La actriz y rapera Eskarnia. |
Vive en Madrid para expandir su música en la zona centro y el norte de España y para continuar en la capital el proyecto que inició en Málaga: Hip Hop por Mujeres, una iniciativa que consiste en unir a mujeres que se dedican a la cultura urbana. También imparte talleres de feminismo con el rap como herramienta de transformación social. Ahora está terminando su segundo disco, autoproducido como el primero, Sola en la sala, que dedicó a la poesía de Gloria Fuertes. “Le he hecho algún guiño secreto, pero este trabajo no está inspirado en ella”, dice.
–¿En qué consiste su proyecto Hip Hop por Mujeres?
–Lo que estoy haciendo es conectar a la gente, hacer eventos en los que las chicas se conozcan e ir formando grupos. La idea es llevar a Málaga el grupo que se forme en Madrid y a Madrid el que ya se ha creado en Málaga. A veces parece que hay murallas que no dejan salir hacia afuera el talento y hay que trabajar para dar a conocer a la gente.
–¿La cultura urbana tiene suficiente representación femenina?
–Sí, hay muchísimas, pero todavía no están interconectadas. Después de varios años se ha conseguido un público que está empezando a brotar. Las artistas se van conociendo un poco más y se empiezan a seguir. El problema es que estas artistas necesitan una consistencia sólida detrás para que tengan tablas en los directos, que tengan su público fijo que las vaya a ver, que cada vez se las conozcan en más ciudades... Haberlas las hay, lo que pasa es que no tienen el mismo soporte que ellos. No aparecen tanto en carteles ni tienen tantas seguidoras.
–¿Cuesta más siendo mujer tener un hueco en este mundo?
–Siempre, para todo. Para todo hay que decir tres veces “mira cómo lo hago” y a la tercera vez, cuando ven que lo haces bien, te valoran. Tienes que demostrar mucho más. Estaba en un colegio dando un taller de género con motivo del 25 de noviembre, se creó un grupo de chicos y cuando una chica quiso entrar los niños le dijeron que no. Con 8 años ya se están creyendo mejor que ellas. Así que desde esa edad hay que estar demostrando cosas, cuando te dicen que no puedes jugar al fútbol porque eres peor o no puedes rapear, te prejuzgan, te ven inferior y hay que demostrar mucho.
–¿En el feminismo todavía queda mucho por hacer?
–Queda mucho, pero sí que veo un cambio y una evolución. El feminismo es un camino muy amplio y no sólo es trabajo de las mujeres, sino trabajo de los hombres. También tiene que ser la lucha del hombre, por ser feminista y tener un lugar en un mundo que verdaderamente suponga una evolución del pensamiento.
–¿Y el hombre ha asumido ya que es necesario en esta lucha?
–Creo que no y hasta que no salga a la calle y diga que quiere criar a sus hijos, llorar si hace falta, pintarse o no tener este poder no habrá igualdad. Si no será una guerra contra un muro. Hasta que los hombres no cojan ese lugar en el feminismo no vamos a tener verdadera igualdad. Las mujeres llevamos luchando muchos años, pero el hombre también se tiene que posicionar.
–Como rapera, ¿el camino ha sido difícil?
–Las mujeres hemos tenido que demostrar mucho más, no flaquear ni quedarse en el camino, llevamos años rapeando y haciendo lo mismo que ellos y no se nos escucha. Vi una entrevista a la primera rapera en España y la pregunta inicial del periodista, allá por los años 90, fue: “¿Te quieres casar?”. A una mujer guapa rápidamente se la objetualiza y hoy todavía sucede. Los medios de comunicación en eso tienen una gran responsabilidad.
–¿Por qué una mujer no puede ir sola por la calle?
–Nos consideran inferiores, así que una mujer sola por la calle es alguien indefenso. Es muy triste. Cuando ocurre algo como lo de Laura Luelmo rápidamente todas hacemos post en Instagram, iniciamos movidas, escribimos canciones, salimos a la calle... ¿Pero los hombres qué hacen? No se posicionan con respecto a esta clase de actos, muy pocos lo hacen, la minoría. Pero es que la mayoría es la que tendría que clamar contra esa clase de personas. Ésa es la búsqueda.
–¿Cómo el rap puede ser una herramienta de transformación social?
–Porque el rap es una voz, algo directo que llega a la gente, y con un sentido de comunidad y unión. Para mí los valores fundamentales del hip hop son paz, amor, unidad y respeto. Se puede trabajar sobre estos valores. Además, es una música que te empodera muchísimo. Puede servir para sanar porque te sube la autoestima, sirve para soltar toda esa rabia, es un canal de emociones y sentimientos. Para los adolescentes también supone una forma divertida de trabajar un discurso. Además, se crean unas dinámicas muy interesantes para reflexionar. Sirve para sacar el subconsciente que tenemos dentro y poder transformarnos
–En el trap y el reggaeton hay letras que dicen poco en favor de la igualdad...
–Pero yo no le echo la culpa al género en sí, sino que el género está dando lo que la gente pide. Tenemos a toda una nueva generación que no tiene las aspiraciones de cambio que tenía la mía, la del hip hop. El trap es un reflejo de alguien que está muy perdido en esta sociedad tan rápida y superficial, que sólo quiere tener dinero. Esa música es un reflejo de lo que está ocurriendo en la sociedad, no es que sea mala ni buena. Yo la escucho y no me cambia la cabeza, pero sí a la gente que no le interesa más que eso.
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