El grupo granadino Cuerva, ya en la tercera generación, ha hecho del negocio eléctrico “un modo de vida”
Carmen Monforte - 01/09/2010
En los años treinta, José Cuerva Cobo, un pastor de cabras de Huétor de Santillán, se obstinó en trabajar en las obras de electrificación que Sevillana de Electricidad acometía en su pueblo. Para ello debía superar su analfabetismo y, con 15 años y mucha voluntad, decidió recorrer cada día en burro los 14 kilómetros que separan su pueblo de Granada. En la capital, el padre Andrés Manjón, instructor de niños pobres, le enseñó a leer y escribir.
Un problema de salud le obligaría a dejar la compañía, pero el mundo de la electricidad ya le había calado. En 1939 abrió un taller de instalaciones eléctricas en la popular calle Elvira y José obtuvo el carné de instalador número uno de Granada. Un "emprendedor nato", lo califican sus dos nietos, Gerardo e Ignacio, los miembros de la tercera generación familiar que han dado continuidad a la empresa, "a un modo de vivir, más que a un negocio".
José Cuerva se interesó por las distribuidoras de reducido tamaño que abundaban en una época en que la energía se "fabricaba" a pie de pueblo, en saltos de agua, y se distribuía en pocos kilómetros. "El señor Cuerva", como le llamaban sus clientes y paisanos, compró la distribuidora de Albuñol y Eléctrica Alpujarreña, sociedad que se remontaba a 1903. Más tarde creó otras dos: Eléctrica del Temple y Distribuidora Bermejales, que, con un embalse del mismo nombre en el río Cacín, ha sido, y es, el estandarte del negocio familiar.
Este pionero eléctrico fabricaba todos los componentes en su taller, desde los moldes de hormigón hasta los postes de madera, cuya fragilidad obligaba a reponerlos con frecuencia. "Hablamos de pueblos, como los de las Alpujarras, aislados y de difícil acceso", señalan sus nietos para subrayar el mérito de José.
La compra de Los Bermejales a finales de los años cincuenta coincidió con la incorporación a la compañía de su hijo Gerardo Cuerva Vallet, que abandonó los estudios de peritaje industrial para impulsar el negocio familiar y que en 1989 relevaría a su padre al fallecer éste. Sus retos más importante fueron el cambio de esta central (expropiada) por una nueva concesión cinco veces más potente y la compra de otras dos centrales: De la Vega, en Sierra Nevada, y Arquillos, en Jaén. La compañía logró también la concesión eléctrica de pueblos de nuevo cuño que se construyeron con los planes de colonización de los años sesenta, aunque no faltaron momentos financieros difíciles que obligaron a vender algunas de estas concesiones.
Considerada "una auténtica empresa de energías renovables" por sus actuales dueños, durante unos años se dedicó a adquirir aprovechamientos de agua, como el de Cubillos, que las grandes eléctricas abandonaban, y los que a partir de los ochenta se vieron obligados a vender por ley los autoproductores. Hasta que Sevillana se dio cuenta del valor de estos saltos y cerró el grifo.
Llegó el relevo
La muerte en 2001 de Gerardo Cuerva Vallet, con sólo 60 años, fue para sus dos jóvenes hijos (entonces con 28 y 30 años) y sus hermanas, María José y Mónica Cuerva Valdivia, una prueba de fuego. Con este empresario, muy popular en la ciudad (fue presidente del Granada Club de Fútbol), desaparecía "la cabeza visible y la referencia" de un negocio familiar en el que participaban otros cinco hermanos del fallecido. Las opciones eran dos: "Vender o comprar".
Conjurando la leyenda que atribuye el fin de las empresas familiares a la tercera generación, Gerardo (ingeniero de caminos) e Ignacio (ingeniero industrial) optaron por buscar financiación para comprar su parte al resto de la familia. Y la encontraron en Caja Granada, "por la confianza que había tenido en nuestro padre". La entidad aportó seis millones de euros y tomó un 20% del capital del nuevo grupo reestructurado, en el que sólo quedaron los hermanos Cuerva Valdivia. De ellos, sólo Gerardo e Ignacio, consejeros delegados solidarios, realizan labores ejecutivas.
"Si no es por Caja Granada, no estaríamos aquí", señala Ignacio. Hubo ofertas de grandes compañías, pero los estatutos favorecían la continuidad familiar con derechos de suscripción preferente. Tras unos años en el capital, en septiembre del año pasado, la entidad vendió el 20% a la familia, aunque sigue siendo "un aliado potencial para el desarrollo de nuestros proyectos".
