquilla y Santa Marta.
El Ministerio de Salud aclara que las terapias ABA se componen de actividades en salud y educación y que mientras los primeros (terapia física, de lenguaje, ocupacional, psicología y psiquiatría de manera individual y familiar) son reconocidos mediante la UPC, al encontrarse en el Plan Obligatorio de Salud, el componente educativo no tiene fuente de pago.