lunes, 8 de abril de 2013

La revolución silenciosa y musical granadahoy.com


Milivingroom (MLR) es uno de los proyectos más intersantes de la escena artística granadina
BELÉN RICO GRANADA 
Raúl Molino estaba una tarde en casa enfermo, por lo que se iba a quedar sin ir al concierto al que tenía previsto asistir esa noche. Entonces empezó a pensar que molaría que el grupo fuese a tocar a su salón de estar. Dicen que no se puede subestimar a un soñador, y de esa idea que en principio puede parecer una locura muy poco tiempo después surgió uno de los proyectos más interesantes, innovadores y actuales del panorama musical granadino: Milivingroom.com o MLR. 

"Al principio nacimos de una forma un poco punk y en tres días organizamos el primer concierto de Chin Yi que grabamos con medios más básicos", cuenta Molino, un diseñador de interiores que contaba con 29 años por aquel entonces. Pronto dos amigos suyos contagiados por su 'locura' se asociaron al proyecto musical: Fernando Cienfuegos, un diseñador gráfico de 33, y una pintora de 29, Carla Fernández, a la que un traslado a Alemania desvinculó pronto de la iniciativa. 

El resultado fue una plataforma web de difusión de trabajos audiovisuales que MLR crea a partir de conciertos de música en espacios íntimos como el salón de una casa por la que ya han pasado nombres locales como Guadalupe Plata, Elastic Band, Napoleón Sólo, El Puchero, Varaverde, Plastic Frostik Machine o Toulouse y otros internacionales como el canadiense Matt Epp, la australiana Brite Fight y los estadounidenses Daniel Higgs o Nada Surf. Y, además, que cuenta ahora con una larga lista de espera de músicos . 

Eso fue en 2009 y la iniciativa sigue conservando todos los ingredientes que la convierten en un ejemplo del nuevo modelo de forma de trabajar y de creación colectiva que persiguen ahora los jóvenes y que está cambiado las perspectivas tanto del negocio artístico como de cualquier tipo de negocio. 

Lo primero que hay que señalar es que ninguno de los que participan en esta iniciativa reciben ni un euro por ello, sólo la satisfacción de crear un proyecto de dinamización cultural que surgió, según Molino, "de forma completamente natural" pero con una filosofía tan compleja como admirable. Es lo que ellos denominan "la fórmula Milivingroom". 

La receta de su éxito reside en la mezcla entre lo profesional-consolidado y lo amateur-emergente de forma que los primeros aporten su prestigio y los segundos su "grado de ilusión contagioso". 

Eso se aplica tanto a los músicos que actúan "como al equipo técnico y/o creativo" que se encarga de realizar los vídeos: cámaras, técnicos de sonido, fotógrafos, ilustradores, ayudantes de producción, arquitectos... 

Y es que otra de las características de este proyecto es su carácter multidisciplinar, esa naturalidad con la que se unen creadores de diversas materias es la que lo convierte en un "meeting point" de ideas de la que surgen nuevos proyectos y que a la vez la ha ido enriqueciendo y perfeccionando. 

Se trata, como ellos dicen, de un "proyecto participativo" en el que cualquiera se puede sumar según sus capacidades: "Actuando como músico, trabajando en el equipo técnico o creativo, ofreciendo la casa, como empresa patrocinadora y colaboradora o asistiendo como público". "Aunque contamos con un grupo de colaboradores habituales, el equipo se renueva constantemente con ideas y nuevos estilos de trabajo", explican los organizadores. 

Y este punto enlaza también con otra de las características que destacan: "Queremos potenciar el aspecto social. Por ello organizan conciertos, únicos, irrepetibles y reales". "La idea no es convertir el salón en un set de rodaje en el que actúa un grupo y unos técnicos se encargan de grabar el sonido y las imágenes para después generar un vídeo. Nosotros queremos que las actuaciones sean reales, sin cortes", cuentan Raúl y Fernando, quienes inciden en la importancia de la relación "música, casa, público, gastronomía". Por eso, después de cada actuación sirven un catering que cumple dos objetivos: "Por un lado simplemente tomar algo y por otro favorecer la comunicación social". 

Para favorecer esa comunicación y para alejarse del estereotipo de conciertos-noche-alcohol-bares, Javier Molino comenta que decidieron organizar las actuaciones a la hora de la merienda, en torno a las siete de la tarde, aunque los vídeos sí se presentan en fiestas nocturnas en salas como Planta Baja, Polaroid, sala Príncipe o Playmobil Club. 

Y al tratarse de un proyecto tan abierto, la participación de los arquitectos tiene cabida a través de la viviendas que sirven de escenario. "En nuestro entorno es habitual la colaboración con arquitectos a los que tratamos de apoyar haciendo conciertos en aquellas casas que han realizado o reformado ellos", precisan los organizadores, quienes también aclaran que eso no implican que no estén abiertos a una gran variedad de estilos y de tipología de casas especiales.

Aunque si el hilo conductor de la música es la calidad de los grupos con independencia de que sea rock, pop, folk, electrónica, indie o flamenco, los estilos arquitectónicos y la decoración son muy diversos pero todas son casas con encanto. Un ejemplo es la vivienda que han elegido para su último concierto: la del diseñador gráfico Pepe Bautista, cercana al Hospital Real, en la que actuaron este sábado Negro y Esperit para medio centenar de personas elegidos entre los organizadores y el anfitrión. 

Esa ha sido la última cita de un proyecto que tiene ya una trayectoria tan larga como exitosa y que cuenta con un intenso programa de conciertos aún pendientes que se pueden consultar en su página web o en sus perfiles sociales los que todavía no conociesen Milivingroom.com y hayan sido seducidas por la idea.

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