La variada trayectoria de Gabriel Ramos, ya de por sí abierta a todas las disciplinas plásticas, amplió su radio de acción en 2009, cuando fue invitado a participar en la exposición La trama invisible de las cosas. "Esa muestra heterogénea me permitió acercarme al tema de la moda, que hasta ese momento no me había interesado apenas", cuenta el creador.
Y esa invitación fue el punto de partida de Entretelas, que este jueves se inauguró en la Galería Arrabal&Cía: una colección de obras confeccionadas en su mayor parte por los restos de las telas que utilizan los diseñadores para sus creaciones, "lo que ellos denominan colchones", cuenta el artista castellano afincado en Granada desde hace una treintena de años.
"Me planteé hacer una reflexión sobre lo que hay detrás del glamour de la moda y las topmodels", cuenta Ramos, hasta ese momento centrado en otras cuestiones de la creación plástica. "A lo largo de mi vida me he relacionado con multitud de materiales, técnicas e ideas. Uno siente la necesidad de manipular, de transformar lo que nos rodea", explica el creador sobre su descubrimiento del mundo de la moda como objeto de arte a través del material del que esta surge. "Las telas nos acompañan siempre de mil maneras. Es tan habitual su presencia que parece que este material sólo puede ser utilizado para vestir y para decorar los interiores de la arquitectura. Pero al final, quedan los restos, los trapos, lo que el diseñador desecha".
Y experimentado en Entretelas con este material se pueden aprovechar descubrió todas sus posibilidades creativas en las artes plásticas. "Las telas se cortan, se cosen, y yo he decidido pincharlas, torcerlas, tintarlas, amontonarlas, protegerlas y ordenarlas"... cuenta Ramos, que por este procedimiento ha ido transformando esas telas en La mujer de rojo, Granadas, La mujer caribeña, Jónico y salomónico, o Alta Costura, el título de la obra dedicada a Pilar Jiménez Torrecillas, una de las diseñadoras que le ha cedido sus restos de telas.
El resultado son una serie de piezas escultóricas, porque las telas se protegen en unos cilindros de metacrilato que oscilan entre los 2 centímetros de diámetro por 35 de alto y las piezas de 20 centímetros de diámetro por 80 de alto.
También hay fotografías, en concreto dos dípticos y dos trípticos sobre la relación del artista y la modelo . "Desde tiempos lejanos se ha establecido una especial relación entre ambos", cuenta Ramos, para quien el cuerpo o la imagen de las modelos es "un vehículo para la creación artística". "Estas fotografías expresan con ironía y humor estas estrechas relaciones, trastocando y mezclando los papeles: vestido o desnudo, masculino o femenino, modelo de artista o artista modelo".
En eso consiste la muestra que hasta el próximo 31 de mayo se exhibe en la emblemática galería del Realejo, una reflexión sobre estas y otras eternas dicotomías a la vez que explora nuevos discursos transversales porque "si la moda mira al arte, el diseño mira a la moda y el arte al diseño".
Y esa invitación fue el punto de partida de Entretelas, que este jueves se inauguró en la Galería Arrabal&Cía: una colección de obras confeccionadas en su mayor parte por los restos de las telas que utilizan los diseñadores para sus creaciones, "lo que ellos denominan colchones", cuenta el artista castellano afincado en Granada desde hace una treintena de años.
"Me planteé hacer una reflexión sobre lo que hay detrás del glamour de la moda y las topmodels", cuenta Ramos, hasta ese momento centrado en otras cuestiones de la creación plástica. "A lo largo de mi vida me he relacionado con multitud de materiales, técnicas e ideas. Uno siente la necesidad de manipular, de transformar lo que nos rodea", explica el creador sobre su descubrimiento del mundo de la moda como objeto de arte a través del material del que esta surge. "Las telas nos acompañan siempre de mil maneras. Es tan habitual su presencia que parece que este material sólo puede ser utilizado para vestir y para decorar los interiores de la arquitectura. Pero al final, quedan los restos, los trapos, lo que el diseñador desecha".
Y experimentado en Entretelas con este material se pueden aprovechar descubrió todas sus posibilidades creativas en las artes plásticas. "Las telas se cortan, se cosen, y yo he decidido pincharlas, torcerlas, tintarlas, amontonarlas, protegerlas y ordenarlas"... cuenta Ramos, que por este procedimiento ha ido transformando esas telas en La mujer de rojo, Granadas, La mujer caribeña, Jónico y salomónico, o Alta Costura, el título de la obra dedicada a Pilar Jiménez Torrecillas, una de las diseñadoras que le ha cedido sus restos de telas.
El resultado son una serie de piezas escultóricas, porque las telas se protegen en unos cilindros de metacrilato que oscilan entre los 2 centímetros de diámetro por 35 de alto y las piezas de 20 centímetros de diámetro por 80 de alto.
También hay fotografías, en concreto dos dípticos y dos trípticos sobre la relación del artista y la modelo . "Desde tiempos lejanos se ha establecido una especial relación entre ambos", cuenta Ramos, para quien el cuerpo o la imagen de las modelos es "un vehículo para la creación artística". "Estas fotografías expresan con ironía y humor estas estrechas relaciones, trastocando y mezclando los papeles: vestido o desnudo, masculino o femenino, modelo de artista o artista modelo".
En eso consiste la muestra que hasta el próximo 31 de mayo se exhibe en la emblemática galería del Realejo, una reflexión sobre estas y otras eternas dicotomías a la vez que explora nuevos discursos transversales porque "si la moda mira al arte, el diseño mira a la moda y el arte al diseño".
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