Una asociación formada por psicólogos, abogados o educadores rehabilitan a niños y jóvenes que agreden a sus familiares
CARLOS MORÁN | GRANADA
Los expertos de 3sesenta, en la sede de la asociación. :: ALFREDO AGUILAR
Suena a locura en estos tiempos de crisis y desempleo masivo, pero Manuel, Abel y el resto de miembros de la Asociación 3sesenta se esfuerzan a diario para no tener trabajo. Pero Manuel, Abel y sus compañeros están muy cuerdos. De hecho, se dedican a eso: a propagar la sensatez y a reconstruir familias que amenazan ruina porque los hijos se han rebelado contra sus padres, un fenómeno de efectos devastadores y que cada vez está más extendido. La Asociación 3sesenta -formada por psicólogos, educadores, mediadores, trabajadores sociales, abogados..., algunos de los cuales han desarrollado su labor en centros de protección de menores o correccionales- se enfrenta a casos como el de Marta -el nombre es ficticio-, que con solo once años empezó a contravenir las normas de la casa y llegó a encararse con su madre -vive sola con ella-. «Estamos dando a ambas pautas educativas y estableciendo límites», indica Manuel, que aclara que 3sesenta trabaja de forma altruista y financia los gastos del día a día con las cuotas que aportan los asociados.
El problema de Mario, de 21 años, no es la agitación. Más bien al contrario. Lo dejó con su pareja y llevaba meses sin salir a la calle. Estaba enganchado a los juegos en red y se pasaba los días delante del ordenador. Sus padres no sabían qué hacer. «Les hemos ofrecido apoyo y Mario ya está comprendiendo que la vida es algo que hay que vivir y no padecer. Actualmente hace un módulo de mecánica, colabora en su casa y sale los fines de semana para hacer senderismo con un grupo que ha conocido en la asociación», explica Manuel. Para los miembros de 3sesenta, esto último, «conectar» a los chavales con «los recursos culturales, de ocio o deportivos de la ciudad», es fundamental para avanzar, para modificar la conducta de los 'pacientes', recalca Abel.
Prácticas equivocadas
Gracias a la experiencia acumulada, los expertos de la asociación han identificado una serie de «malas prácticas» que pueden contribuir a que un joven o una niña agredan a sus padres -física o psíquicamente, o ambas cosas a la vez-. Para los especialistas de 3sesenta es un error «creer que hay que sacrificarlo todos por nuestros hijos, incluso nuestro bienestar». También es una equivocación culparse por una separación o un divorcio o «pensar que los derechos» de los hijos son más importantes que los de los progenitores. «Cumplir todos los deseos» de un adolescente o un joven, evitarle esfuerzos, la falta de autoridad o la ausencia de normas claras tampoco ayudan.
En este sentido, indican que la violencia de los hijos destruye «el mito de la familia feliz» y «cuesta aceptarlo».
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