En manos de los nuevos emprendedores, el negocio se ha profesionalizado con la renovación de su plantilla y nuevas inversiones. Entre ellas, la nueva subestación del parque tecnológico e industrial de Granada (400 hectáreas), ubicado en una zona de distribución del grupo (la del Temple), que ha librado una dura batalla por una concesión que le correspondía.
Otros hitos han sido el salto internacional con un proyecto hidroeléctrico en Panamá y la creación de CHC Energía, una comercializadora en el mercado libre en alianza con Hidrocantábrico y las distribuidoras de Cide.
Un buen ejemplo de asociación empresarial
Además de dirigir el grupo familiar junto a su hermano Ignacio, Gerardo Cuerva es el presidente de la Confederación Granadina de Empresarios y, desde este año, vicepresidente de Cepyme. Pero el cargo que más le complace, porque lo heredó de su padre, es el de presidente de Cide. Fundada hace 50 años por Gerardo Cuerva Vallet, Cide es una asociación que agrupa a 200 de las 300 pequeñas distribuidoras eléctricas que aún sobreviven en España. "Cuando éramos pequeños, cada día llamaba alguna distribuidora a nuestra casa para hablar con mi padre. Siempre pensaba en los demás".
Las empresas de Cide, que se constituyó como cooperativa cuando las asociaciones estaban prohibidas, han sobrevivido pese a los gigantes de la distribución de Unesa y a una regulación perjudicial. El año pasado, estas distribuidoras se enfrentaron a un cambio regulatorio que les "expropió" sus clientes. El nuevo sistema de suministro de último recurso prohibía a las distribuidoras la venta de energía, actividad que sólo podrían ejercer comercializadoras creadas ad hoc, las cinco grandes eléctricas. Según consideró el Gobierno, las pequeñas, muchas de ellas centenarias, no tendrían capacidad financiera para comprar la energía para vender a tarifa.
Tras defender sus derechos, Cide se alió con Hidrocantábrico, con la que creó al 50% una comercializadora en el mercado libre (CHC Energía). La eléctrica asturiana aportaba su generación y Cide, su mercado y la experiencia y cercanía con sus 450.000 clientes.
"Defendemos lo nuestro por convicción", asegura Gerardo Cuerva, que no duda en afirmar que el suministro de las pequeñas es de mayor calidad que el de las grandes". Aunque, añade, "el modelo de retribución de la distribución nos lo pone difícil".
Datos básicos
16.000 clientes. El Grupo Cuerva tiene cuatro pequeñas distribuidoras con 178 kilómetros de redes que suministran 8,5 MWh a 16.000 clientes en más de 30 pueblos de Granada y Jaén. Además, cuenta con cuatro minicentrales con una capacidad de 7,5 MW y una producción de 17 GWh. Desde 2008, el grupo participa en un parque fotovoltaico y tiene previstas inversiones en el sector de la biomasa.
Proyecto en Panamá. El gran reto internacional del grupo granadino es el proyecto de San Lorenzo, que va a desarrollar en la provincia de Chiriquí, en Panamá, para el que ha obtenido ya todos los permisos y que ha logrado "al pie del terreno". Con una inversión de 27,3 millones de dólares, se trata de una minicentral eléctrica que, con una capacidad similar a la que tiene en España (8,5 MW), producirá cuatro veces más (42 GWh).
Empleo y ventas. Grupo Cuerva da empleo directo a 40 personas y obtuvo en 2009 unos ingresos consolidados de casi 15 millones de euros, con un cash flow de 3,9 millones de euros. La distribución de energía es el negocio fuerte de la compañía, con una facturación de 9,3 millones el año pasado. En esta área tiene en marcha la construcción de una línea de alta tensión y de dos subestaciones.
Cuatro pilares
Producción eléctrica: Hidroeléctrica Cuerva (Hecsa) -explota las centrales de Bermejales y Cubillas-, Producciones Hidroeléctricas (Hidralia) -Arquillos y De la Vega-, Grupo Cuerva Panamá (proyecto de San Lorenzo) y Producciones de Energía Fotovoltaica.
Distribución: Distribución Eléctrica Bermejales, Hidroeléctrica San Buenaventura, Eléctrica Guadalfeo y Eléctrica San Gregorio.
Instalaciones: Montajes Eléctricos Cuerva (Mecsa).
Comercialización: CHC Energía (un 4,5%), que comparte con Hidrocantábrico y empresas asociadas a Cide.
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