David Russell interpretó fuera de programa 'Recuerdos de la Alhambra' de Tárrega y 'Granada' de Albéniz
EMILIO LACÁRCEL
David Russell, durante su actuación. :: GONZÁLEZ MOLERO
El encargado de volver hacer sonar la guitarra en el patio de los Arrayanes, anoche, es una de las figuras más famosas en el mundo de la guitarra clásica, el escocés David Russell, que con su guitarra amplificada interpretó un programa muy heterogéneo en el que pudimos escuchar desde piezas barrocas, clásicas, autores nacionalistas españoles, contemporáneos e incluso música tradicional celta. Para comenzar el recital, Russell interpretó la 'Rossiniana nº 3 op. 121' de Mauro Giuliani en la que el compositor italaino evoca con la guitarra la riqueza melódica y el virtuosismo vocal tan característicos de Rossini, consiguiendo el guitarrista transmitir esa sensación de gracia y vitalidad que requería la obra. A continuación escuchamos las 'Sonatas en re mayor, K. 490 y 491' de Domenico Scarlatti, compositor italiano totalmente vinculado a España, lo cual se deja notar en muchas de sus obras inspiradas en las fiestas y en la música española; tal es el caso de estas sonatas para clave, inspiradas en la Semana Santa. Después, y dando un salto cronológico enorme, Russell interpretó los 'Valses poéticos' de Enrique Granados, transcripción de los originales para piano que pusieron punto final a la primera parte.
La segunda parte continuó con la mezcla de épocas y estilos, comenzando con 'Vingt-sixiéme ordre' de F. Couperin para pasar acto seguido a la única pieza de Manuel de Falla escrita para guitarra, 'Homenage. Pour la tombeau de C. Debussy', ejecutada con muy buen gusto por el guitarrista escocés. Seguidamente escuchamos una pieza de una de las figuras más importantes de la guitarra clásica actual, el brasileño S. Assad, llamada 'Sandy,s portrait', cuyo lenguaje contemporáneo no está reñido en ningún momento con la melodía, siendo a obra de un gran interés. Otro cambio radical fueron las tres piezas celtas que Russell ejecutó con habilidad y musicalidad y que pusieron punto final al programa. Fuera del mismo, Russell interpretó 'Recuerdos de la Alhambra' de Tárrega, 'Granada' de Albéniz y 'El último trémolo' de Agustín Barrios en lo que supuso la esperada vuelta de la guitarra clásica al patio de los Arrayanes, vuelta muy celebrada por el público que aplaudió calurosamente al maestro David Russell.
Una larga tradición
Con la actuación de anoche, Russell suma su nombre a la larga tradición guitarrística que acompaña a la historia del Festival. Nombres que bien pueden considerarse míticos como los de Andrés Segovia, Regino Sáinz de la Maza, Narciso Yepes, Alirio Díaz, y posteriormente toda una generación, o varias generaciones, de guitarristas importantes que han ido desfilando por los escenarios del Festival. Incluso, tras la muerte de Segovia, se llevaron a cabo unos importantes ciclos de guitarra a los que prestaron su categoría artística intérpretes de la más alta calidad, como por ejemplo María Esther Guzmán, entre otros muchos muy cualificados.
Por comprensibles razones de edad, no he podido disfrutar de la gran maestría de don Andrés Segovia, no he podido escuchar a otro de los grandes como don Regino, ni a don Narciso Yepes. Pero todos los que tuvieron la suerte de escucharlos hablan y no paran de la enorme categoría que atesoraban, de la excepcional calidad de su sonido, de su gran maestría. Si repasamos los libros que se han ocupado de la historia del Festival granadino, podemos comprobar la importancia, la relevancia, que siempre ha tenido la guitarra, noble instrumento donde los haya, en las programaciones del Festival, como no podía ser de otra manera. Y como anoche ocurrió con el intérprete escocés David Russell.
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