Dos mendigos mantienen una agria disputa para ver quién se quedaba con una rincón para pedir limosna en la puerta de la Virgen de las Angustias
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CARLOS MORÁN | GRANADA
Fachada de la Virgen de las Angustias. /R. L. P.
La Carrera de la Virgen, a las doce del mediodía. Tras semanas de borrascas y lluvias, luce un sol espléndido en Granada. Una anciana arrugada y enjuta gimotea frente a la Basílica de la Virgen de las Angustias. Su voz es tan débil que apenas se escucha lo que dice. Ve a una pareja de policías locales y se dirige hacia ellos sin dejar de hacer pucheros. Se palpa el brazo izquierdo y señala a un joven que pide limosna en la puerta de Las Angustias. La mujer afirma que el hombre la ha echado a empujones y se ha apoderado de un rincón en el que ella pordioseaba desde "hace diez años". Los agentes preguntan al supuesto intruso y este niega que haya maltratado a la anciana. Los policías optan entonces por pedir a ambos que se alejen del lugar para evitar males mayores. Acceden, pero a regañadientes y continúan brujuleando por los alrededores de la Basílica.
Otros menesterosos les recriminan que se hayan enfrentando. "Había sitio para los dos, pero ahora ni uno ni otro", espeta una mujer que también pide en la zona.
"Con la crisis, hay más pobres que nunca. No hay para todos", se lamenta un ciudadano.
Fuentes municipales consultadas por ideal.es no lo confirman, pero tampoco lo niegan. En estos tiempos de tribulación, nada es mucho.
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