En los últimos cinco años Granada ha incorporado más de 360 establecimientos, entre hoteles, agencias de viajes, apartamentos, casas rurales y empresas de turismo activo
GUADALUPE S. MALDONADO GRANADA
El turismo se ha convertido en el nuevo 'El Dorado' para Granada. Cuando la crisis irrumpió en la provincia y dejó herida de muerte a la construcción, que se había convertido para entonces en el motor de la economía granadina, el turismo se reveló como la única salida, la única oportunidad para hacer dinero en un modelo productivo que pide a gritos una reconversión. Así que no han sido pocos los emprendedores que se han lanzado de lleno a un sector en el que se las prometían felices y que, sin embargo, se enfrenta a una crisis bien distinta: sí, cada vez llegan más turistas, el número de viajeros está alcanzando cotas históricas en el presente ejercicio, y hacía años que los establecimientos hoteleros no facturaban tantas pernoctaciones; pero la rentabilidad, el margen de beneficio que manejan los empresarios turísticos, ha dejado de ser jugoso. La guerra de precios, la feroz competencia y la precariedad de los presupuestos de los viajeros han hecho que las empresas turísticas granadinas se vean con el agua al cuello. Y, pese a todo, cada vez hay más.
Así lo demuestran los datos del Registro de Turismo de Andalucía de la Consejería de Turismo y Comercio de la Junta, que, pese a ser sólo indicativos -por aquello de que hay establecimientos que cierra y no se dan de baja en el registro-, demuestran que en cinco años de crisis, la infraestructura turística de Granada no ha dejado de crecer.
En este último lustro, los establecimientos turísticos granadinos, entre los que se incluyen alojamientos, agencias de viajes, oficinas turísticas y empresas de turismo activo, han crecido un 37,9%. Que se dice pronto. En plena recesión, cuando las empresa atraviesan serios problemas de financiación y, en teoría, cualquier inversión debería mirarse con lupa, Granada ha sumado más de 360 nuevos establecimientos turísticos.
El crecimiento más significativo, por las implicaciones que tiene, es el de los establecimientos hoteleros, que han pasado de 489 en 2008 a 550 en septiembre de 2013. Es decir, que en los últimos cinco años el número de alojamientos ha crecido un 12,5%, incorporando 61 nuevos establecimientos y más de 3.800 nuevas plazas (en 2008 había 31.216 y en 2013, 35.089). Dejando a un lado hostales, apartahoteles, pensiones y complejos turísticos, los hoteles han experimentado un incremento del 17,3%, pasando de los 243 de 2008 a los 285 de este ejercicio.
Aunque crecimiento, lo que se dice crecimiento, el de los apartamentos turísticos y el de las casas rurales. En el primer caso, a lo largo de los últimos cinco años se han sumado 46 nuevos establecimientos, hasta los 160, lo que supone un aumento del 40,3%. En el segundo caso, el boom del turismo de interior y de naturaleza ha incrementado un 55,4% la oferta de casas rurales, que se contabilizan ahora en 157.
La planta de camping turísticos ha evolucionado de forma más moderada, pero también ha experimentado un impulso del 7,1% desde 2008, hasta los 30 campamentos de la actualidad.
Además, el número de agencias de viajes minoristas y mayoristas se ha duplicado en este último lustro (de 127 se ha pasado a 266), se han creado 13 nuevas oficinas de turismo por toda la provincia (en la actualidad hay 25), y las empresas de turismo activo se han disparado un 55% (de 80 a 124). Y a toda esta oferta turística habría que sumar la que representan los 989 guías profesionales que ejercen su trabajo en la provincia.
Aun teniendo en cuenta que puede haber desfases en estos datos oficiales, lo cierto es que dan muestras de sobra de que la infraestructura turística granadina no entiende de crisis.
Además, hay otros datos oficiales que corroboran el atractivo que el turismo ejerce para quienes piensan en abrir un nuevo negocio. Según el Directorio Central de Empresas del Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo entre 2010 y 2013 el número de establecimientos dedicados a alojamiento creció un 3,3%, pasando de 643 a 664. También refleja la estadística el crecimiento durante estos tres años del número de agencias de viajes y operadores turísticos (de 359 a 364).
El otro lado de la balanza turística lo representan los bares y restaurantes, que sí que han sufrido un importante varapalo en los últimos años de crisis. Esto lo refleja bien el Anuario Estadístico de La Caixa, que apunta que en Granada existen en la actualidad 4.966 establecimientos de restauración, un 23,4% menos que en 2007.
