martes, 5 de febrero de 2019

Esto es lo que le pasa a tu organismo cuando odias tu trabajo elhuffingtonpost

"En un empleo tóxico, el sistema nervioso está constantemente al límite".


DANE_MARK VIA GETTY IMAGES
Todo el mundo puede tener una semana mala en el trabajo, pero deberías vigilar que esa semana no se convierta en un interminable estrés laboral que te debilite y socave tu salud.
Hay demasiada gente atrapada en trabajos tóxicos y es un problema que tanto los empleados como los jefes deberían tomarse más en serio. Jeffrey Pfeffer, profesor de Conducta Organizacional en la Universidad Stanford y autor de Dying for a Paycheck, descubrió a través de su investigación que la mala gestión de las empresas estadounidenses ocasionaba el 8% de los costes sanitarios anuales y está relacionada con 120.000 muertes más al año en todo el país.
Quizás tu propio organismo sepa antes que tú que tu trabajo es el responsable del estrés que sufres y te envíe señales de alarma.

No puedes dormir

"Muchas veces, lo primero de lo que se habla es de las noches sin pegar ojo. La gente dice no ser capaz de dormir porque su mente está a tope o porque no es capaz de mantenerla en calma. Muchos se despiertan en mitad de la noche pensando en su lista de tareas", comenta la psicóloga clínica Monique Reynolds, del Center for Anxiety and Behavior Change.
Un par de noches sin descanso no suponen mucho problema, pero si se convierten en un patrón, puede significar que el estrés de tu trabajo se ha vuelto tóxico.
"Si está siempre relacionado con el trabajo, es señal de que algo no va bien", asegura Reynolds.

Sufres dolores de cabeza

Los músculos se tensan para proteger el cuerpo de lesiones. Cuando percibes tu lugar de trabajo como una zona peligrosa, tus músculos permanecen en tensión, según la Asociación Estadounidense de Psicología. La tensión crónica en el cuello, en los hombros y en la cabeza se asocia con las migrañas y las cefaleas de tensión.
"El estrés provoca síntomas fisiológicos que se manifiestan en forma de dolor", señala Reynolds.

Sufres dolores musculares

Cuando tu trabajo es tóxico, puede hacerte sentir como si estuvieras luchando contra un tigre salvaje sobre tu escritorio. Ante lo que se percibe como una amenaza, el cerebro hace que el organismo se inunde de adrenalina y otras hormonas del estrés.
"El sistema nervioso está constantemente al límite en un empleo tóxico. Hace que estemos siempre en guardia, preparados para reaccionar ante un jefe o compañero desagradable", sostiene Reynolds.
Si escribiendo simples correos estás con la espalda encorvada y la mandíbula apretada, puede significar que tu empleo te está costando la salud.

Tu salud mental empeora

Reynolds señala que el aumento del estrés puede empeorar problemas de salud previos: "Una persona con tendencia a preocuparse mucho, en un ambiente de trabajo tóxico puede exacerbarse y cruzar el umbral clínico".
Si sientes que tus jefes siempre buscan sacarte faltas, tu salud mental paga la factura. Un análisis de 279 estudios asoció las injusticias en el trabajo con informes de sofoco o depresión.
E. Kevin Kelloway, director de investigación sobre salud psicológica laboral de la Universidad St. Mary's (Canadá), advierte que el trato injusto en el trabajo puede provocar un exceso de estrés.
"Las injusticias son un factor especialmente estresante porque nos afectan en la esencia de nuestro ser. Cuando me tratas de forma injusta, atacas mi dignidad como persona, sobre todo al decir que no merezco un trato justo ni como el que reciben los demás", explica.

Enfermas más a menudo

Si no dejas de resfriarte, piensa en cómo te hace sentir tu trabajo. Una amplia investigación demostró que el estrés crónico pone en peligro el sistema inmunitario, haciéndote más susceptible a contraer enfermedades.

