La experta en sexualidad rompe los mitos sobre educación sexual y sienta las bases de lo que debería ser una educación sexual saludable
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Desmontar los mitos sobre lo que es educación sexual, plantear qué es educación sexual y qué no lo es y justificar la importancia de una buena educación sexual son algunos de los asuntos que hemos tratado con la sexóloga Rosa Navarro y que contribuyen a romper estereotipos y falsas creencias.
- ¿Por qué es necesaria la educación sexual?
- La educación sexual es necesaria porque la sexualidad, al igual que la mayoría de comportamientos, también es algo que se aprende. Una inadecuada educación sexual junto a otros factores como la inexperiencia puede conducir a realizar conductas de riesgo que se traduzcan en embarazos no deseados, ITS, disfunciones sexuales o violencia sexual y de género. La educación sexual es importante para adquirir conocimientos sobre cómo funciona el cuerpo humano y cómo prevenir problemas de salud sexual, además de ser clave en el proceso de aumentar su confianza en la toma de decisiones y en la búsqueda de relaciones sanas.
- ¿Qué cosas creemos que son educación sexual y no lo son?
- La educación sexual no se limita solo a la función reproductiva y al control y prevención de enfermedades o disfunciones. Una educación sexual plena debe incluir aspectos que aseguren que las personas puedan vivir y expresar su sexualidad de forma satisfactoria y placentera. Existe la idea de que recibir educación sexual puede acelerar el inicio de las relaciones sexuales, pero se ha demostrado que recibir una educación sexual abierta con una visión globalizada y positiva suele potenciar que los adolescentes retrasen este momento, además de contar con mayor información para minimizar los posibles riesgos.
- ¿Cuáles son los mitos más comunes?
- Otra falsa creencia es que proporcionar educación sexual va a condicionar aspectos como la orientación sexual o las preferencias sexuales de los niños. Conocer la amplia diversidad que existe en cuanto a la sexualidad y su forma de expresarla lo que puede potenciar es que los niños y niñas sean capaces de implementar estos temas con una mayor naturalidad. La educación sexual tampoco consiste en el aprendizaje de posturas sexuales, ni mucho menos en ver películas eróticas o porno. El objetivo no es enseñar a mantener relaciones sexuales en cuanto a la práctica en sí. Va más allá de eso, de aprender que las prácticas sexuales deben girar en torno a la afectividad, al cuidado del otro y a hábitos saludables y responsables. En resumidas cuentas, recibir educación sexual no es perjudicial, lo que es perjudicial es recibir una inadecuada educación sexual.
- ¿Qué incluye realmente una buena educación sexual?
Aparte de un contenido concreto de temas a tratar, una buena educación sexual debe estar basada en ideas plurales, rigor científico y en la promoción de actitudes tolerantes. No solo debe tratar la prevención de enfermedades y otros problemas, debe también promocionar la salud sexual de una forma global. Hay educación sexual más allá de aprender a poner un preservativo de forma correcta. Estamos aún muy anclados en un modelo de educación sexual basado en un punto de vista biológico y fisiológico, en el que se suelen descuidar algo tan importante como los factores psicológicos, sociales y culturales.
- ¿Qué aspectos deberían abordarse en una buena educación sexual?
Es importante incluir temáticas como la anatomía, la orientación sexual, el placer, la comunicación, etc. Debemos implementar conocimientos que favorezcan la aceptación de la identidad sexual y el aprendizaje de habilidades que permitan vivir una sexualidad conforme la persona desee. Por eso, es importante que se aborden aspectos que garanticen los derechos sexuales de las personas y permitan que las personas adquieran conocimientos, pero también herramientas para poder organizar su vida sexual y alcanzar el máximo bienestar.
- ¿De quién es responsabilidad la educación sexual de niños y adolescentes?
Aunque hay mucha gente que sigue pensando que la educación sexual es patrimonio exclusivo de los padres, el mayor peso de esta debe recaer de las instituciones públicas. Se trata de una cuestión de derechos, tenemos derecho a recibir educación sexual de calidad y adquirir información y conocimientos para poder tomar decisiones autónomas. Por un lado, tenemos la educación sexual informal, que es aquella que deben impartir las familias y los medios de comunicación. Esta se da sin una planificación concreta y es bastante intuitiva. Es muy importante, ya que es una fuente de modelos que los niños suelen asumir como guion de su propia conducta. La educación sexual formal, esa es la que se debe realizar desde el sistema educativo y sanitario. En este caso sí se trata de una educación planificada. El objetivo final de esta es que las personas alcancen los más altos niveles de salud sexual.
- ¿Es importante impartirla en otros ámbitos además que en la familia?
- A pesar de que la educación en las familias juega un papel muy importante, el sistema educativo y sanitario debe ser el encargado de asumir la función principal. Este sistema tiene el papel y la responsabilidad de ofrecer información programada y amplia, favoreciendo así la adquisición de conocimientos verídicos sobre sexualidad. La escuela es la institución encargada de formar y tiene una función potenciadora en la adquisición de competencias que favorecen la autonomía y el desarrollo personal. Por eso, el sistema educativo es una herramienta muy potente a la hora de nivelar e igualar los conocimientos, asegurando que todos los niños y niñas tengan acceso al mismo tipo de información y que así todos tengan la oportunidad de adquirir actitudes positivas y conocimientos exactos, fundamentados en conceptos científicos demostrados
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