En el documento de la misión, los expertos apuntaron que esta misión podría costar unos 1.500 millones de dólares, frente a los 2.500 que costó Curiosity
EUROPA PRESS | MADRID
Imagen: Wikimedia Commons
La NASA anunció a finales de 2012 que enviaría un nuevo rover a Marte en 2020. Desde entonces un equipo de expertos, científicos e ingenieros, han estado trabajando en este nuevo proyecto que va tomando forma.
La agencia espacial estadounidense ya ha informado de que este vehículo aprovechará todo lo aprendido con sus predecesores y, por ello, será más barato. Además, su principal fin será buscar signos de vida en el planeta rojo.
La decisión de continuar las expediciones a Marte se debe "al gran éxito obtenido con Curiosity", según ha explicado la NASA. De este rover, los científicos quieren coger su estructura y su sistema de aterrizaje, por lo que se abaratarán los costes. En el documento de la misión, los expertos apuntaron que esta misión podría costar unos 1.500 millones de dólares, frente a los 2.500 que costó Curiosity.
Eso sí, la meta del vehículo será distinta a la de los anteriores que pisaron el suelo marciano. Las diferentes misiones que están en tierra y los datos obtenidos por orbitadores confirmaron la historia acuosa del planeta rojo, por eso los científicos creen que "el paso lógico" es que el nuevo rover busque de signos de vida.
Para ello, se usarían instrumentos para el análisis visual, mineralógico y químico a escala microscópica, que permitan comprender el entorno alrededor de su lugar de aterrizaje. También identificará firmas biológicas o las características de las rocas y el suelo, que podrían haber sido formadas biológicamente.
Muestars desde Marte a la Tierra
Además, el nuevo vehículo de la NASA utilizará un nuevo sistema de recogida de muestras que permitirá traerlas a la Tierra, en una misión posterior, bien conservadas.
Todos estos objetivos se recogen en un documento, de 154 páginas, preparado por el Equipo de Definición Científica 'Marte 2020' que la NASA nombró en enero para delinear objetivos científicos de la misión. El equipo, compuesto por 19 científicos e ingenieros de universidades y centros de investigación, ha propuesto un concepto de investigación que podría lograr varios objetivos de alta prioridad y convertirse en un paso importante para cumplir el desafío del presidente Barack Obama de enviar seres humanos a Marte en la década de 2030.
"Será un hito crucial en la preparación para la próxima gran misión a Marte", ha explicado el administrador de la NASA John Grunsfeld, quien ha señalado que las muestras recogidas y analizadas ayudarán a informar las futuras misiones de exploración tripuladas a Marte.
Ayuda para futuras misiones tripuladas
El rover podría hacer mediciones y demostraciones de tecnología para ayudar a los diseñadores de una expedición humana a comprender los riesgos que plantea el polvo marciano y demuestran cómo recoger el dióxido de carbono, lo que podría ser un recurso para la fabricación de combustible de oxígeno y cohetes.
La intención es, también, mejorar de la tecnología de aterrizaje de precisión, que mejora el valor científico de las misiones robóticas y que será fundamental para la eventual exploración humana en la superficie.
La misión 'Marte 2020' surgió después de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, redujera los presupuestos destinados a la exploración de Marte de la NASA. "De modo que seremos capaces de llevar este proyecto a cabo bajo el escenario del presupuesto actual", ha explicado la agencia espacial internacional.
La ESA también mira a Marte
Unos años antes de que el rover de Marte pise el planeta rojo, lo hará la misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos, que ya se encuentra en la última fase de construcción con la firma de un contrato con Thales Alenia Space.
El principal objetivo de ExoMars también es confirmar si ha existido vida en Marte y, además, desarrollar nuevas capacidades técnicas europeas en el aterrizaje, la perforación y la preparación de muestras.
Se trata de una misión con dos fases. Se espera que la primera se ponga en marcha en el año 2016, e incluirá el Orbitador de gases traza (TGO) para buscar evidencia de metano y otros gases atmosféricos que podrían ser signos de procesos biológicos o geológicos activos. También se entregará el módulo Demostrador de entrada, descenso y aterrizaje (EDM) a la superficie de Marte.
La segunda fase se estima que estará lista para 2018. En esta ocasión, aterrizará un Rover en Marte. Será el primer vehículo con capacidad de perforación a profundidades de 2 metros para recoger muestras que han sido protegidas de las condiciones duras en la superficie, donde la radiación y oxidantes pueden destruir materiales orgánicos.
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