Pierdes interés en el sexo

El modo en que pasas el tiempo refleja lo que valoras. Cuando te llevas el trabajo a casa, tus relaciones pueden sufrir. La Asociación Estadounidense de Psicología indica que cuando las mujeres tienen que gestionar el estrés profesional además de sus continuas obligaciones personales y financieras, su apetito sexual se ve reducido. En el caso de los hombres, el estrés provoca una reducción de testosterona, lo que también da lugar una menor libido.
"Tiene que haber cierto grado de relajación para que surja la excitación. También influye el factor tiempo. Hay mucha gente que asegura que no tiene tiempo para el sexo", expone Reynolds.

Estás siempre cansado/a

Esto es fatiga, una sensación de agotamiento hasta los huesos que ninguna siesta ni fin de semana de descanso parece curar.
Kelloway señala que "no hay una forma específica de reaccionar a un lugar de trabajo tóxico", pero que la fatiga está entre los síntomas habituales que suelen sufrir los trabajadores.
Los empleos tóxicos pueden crear una espiral agotadora, según Pfeffer. "Te sientes desbordado porque trabajas demasiado tiempo y trabajas demasiado tiempo porque te desborda el trabajo", detalla.

Sufres molestias gastrointestinales

Indigestión, estreñimiento e hinchazón son síntomas asociados al estrés, ya que este afecta a la digestión y puede alterar la flora intestinal, lo que a su vez tiene consecuencias sobre el humor.
Por eso a veces sufres retortijones estomacales cuando no estás de buen humor, aclara Kelloway, que conoce esta sensación por su experiencia en un trabajo tóxico.
"Cuando llevaba unos seis meses, me empecé a dar cuenta de que todos los domingos por la tarde sufría dolor de estómago. No fue el síntoma en sí, sino el momento en el que aparecía (cuando me ponía a pensar en lo que tenía que hacer el lunes por la mañana) lo que me hizo darme cuenta de la relación con el trabajo. Todos los síntomas desaparecieron cuando dejé el trabajo y empecé en otro", recuerda.

Experimentas cambios en el apetito

El apetito está estrechamente relacionado con el cerebro. Bajo situaciones de estrés intenso, tu sistema de reacción a situaciones de peligro libera adrenalina, lo que le dice al cuerpo que detenga la digestión para centrarse en salvarte de lo que percibes como un peligro, según la Harvard Health Letter. Sin embargo, en situaciones de estrés prolongado, las glándulas suprarrenales liberan cortisol, lo que aumenta el hambre. Cuando el trabajo te causa estrés durante mucho tiempo, quizás recurras a la comida en busca de consuelo.
Harvard también advierte que los alimentos azucarados atenúan las reacciones y las emociones asociadas al estrés, motivo por el que son vistos como alimentos de consuelo, pero se trata de un hábito poco saludable que conviene evitar.

¿Qué puedes hacer para combatir estos problemas?

Tómate descansos. Una vez que tu organismo se ha puesto en modo de alerta máxima para defenderte de exigencias poco razonables y jefes desagradables, tienes que permitirle un descanso. "Si no damos a nuestro sistema nervioso la ocasión de relajarse y reiniciarse, empieza a ocasionar daños a largo plazo", avisa Reynolds, quien también comenta que tener compañía fuera del trabajo, la meditación y el ejercicio ayudan a contrarrestar los síntomas del estrés.
Reformula tus pensamientos negativos. Uno de los principios de la terapia conductista cognitiva es que lo que piensas puede cambiar cómo te sientes. "No todo el mundo puede cambiar de trabajo, pero sí que podemos centrarnos en las situaciones que están bajo nuestro control", recomienda Reynolds. Puedes utilizar el mindfulness para gestionar los pensamientos negativos sobre cómo ha ido la presentación o sobre qué piensan los compañeros de trabajo sobre ti.
Deja el trabajo. Puedes considerar estos síntomas como señales de que necesitas un nuevo trabajo o irte a otra parte. Pfeffer dice que las horas interminables, la falta de autonomía, el horario impredecible y la precariedad económica son factores que contribuyen a generar un lugar de trabajo que los empleados deben dejar atrás, no simplemente afrontar. "Hay que solucionar el problema de raíz, no tratar los síntomas", sentencia.

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