El cantaor llega esta noche al Auditorio dentro de la programación de los Encuentros Flamencos de Granada
C. RAMOS- P. BUJALANCE
Miguel Poveda nació en Barcelona en febrero de 1973, se crió en Badalona y se dio a conocer con 15 años en el ambiente de las peñas flamencas de Cataluña. Ahora, ya cumplidos los 40, es la voz flamenca más requerida por los grandes teatros internacionales y un fenómeno discográfico al que se le quedan pequeños los aforos de los mayores auditorios. Después de confirmar su magisterio con su último disco, ArteSano, esta noche sella su regreso a Granada con un concierto en el Auditorio Manuel de Falla dentro de los Encuentros Flamencos. En esta ocasión, presentará un nuevo espectáculo cuya primera parte recuperará al Poveda más arrimado al cante tradicional, siempre recreado en cualquier caso en el timbre personal y prodigioso de su voz; la segunda parte contendrá fragmentos de ArteSano, Coplas del querer y otros trabajos discográficos. El cantaor llega en un momento profesional especialmente dulce: después de atesorar premios y reconocimientos como el Nacional de Música (2007), el Nacional de Cultura de Cataluña (2011) y la Medalla de Andalucía (2012), el pasado 21 de junio celebró sus 25 años de carrera con un histórico concierto en la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid con amigos como Carmen Linares, Mariza y Joan Manuel Serrat. En buena medida, este regreso a los cantes tradicionales tuvo ya su antecedente directo en ArteSano, un disco que bebía de las fuentes sin renunciar a la contemporaneidad. Preguntado por sus registros favoritos dentro de la amplia gama de palos que incluye en su repertorio, Poveda afirma que los prefiere "todos. Cada uno de estos cantes me gusta por razones distintas y dependiendo de quien los interprete. El cante flamenco en toda su extensión es una de las músicas más bellas y emocionantes creadas jamás por el ser humano". Y en esta extensión incluye a la copla, género que ha contribuido a cimentar su popularidad entre nuevos públicos y cuya perspectiva ante el futuro considera "preocupante, especialmente tras la muerte de Marifé de Triana. Se han ido artistas de un calibre impresionante y actualmente sobra mucha caricatura en la copla. Al menos, hay artistas jóvenes de talento prometedor y de gran voz". Pero, sea cual sea el estilo, Poveda manifiesta a cada instante su pasión por el cante en todas sus formas, una entrega que ha arrastrado tras él a no pocos jóvenes aficionados y que ha sido reconocida en multitud de ocasiones. La próxima será en el Festival de La Unión, que le ha dedicado su edición de este año, que se celebrará del 1 al 10 de agosto. Poveda afirma al respecto que debe a este certamen "casi todo, porque esos cantes me dieron a conocer a la afición y gracias al Festival de Las Minas de La Unión, donde gané hace ahora 20 años la Lámpara Minera y tres premios más, pude dedicarme al flamenco de forma profesional".
Entre los maestros que le han servido de inspiración en todo este tiempo, no escatima elogios a Rancapino, que precisamente participó en ArteSano: "Rancapino es alma, emoción y verdad. Un gran cantaor con un carisma enorme. Lo mismo te hace llorar que sonreír. Lo admiro y lo quiero mucho". La actual gira española no le impide seguir embarcado en otros proyectos. Uno de ellos, tal vez el más mimado, es el que le devolverá al vínculo con la poesía , al que ha dedicado trabajos tan emocionantes como la musicalización de los poemas escritos por Rafael Alberti en el exilio. Se trata de una iniciativa "que estoy preparando con Pedro Guerra y con una selección de sonetos del granadino Luis García Montero. La poesía es algo para mí esencial, necesito una inspiración poética para trabajar. El día que pierda el interés por la poesía , me preocuparé".
Por el momento, su agenda no incluye compromisos cinematográficos, un campo que también habitó con fortuna gracias a la banda sonora de Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar, aunque asegura: "Siempre estaré encantado de prestar mi música al séptimo arte". Para terminar, y como análisis de los tiempos, Poveda hace gala de su categoría de cantaor comprometido: "No puedo dejar a un lado mis inquietudes sociales, porque vivimos en un momento muy caótico".
Entre los maestros que le han servido de inspiración en todo este tiempo, no escatima elogios a Rancapino, que precisamente participó en ArteSano: "Rancapino es alma, emoción y verdad. Un gran cantaor con un carisma enorme. Lo mismo te hace llorar que sonreír. Lo admiro y lo quiero mucho". La actual gira española no le impide seguir embarcado en otros proyectos. Uno de ellos, tal vez el más mimado, es el que le devolverá al vínculo con la poesía , al que ha dedicado trabajos tan emocionantes como la musicalización de los poemas escritos por Rafael Alberti en el exilio. Se trata de una iniciativa "que estoy preparando con Pedro Guerra y con una selección de sonetos del granadino Luis García Montero. La poesía es algo para mí esencial, necesito una inspiración poética para trabajar. El día que pierda el interés por la poesía , me preocuparé".
Por el momento, su agenda no incluye compromisos cinematográficos, un campo que también habitó con fortuna gracias a la banda sonora de Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar, aunque asegura: "Siempre estaré encantado de prestar mi música al séptimo arte". Para terminar, y como análisis de los tiempos, Poveda hace gala de su categoría de cantaor comprometido: "No puedo dejar a un lado mis inquietudes sociales, porque vivimos en un momento muy caótico".
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