La canadiense CNWL Oil estudiará las aportaciones hechas en Granada, Málaga y Almería
R. GARRIDO
El proyecto de la multinacional canadiense CNWL Oil para buscar gas en el mar de Alborán, frente a las costas de las provincias de Granada, Málaga y Almería, se ha encontrado con la oposición de instituciones, entidades y particulares. El periodo de información pública del estudio de impacto ambiental presentado por la empresa ha terminado con unas 35 alegaciones en contra entre las tres provincias, según confirmó la delegación de Industria de la Subdelegación del Gobierno de Granada.
La Junta de Andalucía y varias asociaciones ecologistas se encuentran entre los que han alegado contra la campaña sísmica que prevé la compañía en la costa oriental andaluza para determinar la existencia o no de bolsas de gas en el subsuelo marino. El número de alegaciones recibidas en esta primera fase del proyecto de investigación llamado Chinook, cuyos permisos fueron concedidos por el Gobierno central en 2010 pese a que fueron solicitados cuatro años antes, supera con creces a las seis que recibió en su día el estudio de impacto ambiental presentado por Repsol para perforar un pozo exploratorio de gas frente a las costas de Mijas y Fuengirola. Si bien es cierto que la petrolera española no tuvo que hacer ese trámite para la prospección sísmica.
Un cambio de la legislación sí ha obligado, en cambio, a la canadiense a tener que presentar este estudio simplemente para poder realizar el barrido de los fondos marinos mediante un sonar.
La empresa deberá ahora estudiar e incorporar, si procede, las aportaciones que se han realizado, como requisito previo a la autorización del sondeo sísmico por parte del Ministerio de Industria. Si finalmente se autoriza esta prueba, se recogerán datos sísmicos en tres dimensiones en un área de 1.189 kilómetros cuadrados con el objetivo de determinar la estructura geológica del subsuelo marino y su potencial en recursos de gas natural, que no petróleo.
La localización exacta de la superficie objeto del estudio se enmarca en pleno mar de Alborán, a unos kilómetros al sureste del puerto de Málaga y a 17 kilómetros al sur de del puerto de Motril. La técnica utilizada para la obtención de estos datos, con los que posteriormente se determinará la existencia o no de bolsas de gas en la zona, será el empleo de una fuente de energía (emisiones de onda acústica) mediante dispositivos de aire comprimido que serán arrastrados por una embarcación especializada a una profundidad de entre cuatro y ocho metros bajo la superficie del mar.
Todos los datos obtenidos tendrán que ser procesados en un plazo aproximado de tres años antes de que la multinacional valore la posibilidad de realizar o no un sondeo exploratorio que permitiría comprobar verdaderamente la existencia de gas en la costa oriental andaluza. Pero en el mejor de los casos, las pruebas de producción para determinar si hay una cantidad de gas suficiente para que sea rentable su comercialización no se harían hasta 2018.
La empresa ha tenido que reducir la superficie de estudio y alejarla a un mínimo de 17 kilómetros de la costa, además de renunciar a la obtención de datos en dos dimensiones.
La Junta de Andalucía y varias asociaciones ecologistas se encuentran entre los que han alegado contra la campaña sísmica que prevé la compañía en la costa oriental andaluza para determinar la existencia o no de bolsas de gas en el subsuelo marino. El número de alegaciones recibidas en esta primera fase del proyecto de investigación llamado Chinook, cuyos permisos fueron concedidos por el Gobierno central en 2010 pese a que fueron solicitados cuatro años antes, supera con creces a las seis que recibió en su día el estudio de impacto ambiental presentado por Repsol para perforar un pozo exploratorio de gas frente a las costas de Mijas y Fuengirola. Si bien es cierto que la petrolera española no tuvo que hacer ese trámite para la prospección sísmica.
Un cambio de la legislación sí ha obligado, en cambio, a la canadiense a tener que presentar este estudio simplemente para poder realizar el barrido de los fondos marinos mediante un sonar.
La empresa deberá ahora estudiar e incorporar, si procede, las aportaciones que se han realizado, como requisito previo a la autorización del sondeo sísmico por parte del Ministerio de Industria. Si finalmente se autoriza esta prueba, se recogerán datos sísmicos en tres dimensiones en un área de 1.189 kilómetros cuadrados con el objetivo de determinar la estructura geológica del subsuelo marino y su potencial en recursos de gas natural, que no petróleo.
La localización exacta de la superficie objeto del estudio se enmarca en pleno mar de Alborán, a unos kilómetros al sureste del puerto de Málaga y a 17 kilómetros al sur de del puerto de Motril. La técnica utilizada para la obtención de estos datos, con los que posteriormente se determinará la existencia o no de bolsas de gas en la zona, será el empleo de una fuente de energía (emisiones de onda acústica) mediante dispositivos de aire comprimido que serán arrastrados por una embarcación especializada a una profundidad de entre cuatro y ocho metros bajo la superficie del mar.
Todos los datos obtenidos tendrán que ser procesados en un plazo aproximado de tres años antes de que la multinacional valore la posibilidad de realizar o no un sondeo exploratorio que permitiría comprobar verdaderamente la existencia de gas en la costa oriental andaluza. Pero en el mejor de los casos, las pruebas de producción para determinar si hay una cantidad de gas suficiente para que sea rentable su comercialización no se harían hasta 2018.
La empresa ha tenido que reducir la superficie de estudio y alejarla a un mínimo de 17 kilómetros de la costa, además de renunciar a la obtención de datos en dos dimensiones.
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