Distintos proyectos han rescatado la figura de esta improvisador de la Alpujarra, clave en la cultura de la sierra
Un hombre comienza a improvisar cuatro versos que deja en el aire a la espera de que alguien los termine;el testigo lo toma otro, que añade los suyos propios y los deja de nuevo a la espera de un tercer improvisador, formando así una cadena de un sinfín de eslabones que da la vuelta al mundo. Ese es el argumento de Bertsolaris, de la Alpujarra a Córcega, uno de los cortometrajes que participan en el proyecto pUEnte, encuentros ilustrados, que busca dar a conocer la versión menos conocida de España y que, en este caso, se centra en la figura de los improvisadores, donde ocupa un lugar especial los troveros de la Alpujarra.
Con una historia que se remonta a la época morisca, los troveros constituyen una forma musical tradicional de la comarca alpujarreña –basada principalmente en la improvisación de poesías– y que durante muchos años ha servido también como vertebrador de la comunidad pero que, en los últimos años, “se está perdiendo”, como apunta Grillante, la ilustradora del corto, quien apunta como causa la edad de los troveros y la falta de relevo generacional.
También a los más jóvenes apunta Nuria Vargas, directora de Controverso (2021) , el documental que también se centra en esta figura alpujarreña y explora sus conexiones con otras disciplinas similares, como los repentistas cubanos.
“Mi idea era de darle valor al trovo y también que los jóvenes lo conociesen”, explica Vargas, quien, a modo de ejemplo, cuenta su experiencia como estudiante en Granada y Almería, cuando sus compañeros, aficionados al rap y al freestyle, ponían cara extraña cuando Vargas aseguraba que había troveros “que podían darle mil vueltas”.
“Entiendo que alguien de Madrid o de Sevilla no conozca el trovo, porque es una cosa a la que no se le da mucha divulgación fuera de aquí, pero que ni en la misma provincia se conozca es algo que no entiendo”, se lamenta la directora, quien precisamente puso en marcha su proyecto para mantener viva la memoria de estos artistas.
La misma tristeza siente Grillante, quien, por oposición, explica cómo los bertsolaris –los ‘primos’ vascos de los troveros– sí existe una apuesta por que este arte perdure, pues existen incluso “concursos para todas las edades y que incluso se retransmiten por la televisión”.
También tiene más vitalidad la figura del repentista cubano, como señala Vargas, quien rodó parte de Controverso en la isla y pasó después un tiempo rodando y trabajando, tras ganar un festival con su documental.
De hecho su cinta tiene como ‘prologuista’ a Alexis Díaz Pimienta, repentista e investigador cubano, quien entre su presentación llega a citar a García Lorca, quien en una carta a Alberti le pide a este que visite a “los poetas” de la Cuenca del Genil, en una alusión velada a los troveros de la Alpujarra de Granada y Almería.
También aparecen en el documental de Vargas varios raperos, herederos indirectos de la disciplina de los troveros. SFDKo El Langui aparecen brevemente al inicio del documental y, más adelante toman la palabra algunos ‘gallos’ como Skone o Chuty.
Aunque Vargas reconoce que no sabían qué era el trovo –por contra los improvisadores de la Alpujarra no ven conciben éxito de los MCs la proporción adecuada–, finalmente tras trabajar en el documental ambas partes terminaron por “hacer buenas migas” e incluso compitieron en alguna que otra batalla de gallos, relata la directora del documental.
Una batalla que, de cierta forma, también se incluye en Controverso, cuando en un homenaje a Candiota, se produce un enfrentamiento entre José López, El Sevilla, y Ekaton-B.
Aunque es innegable que los ‘gallos’ gozan de más fama entre lo más jóvenes, una batalla perdida por los troveros, no es menos cierto que estos raperos van a hombros de gigantes, y que no han inventado nada. Como señala Grillante “cada uno tiene su jerga, su tonalidad y su acompañamiento musical, pero en el fondo es lo mismo”.
Bertsolaris y Controverso, cada uno con sus particularidades, también vienen a ser lo mismo, un intento de poner de nuevo en primer plano la figura del trovero, actualizarla para acercarla a los jóvenes y mantenerla viva.
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