GETTY IMAGES Bebé tumbado en una cama |
Los padres deben prestar atención a ciertos signos que pueden marcar su educación.
Tener o no altas capacidades es una característica que no se puede cambiar ni alterar. Se nace con ella y, aunque hasta los cinco o seis años no se hacen los primeros diagnósticos ni se muestran los primeros signos evidentes, cuando son bebés puede haber ciertas señales indicativas.
Tal y como apuntan en Ser Padres, la mayoría de estos signos para reconocer si tu hijo tiene altas capacidades, recaen en los progenitores, que son los que pasan más tiempo con el bebé.
Estos son los tres signos a los que estar atentos:
Discronía física y precocidad al caminar
y como cuenta la especialista en altas capacidades Bea Sánchez en su blog Mamá Valiente, "la disincronía es un desajuste entre la edad cronológica del niño y la edad mental”.
En este sentido apunta a que estos bebés quieren realizar movimientos que no van acordes a su edad como tratar de caminar antes de tiempo, estar de pie o mantener la cabeza erguida cuando su musculatura no está desarrollada.
El psicólogo Leandro Quiroz, apunta en Ser Padres, que precisamente la precocidad al andar es también signo de altas capacidades. Según el especialista, pueden comenzar a andar desde los ocho meses a antes de cumplir el año. Además, señala que estos gestos y pasos suelen ser más adelantados que los propios de su edad.
La memoria
Tal y como apunta Quiroz al citado medio, la capacidad retentiva de estos niños suele ser mucho más alta que cualquier otro de su edad, lo que hace que sea uno de los signos más evidentes.
“La memoria suele ser muy buena; recuerdan personas, objetos, lugares y la capacidad de imitar de forma temprana”, recalca el especialista, quien apunta incluso a que hay casos de bebés que recuerdan canciones con menos de dos años.
Gran sensibilidad
Bea Sánchez apunta en Mamá Valiente que, al igual que ocurre con otros rasgos propios de la infancia con altas capacidades como la creatividad, la sensibilidad es un rasgo muy distintivo. "Son a los tejidos, los ruidos, las luces fuertes, los cambios en las rutinas, las emociones intensas… etc", señala en su blog.
Según recoge Ser Padres, la psicóloga Úrsula Perona apunta a que este rasgo se encuentra en un 66% de los bebés con altas capacidades y se puede manifestar con sensibilidad hacia los tejidos, las tetinas, las etiquetas o los juguetes.
Sánchez además señala que hay que tener especial cuidado con este punto en su educación. "Supondría un fracaso volcarnos en su desarrollo intelectual desatendiendo su fragilidad emocional", indica.
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