Sin embargo, la de los bares y restaurantes parece ser la única excepción en una provincia en la que el turismo se ha convertido para miles de personas en una tabla de salvación. Sin embargo, no todo el mundo considera este incremento de la oferta turística sea una buena noticia. Al contrario, desde el sector profesional aseguran que puede ser contraproducente. El secretario general de la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo, Antonio García, asegura que es "sorprendente" la evolución que ha experimentado la planta hotelera en los últimos años, que ha llevado a una "sobreoferta" que a corto, medio y largo plazo "daña la rentabilidad de los establecimientos". El quid de la cuestión es que "la tarta del turismo se tiene que repartir más", lo que se traduce irremediablemente en una "caída de los precios que hace que las empresas no sean competitivas y tampoco rentables".
De hecho, en el Plan Global de Desarrollo Turístico de la Provincia de Granada que la Diputación encargó en 2011 a la agencia Deloitte, una de las principales fortalezas de las que ya podía presumir el sector era precisamente de "la amplitud de oferta del alojamiento turístico en sus diferentes versiones", que permitía ya por entonces "acoger a turistas de cualquier perfil y capacidad adquisitiva". Es más, entre las oportunidades que recogía el estudio estaba precisamente "el gran potencial para absorber un volumen de demanda superior al que existe actualmente". Es decir, que en 2011 ya había hoteles, hostales, apartahoteles, campings y casas rurales suficientes par asumir unos niveles turísticos mucho mayores de los que registraba Granada por aquel entonces y, por tanto, de los que se manejan en la actualidad.
Obviamente, indica Antonio García, el "mercado tiene que ser libre", pero desde la Federación de Hostelería apuntan que sería conveniente que antes de ejecutar inversiones millonarias que pueden hipotecar el futuro del inversor, "lo mínimo es llevar a cabo estudios de mercado a medio plazo".
García recordó que pese a que este verano los datos turísticos estén marcando récords históricos, pese a que se hable de un verano sin precedentes desde el punto de vista turístico, los precios "no son nada comparables" con los que había antes de la crisis. "La rentabilidad pasa por momentos críticos", apunta Antonio García, que recuerda que buena parte de la culpa de la nueva política de precios de esta crisis se debe a la sobreoferta. "Cuando hay desequilibrios entre la oferta y la demanda, se producen daños muy perniciosos para el sector", asegura el secretario general de la Federación de Hostelería, que reitera que "una cosa es la llegada de viajeros y otra muy distinta la contabilidad de las empresas".
Evidentemente, no se trata de que en Granada no tengan cabida nuevos negocios turísticos, sino que los que se abran tienen que tener muy claras sus fortalezas, sus oportunidades y el perfil de sus clientes. "Los hoteles que trabajan con touroperación, por ejemplo, tienen que saber dónde se meten: poca rentabilidad, precios a la baja y una competencia feroz". Además, Granada se llena durante los fines de semana, sí, pero de domingo a jueves la situación no es tan halagüeña. Y hay que seguir pagando al personal, los recibos de la luz y el agua y los impuestos que no paran de llegar.
"Yo llamaría a la prudencia de los empresarios. Si después de hacer un estudio de mercado le salen las cuentas, adelante, estaríamos encantados", concluyó García.
Así lo demuestran los datos del Registro de Turismo de Andalucía de la Consejería de Turismo y Comercio de la Junta, que, pese a ser sólo indicativos -por aquello de que hay establecimientos que cierra y no se dan de baja en el registro-, demuestran que en cinco años de crisis, la infraestructura turística de Granada no ha dejado de crecer.
En este último lustro, los establecimientos turísticos granadinos, entre los que se incluyen alojamientos, agencias de viajes, oficinas turísticas y empresas de turismo activo, han crecido un 37,9%. Que se dice pronto. En plena recesión, cuando las empresa atraviesan serios problemas de financiación y, en teoría, cualquier inversión debería mirarse con lupa, Granada ha sumado más de 360 nuevos establecimientos turísticos.
El crecimiento más significativo, por las implicaciones que tiene, es el de los establecimientos hoteleros, que han pasado de 489 en 2008 a 550 en septiembre de 2013. Es decir, que en los últimos cinco años el número de alojamientos ha crecido un 12,5%, incorporando 61 nuevos establecimientos y más de 3.800 nuevas plazas (en 2008 había 31.216 y en 2013, 35.089). Dejando a un lado hostales, apartahoteles, pensiones y complejos turísticos, los hoteles han experimentado un incremento del 17,3%, pasando de los 243 de 2008 a los 285 de este ejercicio.
Aunque crecimiento, lo que se dice crecimiento, el de los apartamentos turísticos y el de las casas rurales. En el primer caso, a lo largo de los últimos cinco años se han sumado 46 nuevos establecimientos, hasta los 160, lo que supone un aumento del 40,3%. En el segundo caso, el boom del turismo de interior y de naturaleza ha incrementado un 55,4% la oferta de casas rurales, que se contabilizan ahora en 157.
