El espacio, cerrado al público por su fragilidad, podrá ser visitado por todos los que accedan este mes al monumento
R. G.
La Alhambra esconde miles de secretos, más aún para el gran público que sigue el recorrido establecido. Sin embargo, el Patronato de la Alhambra y el Generalife abren al público durante el mes de octubre un pequeño tesoro, las Casas del Partal. Todos los martes, miércoles, jueves y domingos los visitantes que accedan al conjunto monumental tendrán la oportunidad de conocer este espacio, cerrado a la visita pública por su especial fragilidad.
El Partal es el área que se extiende al salir del Patio de Lindaraja, ocupada por jardines y explanadas en torno a los restos de un viejo palacio, conservado parcialmente. Los jardines se diseñaron en el primer tercio del siglo XX, integrando restos arqueológicos y arquitectónicos.
Por la tipología decorativa del conjunto, se atribuyó su construcción a la época de Muhammad III (1302-1309), y probablemente se trate del primer asentamiento palaciego planificado por los nazaríes, según informó el Patronato a través de un comunicado.
Junto al pórtico del palacio, se encuentran cuatro casas moriscas independientes, aunque algunos investigadores señalaron la posibilidad de que fueran tres. Todas las casas tienen dos plantas y carecen de patio.
En el interior de una de estas casas se han conservado restos de la pintura exterior del pórtico, así como una decoración mural con escenas cortesanas nazaríes. Se trata de pinturas al temple sobre estuco, divididas en tres registros horizontales: las del friso inferior, con escenas de caza; el intermedio, botín y regreso al campamento; y el friso superior con escenas festivas.
Estas pinturas resultan muy interesantes para reconstruir aspectos de la vida de entonces, desde las vestimentas hasta cómo podía ser una fiesta. Constituyen un ejemplo contra la tradicional idea de la prohibición coránica de hacer representaciones humanas, ya que lo que señala el Corán es la prohibición a la idolatría.
El Partal es el área que se extiende al salir del Patio de Lindaraja, ocupada por jardines y explanadas en torno a los restos de un viejo palacio, conservado parcialmente. Los jardines se diseñaron en el primer tercio del siglo XX, integrando restos arqueológicos y arquitectónicos.
Por la tipología decorativa del conjunto, se atribuyó su construcción a la época de Muhammad III (1302-1309), y probablemente se trate del primer asentamiento palaciego planificado por los nazaríes, según informó el Patronato a través de un comunicado.
Junto al pórtico del palacio, se encuentran cuatro casas moriscas independientes, aunque algunos investigadores señalaron la posibilidad de que fueran tres. Todas las casas tienen dos plantas y carecen de patio.
En el interior de una de estas casas se han conservado restos de la pintura exterior del pórtico, así como una decoración mural con escenas cortesanas nazaríes. Se trata de pinturas al temple sobre estuco, divididas en tres registros horizontales: las del friso inferior, con escenas de caza; el intermedio, botín y regreso al campamento; y el friso superior con escenas festivas.
Estas pinturas resultan muy interesantes para reconstruir aspectos de la vida de entonces, desde las vestimentas hasta cómo podía ser una fiesta. Constituyen un ejemplo contra la tradicional idea de la prohibición coránica de hacer representaciones humanas, ya que lo que señala el Corán es la prohibición a la idolatría.
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