Albuñol asiste a un proceso histórico: recuperar 22 hectáreas de arena junto al mar donde antes había más de cien invernaderos
Hace 40 años la desgracia se curó a golpe de invernadero. Una riada arrambló con Albuñol y los vecinos que habían perdido todo instalaron –con todas las bendiciones– fincas bajo plástico en una lengua de tierra que surgió en primera línea de playa.
Después de una guerra larga de papeleo ya se han levantado las más de cien propiedades agrícolas que estaban en dominio público marítimo-terrestre, una zona 'sagrada' en la que sobraban, según entendía Costas.
Los agricultores se han aferrado este tiempo a los suspiros que les iba brindando la burocracia pero no han tenido más remedio que rendirse ante este 'desahucio' masivo de invernaderos, que se ha llevado a cabo en poco más de un año.
Y ahora, al quitar esos tomates, esas habichuelas y esos plásticos que conservaban el calor, Albuñol se ha topado con una playa nueva de 22 hectáreas, que todavía ni es playa ni se lo parece, que es, por ahora, no más que un descampado que pega al mar.
Albuñol tiene ahora un reto apasionante: ganar playa y darle vida para que el municipio pueda plantearse salir en los mapas de los lugares turísticos. En El Pozuelo –uno de los anejos albuñolenses– hay una playa (la de toda la vida) a la que la mar le pega bocados excesivos, que tiene un paseo, un bloque de pisos y un hotel pequeñito. Después hay una rambla, y tras ese muro una zona de nueva playa, en la que ahora ha crecido lo verde, aún quedan las maderas que eran los cimientos de algunos invernaderos y una finca, en la esquina, pequeñita que representa a la resistencia y que por mor de los mapas y del deslinde no ha tenido que marcharse.
El municipio ha recuperado tres zonas en las que en vez de invernaderos ahora hay estos terrenos con restos de lo que fueron. Una de La Rábita a la rambla de Albuñol, otra de ahí a Huarea y otra hasta la playa del Búho. Hasta ahora su litoral estaba cortado por estas zonas de fincas y ahora es una gran extensión que puede rondar los 3 kilómetros de largo.
El Boletín Oficial de Estado a recogido, este jueves, la licitación de la redacción del proyecto de acondicionamiento de la fachada marítima de Albuñol, algo que según la alcaldesa, llega tarde porque reconvertir esa zona en playa es «una emergencia». María José Sánchez considera que ese suelo contaminado hay que retirarlo cuanto antes. De hecho, el proyecto conllevará la extracción de una fina capa de arena donde se han ido acumulando los fitosanitarios.
La alcaldesa de Albuñol está contenta con que ya se haya licitado la redacción del proyecto de la recuperación de litoral y de sendos espigones: uno en El Pozuelo y otro en La Rábita, donde el mar llega a las viviendas y es de «extrema necesidad».
Cuando los espigones retengan la arena y Albuñol tenga sus 22 hectáreas de playa, pelearán por conseguir una senda litoral y un paseo marítimo para recorrerlo todo y para que a este municipio lleguen las viviendas y los hoteles, que se fueron aburridos al ver que la playa seguía siendo de plástico.
Pero ahora, bajo esas estructuras ha nacido una nueva zona de playa sobre la que pronto se podrá actuar, para que vaya cogiendo el aspecto que tiene el litoral y para que las sombrillas vayan llegando. En vez de tomates, habrá toallas y en este municipio esperan que ese turismo pueda darles de comer, como les dieron estas fincas junto al mar, cuando la lluvia les quitó el presente.
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