La planta de camping turísticos ha evolucionado de forma más moderada, pero también ha experimentado un impulso del 7,1% desde 2008, hasta los 30 campamentos de la actualidad.
Además, el número de agencias de viajes minoristas y mayoristas se ha duplicado en este último lustro (de 127 se ha pasado a 266), se han creado 13 nuevas oficinas de turismo por toda la provincia (en la actualidad hay 25), y las empresas de turismo activo se han disparado un 55% (de 80 a 124). Y a toda esta oferta turística habría que sumar la que representan los 989 guías profesionales que ejercen su trabajo en la provincia.
Aun teniendo en cuenta que puede haber desfases en estos datos oficiales, lo cierto es que dan muestras de sobra de que la infraestructura turística granadina no entiende de crisis.
Además, hay otros datos oficiales que corroboran el atractivo que el turismo ejerce para quienes piensan en abrir un nuevo negocio. Según el Directorio Central de Empresas del Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo entre 2010 y 2013 el número de establecimientos dedicados a alojamiento creció un 3,3%, pasando de 643 a 664. También refleja la estadística el crecimiento durante estos tres años del número de agencias de viajes y operadores turísticos (de 359 a 364).
El otro lado de la balanza turística lo representan los bares y restaurantes, que sí que han sufrido un importante varapalo en los últimos años de crisis. Esto lo refleja bien el Anuario Estadístico de La Caixa, que apunta que en Granada existen en la actualidad 4.966 establecimientos de restauración, un 23,4% menos que en 2007.
Sin embargo, la de los bares y restaurantes parece ser la única excepción en una provincia en la que el turismo se ha convertido para miles de personas en una tabla de salvación. Sin embargo, no todo el mundo considera este incremento de la oferta turística sea una buena noticia. Al contrario, desde el sector profesional aseguran que puede ser contraproducente. El secretario general de la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo, Antonio García, asegura que es "sorprendente" la evolución que ha experimentado la planta hotelera en los últimos años, que ha llevado a una "sobreoferta" que a corto, medio y largo plazo "daña la rentabilidad de los establecimientos". El quid de la cuestión es que "la tarta del turismo se tiene que repartir más", lo que se traduce irremediablemente en una "caída de los precios que hace que las empresas no sean competitivas y tampoco rentables".
De hecho, en el Plan Global de Desarrollo Turístico de la Provincia de Granada que la Diputación encargó en 2011 a la agencia Deloitte, una de las principales fortalezas de las que ya podía presumir el sector era precisamente de "la amplitud de oferta del alojamiento turístico en sus diferentes versiones", que permitía ya por entonces "acoger a turistas de cualquier perfil y capacidad adquisitiva". Es más, entre las oportunidades que recogía el estudio estaba precisamente "el gran potencial para absorber un volumen de demanda superior al que existe actualmente". Es decir, que en 2011 ya había hoteles, hostales, apartahoteles, campings y casas rurales suficientes par asumir unos niveles turísticos mucho mayores de los que registraba Granada por aquel entonces y, por tanto, de los que se manejan en la actualidad.
Obviamente, indica Antonio García, el "mercado tiene que ser libre", pero desde la Federación de Hostelería apuntan que sería conveniente que antes de ejecutar inversiones millonarias que pueden hipotecar el futuro del inversor, "lo mínimo es llevar a cabo estudios de mercado a medio plazo".
García recordó que pese a que este verano los datos turísticos estén marcando récords históricos, pese a que se hable de un verano sin precedentes desde el punto de vista turístico, los precios "no son nada comparables" con los que había antes de la crisis. "La rentabilidad pasa por momentos críticos", apunta Antonio García, que recuerda que buena parte de la culpa de la nueva política de precios de esta crisis se debe a la sobreoferta. "Cuando hay desequilibrios entre la oferta y la demanda, se producen daños muy perniciosos para el sector", asegura el secretario general de la Federación de Hostelería, que reitera que "una cosa es la llegada de viajeros y otra muy distinta la contabilidad de las empresas".
Evidentemente, no se trata de que en Granada no tengan cabida nuevos negocios turísticos, sino que los que se abran tienen que tener muy claras sus fortalezas, sus oportunidades y el perfil de sus clientes. "Los hoteles que trabajan con touroperación, por ejemplo, tienen que saber dónde se meten: poca rentabilidad, precios a la baja y una competencia feroz". Además, Granada se llena durante los fines de semana, sí, pero de domingo a jueves la situación no es tan halagüeña. Y hay que seguir pagando al personal, los recibos de la luz y el agua y los impuestos que no paran de llegar.
"Yo llamaría a la prudencia de los empresarios. Si después de hacer un estudio de mercado le salen las cuentas, adelante, estaríamos encantados", concluyó García.
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